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Intervención en Seminario Internacional sobre la ilegitimidad de la deuda externa (Quito, 25 a 27 de abril).

La deuda odiosa

Fuentes: CADTM

Muy buenos días a todas y todos, Resolución del Senado belga sobre deuda odiosa y auditoria Quisiera empezar con una noticia positiva sobre un pequeño avance que hemos realizado en nuestro pequeño país, Bélgica, de 10 millones de habitantes, que de manera totalmente antidemocrática tiene un poder de voto de un 5% en el Banco […]

Muy buenos días a todas y todos,

Resolución del Senado belga sobre deuda odiosa y auditoria

Quisiera empezar con una noticia positiva sobre un pequeño avance que hemos realizado en nuestro pequeño país, Bélgica, de 10 millones de habitantes, que de manera totalmente antidemocrática tiene un poder de voto de un 5% en el Banco Mundial y en el FMI, porque preside un grupo de diez países[1]. Bélgica, como ex-potencia capitalista imperialista, forma parte de los pocos Estados, muy industrializados, que se repartieron la mayoría de los votos en el Banco Mundial y en el FMI. En Bélgica, desde hace quince años, trabajamos el tema de la deuda odiosa y la necesidad de que Bélgica anule de manera unilateral la deuda cuyo pago reclama. Exigimos también auditar las deudas que diversos países tienen con Bélgica, y un control democrático de lo que hacen los representantes de nuestro país en organismos internacionales como el Banco Mundial y el FMI.

Hace tres semanas, hemos logrado un resultado: el Senado belga adoptó por mayoría, (34 votos contra 29), una resolución[2] que pide al gobierno que «organice una auditoría sobre el carácter odioso de los créditos belgas a los países en desarrollo«. En el mismo párrafo, el Senado considera «que, como mínimo, una deuda odiosa es una deuda contraída por un gobierno no democrático, que la suma prestada no ha beneficiado a las poblaciones locales y finalmente que el préstamo ha sido concedido por el acreedor en conocimiento de causa de los dos elementos precedentes«. Hay varios aspectos positivos en la resolución del Senado, como es la exigencia de que el Gobierno belga presente ante el Parlamento un informe sobre su participación en los organismos internacionales, y la propuesta al Gobierno de anular de manera unilateral las deudas odiosas.

Esta resolución es el resultado de un largo trabajo que hicimos con los partidos de centro, centroizquierda y ecologistas, logrando configurar una mayoría. A diferencia de Ecuador, en Bélgica tenemos una mayoría progresista en el Senado y, por otro lado, un gobierno de alianza entre socialistas y liberales, que están en contra de esta resolución. Sin embargo, el partido socialista, que forma parte del gobierno, apoyó esta proposición en el Senado. Es entonces una mayoría alternativa, de socialistas, ecologistas y demócrata cristianos, la que adoptó esta resolución, con el voto en contra de los liberales, que están en el gobierno, y de la extrema derecha, que también es fuerte en el Parlamento. Así, será difícil obtener (pero no imposible) que el gobierno belga aplique esta resolución del Senado. Dado que nos acercamos a las elecciones del 10 de junio 2007, junto con otros movimientos que luchan contra la deuda, con movimientos de solidaridad Norte-Sur, con la coordinación del CNCD, hacemos un llamamiento a los partidos políticos belgas y sus direcciones para que se comprometan a aplicar la resolución del Senado. Esto era la pequeña, modesta pero positiva noticia que quería darles. Yo les diría al Ministro de Finanzas Ricardo Patiño y al Presidente Rafael Correa que no se abstengan, cuando se encuentren con sus colegas belgas, de recordarles el hecho de que el Senado ha adoptado tal decisión. Ecuador forma parte de los países prioritarios en la cooperación externa belga al desarrollo y esta resolución tiene toda la legitimidad.

