El Yasuní es un parque nacional ecuatoriano situado en la Amazonía. Solamente en una hectárea de su bosque se pueden encontrar más especies que en todo Estados Unidos y Canadá juntos, lo que lo convierte en uno de los pulmones más importantes que tiene este planeta. El Yasuní se encuentra hoy amenazado por las políticas […]
El Yasuní es un parque nacional ecuatoriano situado en la Amazonía. Solamente en una hectárea de su bosque se pueden encontrar más especies que en todo Estados Unidos y Canadá juntos, lo que lo convierte en uno de los pulmones más importantes que tiene este planeta. El Yasuní se encuentra hoy amenazado por las políticas petroleras del gobierno de Ecuador encabezado por Rafael Correa. Lo Yasunidos, una organización de la sociedad civil ecuatoriana, lucha por la defensa de su parque nacional. Hablamos con Xavier, miembro de este colectivo, para que nos acerque la realidad de este conflicto que, como él bien dice, «es algo que nos incumbe a todos.»
Ecuador es uno de los países más pequeños de Latinoamérica, tiene frontera con Perú al sur y Colombia al norte. Durante los últimos años de los 90 y principios de la década de 2000, el país sufrió una profunda crisis financiera que trajo consigo la quiebra de varios bancos. Hubo una migración masiva hacia EEUU y como es sabido también hacia España. Se perdió el sucre, la moneda del país y se pasó a tener una economía dolarizada, dependiente del dólar. En 2006 llega a la presidencia Rafael Correa, aupado por una gran esperanza social de generar cambios importantes. «Anteriormente los presidentes apenas duraban un año, en un contexto de crisis, protestas sociales, constantes cambios políticos y un clima de gran inestabilidad social.»
La llegada de Correa trajo la estabilidad demandada y así se lograron varios logros importantes, como el acceso a la salud y la educación para muchos ecuatorianos. Sim embargo lo que no ha cambiado es la dependencia de la economía ecuatoriana del petróleo. La economía está basada mayormente en el negocio del petróleo, más del 40% de los ingresos estatales provienen de la extracción de crudo. Los cambios sociales que se vieron en el país se basaron en el aumento del barril de crudo de los 20 dólares que costaba en el año 2000, a los 100 dólares que cuesta actualmente. «Este crecimiento económico sustentado en la explotación de un solo producto, hace que nuestra economía sea muy vulnerable y dependiente de la situación internacional. El discurso es que la llegada del progreso depende de la explotación de los recursos del país y claro está de nuestras reservas de petróleo. Pero llevamos desde los años 70 extrayendo crudo y hasta ahora no hemos visto que la pobreza haya desaparecido en el Ecuador. Con todo, el gobierno sigue empeñado en mantener esta economía petrolera basándose en la paradoja de que para dejar de ser un país petrolero, primero debemos extraer todo el petróleo que tenemos.»
Como es sabido, la extracción de recursos en general y de petróleo en particular, lleva consigo en la gran mayoría de casos sino en todos, profundos daños ambientales. La oposición de gran parte de la sociedad y principalmente de campesinos, indígenas y ecologistas, ha supuesto un duro enfrentamiento con el gobierno que se ha mostrado inflexible en sus políticas. Colocándose en una situación de conmigo o contra mí, el gobierno de Correa ha perseguido a los ciudadanos, criminalizando a campesinos, enjuiciado y reprimido a los movimientos sociales y restringido enormemente la libertad de expresión, lo que llevado a un desencanto generalizado con sus políticas. Uno de los avances que se lograron con la nueva constitución impulsada en 2008, fue el de la consideración de la naturaleza como sujeto de derecho, algo que no ocurre en ninguna otra parte del mundo. «Según estas leyes la naturaleza tiene derechos que deben ser respetados para su conservación, siendo la propia ciudadanía la responsable de proteger estos derechos y exigir que se cumplan. Para ello la nueva constitución también recoge el derecho a la resistencia contra la vulneración de dichos derechos. Pero lastimosamente en la práctica los derechos son vulnerados y las personas que los defienden criminalizadas por obstaculizar lo que llaman el progreso del país.»
La política de extracción de recursos se produce sobre todo en las zonas de mayor biodiversidad, lugares que son clave para la defensa planetaria del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Allí habitan indígenas y campesinos que viven de la tierra y están muy arraigados a su territorio. «Otro de los artículos importantes que guarda la nueva constitución y que es uno de los logros de los movimientos sociales, es el de la soberanía alimentaria de los pueblos, a fin de que puedan cultivar sus propios alimentos de acuerdo con sus parámetros culturales. Sin embargo con la explotación de sus tierras para la extracción de recursos, está gente se ve desplazada como ya ocurrió con la llegada de proyectos mineros en la frontera sur con Perú; allí los campesinos se fueron sin recibir compensación alguna. La mayoría de desplazados acaban en Quito o Guayaquil, aumentando los cinturones de pobreza de las grandes urbes del país quedando invisibilizados, ese es el coste de su progreso.»
Después de hacer un repaso a la situación general del país, Xavier nos sitúa en el parque nacional Yasuní. «Es uno de los más importantes no sólo de ecuador sino del mundo, un orgullo para todos nosotros. Hay reservas de agua, árboles y bosques nativos, especies de animales únicas, además es zona de refugio para pueblos indígenas en aislamiento voluntario.» Los Tagaeri y Taromenane no han tenido contacto con la civilización occidental y según el derecho internacional se debe proteger su derecho a no quererse involucrar con la modernidad.
