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La desigualdad más desigual

Fuentes: Rebelión

Las desigualdades entre países y dentro de un país son las causantes de problemas sociales inmediatos y, a la larga, hacen inviable a un país. Eso sucedió con la Sudáfrica del apartheid. Por eso acudimos al Reporte Mundial de la Desigualdades (2017, World Inequality Lab). La desigualdad de ingresos se ilustra con ciertos indicadores. Por […]

Las desigualdades entre países y dentro de un país son las causantes de problemas sociales inmediatos y, a la larga, hacen inviable a un país. Eso sucedió con la Sudáfrica del apartheid. Por eso acudimos al Reporte Mundial de la Desigualdades (2017, World Inequality Lab). La desigualdad de ingresos se ilustra con ciertos indicadores. Por ejemplo, la participación en el ingreso nacional del 10% de individuos con mayores ingresos (el decil superior) nos dice mucho: mientras esa participación sea más baja, habrá menos desigualdad. En 2016, esa participación era 37% en Europa, 41% en China, 46% en Rusia, 47% en Estados Unidos y aproximadamente 55% en África subsahariana, Brasil y la India. En Medio Oriente, la región más desigual del mundo, el decil superior se apropia del 61% del ingreso nacional. Esto nos permite ver cómo están ahora algunas regiones, pero hace falta saber qué representan estas cifras en el tiempo.
La desigualdad de ingresos se ha incrementado en casi todos los países, pero a distintas velocidades. Desde 1980, la desigualdad de ingresos aumentó mucho en Estados Unidos, China, India y Rusia, mientras creció moderadamente en Europa. En cambio, en Medio Oriente, África Subsahariana y Brasil, la desigualdad de ingresos es más o menos estable ¡aunque sigue en niveles altísimos!
Los países que fueron comunistas han tenido diversos incrementos en la desigualdad; por ejemplo, alto en Rusia y moderado en China. En los países capitalistas ricos, la diferencia es significativa entre Europa Occidental y Estados Unidos, que contaban con niveles similares de desigualdad en 1980. La participación del 1% de mayor ingreso era cercana a 10% en ambas regiones en 1980. Hoy (2016) es 12% en Europa Occidental, mientras en Estados Unidos es 20%, a la misma fecha. Los investigadores atribuyen la anomalía en Estados Unidos a la enorme desigualdad educativa y al sistema tributario cada vez menos progresivo. Por ejemplo, de cada 100 niños del decil más pobre de ese país, menos de 30 acceden a la educación universitaria, mientras 90 llegan a la universidad del decil de más altos ingresos.
Desde 1980, en casi todos los países, la riqueza nacional (pública más privada) ha crecido de manera notable. Pero la riqueza pública se ha hecho negativa o casi cero en los países ricos, limitando la capacidad de los gobiernos para reducir la desigualdad. Esos países se han vuelto más ricos mientras sus gobiernos se han vuelto pobres. La combinación de privatizaciones a gran escala con el incremento de la desigualdad de ingresos ha potenciado la concentración de la riqueza.
El incremento de la desigualdad de patrimonios ha sido extremo en Rusia y Estados Unidos, y más moderado en Europa. El incremento en la desigualdad de riqueza ha sido muy significativo en Estados Unidos, con un aumento en la participación del 1% más rico de 22% a 39% entre 1980 y 2014. El Informe presenta proyecciones de la evolución de la desigualdad de ingreso y riqueza hasta 2050. Si en el futuro las condiciones actuales no cambiaran, la desigualdad a escala mundial continuaría creciendo.
La clase media mundial en términos de riqueza se reducirá si las condiciones actuales no cambian. La desigualdad de ingresos mundial también aumentará si es que no cambian las condiciones actuales, incluso asumiendo altas tasas de crecimiento en África, América Latina y Asia. Así no podrá ser erradicada la pobreza a escala global. Para reducir esta desigualdad de ingresos hay que cambiar las políticas de impuestos, las políticas educativas y salariales. Y barrer con los paraísos fiscales.
Sin embargo, si observamos lo que sucede en la que todavía se considera primera potencia mundial, Estados Unidos (2018-07-05, Paul Krugman «Lo llaman populismo y no lo es», El País), la batalla contra la desigualdad parecería perdida. Krugman, Nobel de Economía, señala que la actual administración solo ha ayudado a las grandes empresas. Primero, ha rebajado impuestos a estas compañías y no ha subido los salarios. Luego ha socavado lo que había hecho su antecesor, Obama, en materia sanitaria. Están desapareciendo las normas que protegían a los trabajadores frente a los accidentes laborales.
La desigualdad es una calamidad social que solo puede enfrentarse con creación de trabajo digno, y dando más oportunidades en la educación de calidad. Retomemos el antiguo proverbio chino de que si das un pescado a una persona, solo le alimentas un día, pero si le enseñas a pescar, le alimentarás toda una vida. En materia de desigualdad, hay que hacer las dos cosas.
Fander Falconí: Actual ministro de Educación y excanciller de Ecuador (2008-2010).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.