La deuda odiosa desde una perspectiva histórica

Quiero ahora hablar de la deuda odiosa desde una perspectiva histórica. Desde esta perspectiva, en la mayoría de los casos se aplicó la doctrina de la deuda odiosa cuando su aplicación correspondía a Estados Unidos, sobre todo: el caso EEUU versus España, en 1898, y el caso EEUU y sus aliados -Gran Bretaña-, respecto a Iraq en 2003 2004. Además de estos dos ejemplos, hay otros que también podríamos detallar pero no tenemos tiempo. Así mismo, existen excepciones. Algunos países, de manera unilateral, recurrieron a la doctrina de la deuda odiosa y en consecuencia la repudiaron. Me refiero a la revolución rusa de 1917-1918, que repudió la deuda contraída por el régimen zarista, y la deuda repudiada por la revolución cubana de 1959. Esto me lleva al punto siguiente: al estudiar la historia y las relaciones de fuerzas en el nivel internacional, me he convencido de que la aplicación de la doctrina de la deuda odiosa dependerá, en los años venideros, de las acciones unilaterales de países o de la acción conjunta de países endeudados.

Con respecto a las acciones unilaterales, los países con régimen democrático pueden perfectamente basarse en el derecho internacional sobre la doctrina de la deuda odiosa, y también sobre otros argumentos jurídicos, como el cambio fundamental de circunstancias, el estado de necesidad, etc., para declarar que una deuda es odiosa y repudiarla. No creo que haya alguna amenaza de intervención externa militar como represalia contra un Estado que tome esta decisión, si es un gobierno democrático, si no da argumentos, de acuerdo al derecho internacional, que den lugar a una intervención. En los últimos años se tomaron decisiones unilaterales que desembocaron en resultados positivos, ya sea de parte de países endeudados, ya sea de parte de países acreedores, como fue el caso de Noruega. La decisión de Noruega fue una decisión unilateral. No respetó la obligación, informal, que tiene de pasar por el Club de París. Los demás miembros del Club no están satisfechos con esta decisión unilateral. Si el Gobierno belga aplicara la resolución del Senado, sería también una decisión unilateral. Bélgica no debería pedir permiso ni al Banco Mundial, ni al FMI, ni al Club de París para hacer esto, porque si lo hiciera, no se lo darían. Estados Unidos puede hacerlo, porque tiene la capacidad de imponer decisiones al Banco Mundial, al FMI y a sus socios del Club de París, como lo hizo en varios casos en los últimos 15 o 20 años.

En cuanto a la acción unilateral de un Estado del Sur, ¿qué pasó con Argentina? A partir de finales de diciembre 2001, suspendió el pago de la deuda correspondiente a acreedores privados y al Club de París. No voy a resumir lo que hizo el gobierno de Duhalde, después el de Kirchner y el final de la negociación, pero al menos diré que fue mediante una acción unilateral que se impuso una fuerte reducción de la deuda exterior argentina. Respecto al Club de París, lo extraordinario fue que Argentina suspendió los pagos al Club, y éste no quiso llamar la atención del público sobre esta decisión: no dijo nada durante los años 2002, 2003, 2004, 2005. Sólo se supo en octubre de 2006, cuando Argentina anunció que, de manera unilateral, reiniciaba los contactos con el Club de París para llegar a un acuerdo. ¿Qué quiero decir con esto? Que la gente del Club de París teme tremendamente las acciones unilaterales. Temía que en 2003 Nigeria utilizara la misma fundamentación que Argentina. Para evitar tal situación, propusieron a Nigeria una reducción de la deuda. Esto nos muestra una imagen de una relación internacional que es claramente complicada. Existe la posibilidad de agresión militar por parte de algunos países más industrializados si tuvieran argumentos con alguna base de legitimidad, o si lograsen fabricarlos, para llevarla a cabo. Era fácil construir argumentos contra Saddam Hussein. No lo es para intervenir en Ecuador, Argentina, Brasil, Venezuela, Bolivia… que tuvieron elecciones democráticas.