Pero a pesar de todo esto el gobierno tiene intención de seguir con su política petrolera y extraer crudo en el Yasuní. «Para llevar a cabo el proyecto propone una empresa estatal pero el interés real responde sobre todo a la presión de China. La deuda externa ecuatoriana es con el gobierno chino al que le interesa tener una reserva de petróleo importante y así financia la deuda y presta dinero a Ecuador cambio de su petróleo.» El gobierno asegura que los daños para el Yasuní serán mínimos, sin embargo por muy puntera que sea la tecnología que se vaya a emplear, nadie puede garantizar que no haya derrames ni daños ambientales. La mala experiencia tiempo atrás con la compañía Texaco en la Amazonía es una prueba de ello. «Entonces la empresa se marchó tras extraer el petróleo sin reparar los daños que causó y con un juicio pendiente que se demora ya más de 20 años.» El crudo que se quiere extraer en Yasuní es pesado; a diferencia del liviano más caro en el mercado y que no necesita apenas ser refinado debido a la gran cantidad de azufre que lleva, el crudo pesado es de menor calidad, necesita un mayor proceso de refinamiento y tiene un alto coste de extracción.
El colectivo Yasunidos nace para intentar parar el proyecto petrolero en el Yasuní. Se trata de un colectivo de la sociedad civil de lo más variado; ecologistas, defensores de los derechos de los animales, estudiantes pero también artistas, músicos o economistas. A todos les une la defensa del Yasuní y la motivación de pensar en una sociedad postpetrolera. «Nos empezamos a juntar para promover una movilización ciudadana y se propuso realizar una consulta popular para que la gente pudiera expresar su opinión acerca del proyecto petrolero en el parque. Para realizar la consulta se necesitaba reunir 600 mil firmas y en año y medio logramos más de 800 mil.» Pero el gobierno anuló más de la mitad en un proceso vergonzoso invalidando firmas porque las hojas de recogida excedían 2mm los márgenes del formato oficial y alegando otros formalismos similares. «De este modo se impidió este proceso de participación ciudadana, atacado sistemáticamente por el gobierno y apoyado de forma fraudulenta por el Consejo Superior Electoral.»
Durante el proceso se trató de intimidar a los miembros del colectivo. «Se filtraron informes de inteligencia donde se seguían los movimientos de muchos de nuestros miembros, se recibían amenazas en la calle en los puestos de recogida de firmas, se pusieron todo tipo de obstáculos y se ejerció una fuerte presión por parte del estado. Con todo recogimos las firmas aunque luego las invalidaron. Hoy seguimos trabajando en la defensa del Yasuní y denunciando las prácticas amedrentadoras del gobierno de Ecuador. En nuestra última acción quisimos ir a medir una carretera que ya se está construyendo en el parque. Según la normativa ésta no podía exceder los cuatro metros cuando en realidad es casi diez veces más grande. La policía no nos dejó acceder para realizar la medición.»
A pesar de todo los Yasunidos siguen en la lucha. «Tenemos la esperanza de que no se lleve a cabo la extracción. Hay una gran difusión a nivel internacional sobre nuestra causa y muestras de solidaridad nos llegan desde Perú o Colombia de zonas donde han sufrido daños importantes por este tipo de extracciones. Nuestra idea es proteger la biodiversidad y los derechos de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario.»
La experiencia de lucha también ha servido para demostrar la fuerza de movilización de la sociedad civil ecuatoriana y las ganas de seguir adelante en sus reivindicaciones a pesar de las prácticas del gobierno. El gobierno de Correa ya ha visto como en las últimas elecciones locales su partido ha salido perjudicado sobre todo en las zonas donde se piensa extraer petróleo. Xavier argumenta que la defensa no sólo del Yasuní sino de la Naturaleza, pasa por superar la economía petrolera. Por eso desde los Yasunidos se plantean varias alternativas:
-Aumentar la carga tributaria de los grupos con más patrimonio y más ricos del país. Sólo equiparando sus impuestos al mismo nivel que los del ciudadano de a pie se pueden obtener recursos suficientes para no tener que seguir extrayendo crudo.
– La diversificación productiva del campo, basada en la soberanía alimentaria de los pueblos según su tradición local, generaría muchos más recursos.
– Del mismo modo la diversificación de la economía tanto a nivel local como nacional y la promoción de industrias y actividades financieras que no se basen en la extracción de recursos naturales.
Todas estas alternativas postpetroleras son en las que se propone que se trabaje desde Yasunidos y aunque son conscientes de que se trata de un proceso largo, están convencidos de que promover políticas públicas en este sentido generaría una economía no dependiente del petróleo.
Por todo ello el compañero Xavier ve un futuro esperanzador. «La gente está cada vez más concienciada ambiental y socialmente y esto va a seguir creciendo. A pesar de la represión y la criminalización del gobierno la gente se sigue organizando y está decidida a pelar por los cambios que cree necesarios. Cambios que nos incumben a todos porque la lucha es global. El Yasuní no es sólo del Ecuador pertenece a toda la humanidad.»
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.