Con el inconstitucional allanamiento y toma de la Sede Nacional de la Casa de las Culturas Ecuatorianas en Quito, por la fuerza policial durante la mañana y noche del 19 de junio, se abre uno de los capítulos más oscuros para la democracia y el respeto a las libertades públicas a nivel nacional.
Nuevamente la CCE, como en los viejos tiempos de dictaduras civiles y militares del Ecuador de las décadas del 60 y 70, hoy es el blanco de ataques desde el poder político neoliberal de turno, que tradicionalmente, al sentirse acorralado por las demandas populares, impone la censura y la persecución a los artistas, a los intelectuales y sus instituciones.
Siempre las minorías que controlan el poder político y económico de nuestro país le han tenido miedo a la cultura. La detestan por su carácter crítico, contestatario, cuestionador, de resistencia y movilizador; tratando persistentemente de ejercer control y manipulación para el servicio de sus propios intereses. La memoria social no olvida los momentos de oscuridad, represión y censura que el país ha vivido contra la cultura.
La dictadura militar en 1963, mediante decreto, destituyó a los directivos de la CCE a nivel nacional; imponiendo en su dirección a Jaime Chávez Granja como presidente de la Matriz y a Rodrigo Borja Cevallos, como Secretario General. El 14 de agosto de 1963 los militares colocan en la presidencia del Núcleo del Guayas a Miguel Roca Osorio quien renunciaría cuatro meses después, reemplazándolo vergonzosamente Abel Romeo Castillo, hasta el derrocamiento de la Junta Militar el 30 de marzo en 1966.
El 25 de junio de 1970, la dictadura civil de Velasco Ibarra, interviene la CCE a través de su ministro de Gobierno Galo Martínez Merchán, tomando posesión de sus instalaciones y llevando a prisión a varios artistas; entre ellos su presi-dente, Oswaldo Guayasamín.
La dictadura militar encabezada por el General Rodríguez Lara en 1972, cesa en funciones al presidente de la Matriz, el pintor guayaquileño Segundo Espinel e impone a Gonzalo Abad Grijalba y en 1973 coloca al Coronel Fausto Bayas. En el núcleo del Guayas de la CCE en 1974 asume el Capitán de Navío Aníbal Carrillo Páez como director.
Con el retorno a la democracia en 1979, las secuelas contra el atropello a la Casa parece que no terminaron. Durante el Gobierno neoliberal de Febres Cordero, agentes de seguridad política allanaron la sede del Núcleo de Manabí, violentando nueva-mente su autonomía y sus procesos de creación.
Es un hecho que la configuración de un sistema progresivo de represión estatal, es un peligro para la democracia del país. El establecimiento de este sistema implica una mayor concentración de poder en manos del gobierno de Lasso, que, al no atender las demandas de los sectores populares e indígenas históricamente marginados; estaría proveyendo claros síntomas de una posible dictadura civil.
Hoy, más que nunca, la CCE necesita del apoyo de todas y todos los ecuatorianos para seguir siendo un espacio de encuentro, de creación y de debate, en el que se pueda construir una nación con libertad, democracia y justicia social; sin mordazas, ni temor de represión y violencia estatal.
Nota de Rebelión: Al cierre de esta edición del 24 de junio los manifestantes indígenas, campesinos, obreros, estudiantes, mujeres, profesionales, artesanos habían retomado la Casa de las Culturas y se encontraban en Asamblea en ese lugar.
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