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La deuda pendiente de la consulta de los Yasunidos

Fuentes: GK

La consulta popular de febrero de 2017 no acercó al Estado ecuatoriano a saldar la cuenta histórica que tiene con la sociedad civil que, cuatro años antes, pedía -y no fue escuchada- que se le permitiera decidir sobre el petróleo bajo el emblemático parque nacional amazónico.

consulta popular yasuní

Un caserío en el Parque Nacional Yasuní. Fotografía de pxhidalgo/depositphotos.

 

 

A veces pensamos que las personas jóvenes, llamadas millennials , están ensimismadas en sus aparatos electrónicos, se limitan a tomarse selfies a poner likes en las redes sociales. Pero en el 2013 nos sorprendieron esos jóvenes cuando el mismo día que el entonces presidente Rafael Correa anunciaba la explotación del Yasuní para eliminar la pobreza (vamos algunas décadas y lo que ha creado es más miseria en la zona donde se explota el petróleo y muchísima corrupción), salieron a las calles y se tomaron el centro histórico de Quito. Protestaron y fueron reprimidos. Protestaron y no les escucharon. Protestaron y les dijeron infantiles. Protestaron y recogieron firmas.

La democracia cuando es el poder del pueblo, da miedo. Y eso le pasó al señor Correa y a quienes tienen intereses económicos en la explotación de petróleo.

Sin fondos pero con ganas. Sin partido pero con ideas políticas. Sin intereses personales pero pensando en quienes nunca les agradecerán, los pueblos aislados. Salieron a las calles y recogieron firmas, pensando que la democracia directa de la Constitución era un derecho. Yasunidos se llamaron, porque estaban unidos por el Yasuní.

Cuando presentaron la pregunta, la Corte Constitucional les dijo «primero recojan las firmas y luego vemos si es constitucional». Tramposos. Así nació el fraude. La Corte se reservó el «derecho» de declarar inconstitucional la pregunta si pasaban las firmas. Cuando le conté esto a Boaventura de Sousa Santos me dijo, con una sonrisa sarcástica, «qué hijos de puta».

El Consejo Electoral les dio los formularios. Comenzaron a recoger las firmas. El presidente anunció anticipadamente que nunca alcanzarían a recogerlas. Y para que su palabra se cumpla y para confundir a las personas firmantes, organizó otros grupos y presentaron otras preguntas. La típica estrategia del poder: dividir y confundir. Varias personas promovidas por gobierno, y lo confesaron, se infiltraron en los Yasunidos para recoger mal las firmas y hacer labores de espionaje. Muchos de estos grupos recogían las firmas en el mismo lugar de los Yasunidos. Otros grupos amenazaban y hasta provocaban incidentes. A pesar de todas las dificultades y de las maldiciones del señor Correa, se recogieron las firmas.

Los Yasunidos entregaron 756.623 firmas válidas. Se necesitaban 583.704 firmas para llamar a consulta. ¿Cómo le preocuparía al señor Correa y a los empresarios petroleros este primer resultado? Seguro temblaron. ¿Cómo les daría esperanza esto a los waorani y a quienes creen en la vida y saben que el petróleo es contaminación y corrupción? Seguro estábamos felices.

En el consejo electoral (no se merecen las mayúsculas) se abrieron las cajas, perdieron cédulas, incluyeron registros, alteraron registros, sacaron un reglamento posterior a la recolección de firmas, anularon sin revisar 74.168 firmas, descartaron 183.433 firmas por poner el nombre en el apellido o la firma en otra línea o no tener un número o pesar la hoja menos gramos o por no tener la hoja un tamaño reglamentario o no poner número o porquelesdiolamalditaganadeinvalidarfirmas.

Llevaron las firmas a un recinto militar. No hubo el número de veedores igual al de verificadores. Hostigamiento. Como que cumplir un deber cívico es un acto inmoral. El asunto no lo resolvió el órgano competente sino que organizaron una comisión especial. El secreto es siempre el momento de la corrupción. El presidente de ese consejo, antes de ver las firmas, anunció ya, anticipándose, que no se iba lograr la consulta. En suma, en el gobierno del señor Correa triunfó la presunción de desconfianza de la gente y el miedo a la democracia.

Reclamo. Negado. Recurso. Negado. Audiencia. Negada. Convalidación por la forma. Negada. La consulta. Negada.

¿Saben por qué nos negaron el recurso ante el Tribunal Electoral? Habían declarado que estábamos en elecciones (no había elecciones) y dijeron que corría el plazo (todos los días) y no el término (días laborales). Y le notificaron al Dr. Trujillo un viernes en la noche y un día en que había un partido importante de fútbol. Innegable afirmar que el gobierno utilizó toda la mala fe del mundo para negar la consulta.

Mis firmas, mis cerca de quinientas firmas, fueron negadas. La razón: la cédula no tenía copia de la parte anversa. «Señores les adjunto la copia completa de la cédula para que cuenten mis firmas.» Negado. Hice un recurso y me amenazaron con denunciarme al Consejo de la Judicatura por abuso del derecho.

Al final, acabó el caso siendo denunciado, y está en trámite, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Pero estamos en una fase de transición y las esperanzas renacen. Queremos una nueva institucionalidad, queremos autoridades comprometidas con la democracia y la participación, queremos justicia, queremos reparación, queremos Yasuní sin petróleo.

El Consejo Nacional Electoral (con mayúsculas ya) nos ha escuchado, ha mirado con seriedad el caso, ha atendido el llamado de la Defensoría del Pueblo para que se repare por la violación a los derechos de participación de los Yasunidos y de las cientos de miles de personas que firmaron por el Yasuní.

Sabemos que el fraude fue completo. No solo que negaron la consulta sino que, estamos convencidos, alteraron los registros. Cabe una auditoría independiente que determine que las firmas se entregaron, se alteraron, se negó arbitrariamente la consulta y que amerita la reparación integral: consulta en marzo del 2019.

No queremos una pregunta a medias, como la que se hizo en febrero de 2017. Queremos una pregunta seria y que el Ecuador decida algo tan importante como la vida de los pueblos en aislamiento y la megadiversidad del Yasuní.

Consejo Nacional Electoral: permítanos defender el Yasuní con votos y que los Tagaeri y Taromenani no tengan que defender su vida y su territorio con lanzas. Queremos vida, no muerte. Queremos consulta, no imposición. Queremos naturaleza, no petróleo.