Por eso, aunque tengo simpatía por la propuesta de Arbitraje Internacional de mis amigos Alberto Acosta y Oscar Ugarteche, posición compartida por Jubileo Ecuador y el gobierno de Rafael Correa, pienso que esta propuesta no puede prosperar en los próximos años. Porque para imponer la construcción de un Arbitraje Internacional, ustedes tienen que encontrar realmente a gente de los países ricos que quieran ese arbitraje. Pero la realidad es que no lo quieren. No hay un número suficiente de gobiernos que busquen esa solución. En cambio, en una situación internacional como la actual, en la que los países llamados en desarrollo tienen enormes reservas en divisas -Ricardo Patiño lo mencionó muy bien ayer-, ustedes, los países del Sur, los pueblos del Sur, utilizando el instrumento de la auditoría para fundamentar en el derecho la decisión de repudio, tienen la posibilidad de hacerlo. Si los países llamados en desarrollo, si los pueblos y los gobiernos no utilizan la oportunidad histórica actual, esta oportunidad se va a perder, porque los países del Norte ya están subiendo las tasas de interés internacional para atraer los capitales hacia Estados Unidos, Europa y Japón. El riesgo-país está históricamente muy bajo y va a ir al alza. El precio de las materias primas está sumamente alto y favorece a los países llamados en desarrollo. Los países más ricos, incluida China en este caso, están luchando para imponer una reducción del precio de las materias primas de exportación. Si los países del Sur no utilizan la oportunidad histórica, pienso que, dentro de 2, 3, 4 o 5 años, la conjunción de un alza de la tasa de interés con una caída de los ingresos de exportación desembocará nuevamente en una crisis internacional de pago de la deuda de los países llamados en desarrollo. Y ya no estarán en las mismas condiciones favorables para imponer auditorías, salvo si los pueblos del Sur se sublevaran e impusieran a sus gobiernos esta decisión radical. Quizás ocurra esto si los gobiernos democráticos no aprovechan ahora esta oportunidad histórica.

La deuda odiosa exigida por las Instituciones Financieras Internacionales

Termino diciendo que, para mí, la cuestión del reembolso de la deuda externa exigido por las Instituciones Financieras Internacionales es un tema muy importante, en términos de deuda odiosa. Recuerdo que estuve aquí, a inicios de febrero de 2000, en esta misma sala, discutiendo el mismo concepto de deuda odiosa, y analizamos también la cuestión de su extensión, de su actualización. Para mí, hay que actualizar y extender la doctrina de la deuda odiosa. Las IFI prestaron dinero a muchas dictaduras, lo mencioné ayer. Eso corresponde claramente a la doctrina tradicional de deuda odiosa: son préstamos a regímenes despóticos. Pero después de la caída de las dictaduras, en los años 80, las IFIs prestaron una cantidad tremenda de dinero a regímenes democráticos para reembolsar deudas odiosas. A partir de 1983, el presidente Raúl Alfonsín endeudó a Argentina para pagar al FMI y al Banco Mundial la deuda contraída por la dictadura, que apoyaron estas instituciones. Esas nuevas deudas se vuelven entonces deudas odiosas. Y agregaría: si tenemos organismos financieros internacionales no democráticos, dictatoriales, como lo son el BM, el FMI, el BID y otras instituciones, es el acreedor el que es despótico y el que utiliza el arma de la deuda externa para imponer políticas macroeconómicas dañinas para los pueblos y los Estados del Sur, que son las víctimas. Los márgenes de maniobra de estos países son bastante limitados ya que el BM y el FMI utilizan su posición dominante como acreedores para imponer estas políticas. Por lo tanto, las deudas contraídas con el FMI y el BM para llevar a cabo las privatizaciones, la apertura económica máxima, etc., o sea, políticas perjudiciales para los pueblos del Sur, son deudas odiosas. Los países, los pueblos, los gobiernos, tanto del Sur como del Norte, tendrían que hacer una reclamación sobre el problema de la deuda odiosa, cuyo reembolso exigen de manera ilegítima las IFI.

Muchas gracias por su atención.