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La disyuntiva de la pandemia del covid-19

Fuentes: Rebelión

La disyuntiva de la pandemia del covid-19 es: economía o vida.

La izquierda siempre apostó y apostara por la salud y por la “vida”.

La derecha que está liderada por las grandes corporaciones, que apuestan por la “economía” por encima de la vida. Es decir, por el sacro-santo crecimiento oligárquico (el único que existe). Y las corporaciones defienden no cerrar fábricas, aunque mueran millones de trabajadores.  Y todo esto también tiene algo que ver con su componente eco-fascista y necro-política, que aspira al exterminio de miles de millones de humanos.

“La izquierda-B” (en el fondo caprichosos deslumbrados por el consumismo burgués, adictos al consumismo de las terrazas y discotecas) son tan fundamentalistas como Trump, Bolsonaro, el Boris, la Ayuso…”la izquierda-B” comulga con la rueda de molino de que “el crecimiento genera empleo” y ni se enteran, de que, generalmente y más bien, sucede lo contrario, lo destruye. Tampoco se enteran de que defendiendo el negacionismo pandémico, hacen el juego a los crecentistas oligárquicos que les están explotando. Estos crecentistas niegan, por encima de todo, el covig19… porque no quieren que se cierren las fábricas, aunque mueran por millones sus trabajadores, pues hay que mantener y aumentar la sacratísima y a la vez suicida llama del crecimiento oligárquico.  

Y los de “la izquiera-B”, ¡alé!, a dar su vida al covid19, por los patrones que los masacran, por la llama sacratísima del crecimiento oligárquico, por seguir con el botellón irresponsable y evasivo, y en algunos casos tienen la convicción de que son la izquierda revolucionaria. Como el PSOE que tiene que proclamar “SOMOS LA IZQUIERDA”, en las campañas electorales, para que nos lo creamos.

Tanto éste gobierno de coalición, como el gobierno de la Comunidad de Madrid que, (puede que de forma forzada) se encuentran manipulados por los crecentistas oligárquicos, en esta segunda ola de covid-19, se han visto forzados  ha cambiar el enclaustramiento total de la ola de marzo-2020, (que tenia el lado positivo de una huelga general indefinida), por un toque de queda solo nocturno en casa, para que los trabajadores puedan ir en masa en metro a las seis de la mañana al curro y para que así no se doblegue la curva de crecimiento oligárquico.

Y todo esto, incluso acosta de mantener empinada la curva de las muertes por covid19. Y en efecto así ha sido la curva del crecimiento del PIB decreció con el confinamiento desde marzo. Pues bien desde que comenzó el toque de queda nocturno, en casa, sobre hace un mes, y se obligó a ir al trabajo de las multinacionales en metro por el día durante todo el mes de octubre del 2020 sorpresivamente ha habido un empinado crecimiento en la curva del PIB, pero ello a costa de que también se empinara potentemente la curva de muertes por covid-19.

Y ante el vertiginoso ascenso de la curva pandémica se le echa la culpa al botellón y ya está. Y esto no quiere decir que el botellón y la obsesión por las terrazas, bares y discotecas no influyan enormemente en la expansión del covid19.

Lo que si que es cierto, es que el cierre de fábricas y comercios puede suponer el crack del sistema y originar un paro masivo a los del trabajo enajenado-asalariado y a los emprendedores autónomos. También se producirá un gran estancamiento en la “loca economía oligárquica”, aunque ya empieza a ser hora de que esto suceda.

Amigos de “la izquierda-B”, menos protestar por no poder seguir con el momo evasivo de los botellones y más plantearse una ya indispensable huelga general indefinida, que además es lo que rabiosamente está haciendo falta: una huelga general indefinida tanto laboral como de consumo.

Pero somos totalmente incapaces de abandonar en mono del consumismo incluidos los de “la izquierda-B”. Además, este momento pandémico puede resultar una buena coyuntura y ocasión para iniciar este tipo de huelga.

Entre otras cosas, para que no nos obliguen a ir al trabajo en condiciones tan peligrosas como el metro abarrotado. Sí, huelga general indefinida es lo que tendríais que hacer si de verdad fuerais de “la izquierda-A”.

Pues bien, ya están sonando los clarines del multi-colapso (económico, social, sanitario, ecológico,… cuanto mas tarde llegue este multi-colapso más degradado quedará todo a causa del neoliberalismo global: economía, sociedad, sanidad, ecología, etc. Lo urgente es preparase para el post-colapso, que ya está aquí. Lo de la “nueva normalidad” igual a la anterior es una quimera. Vivimos un momento histórico. Estamos en medio de un cataclismo. Y es urgente prepararse para el post-colapso mediante un habituamiento a una austeridad digna, que es sana. Ahora bien, austeridad para todos y cada uno de los terrícolas; que no se escaqueen, una vez más, los oligárquicos.

Pero desde el punto de vista del crecimiento oligárquico del PIB el gobierno de España esta imitando lo que en su día hizo el gobierno chino el cuál inició una nueva “normalidad” utilizando como herramienta los que algunos ya llaman “revancha a la contaminación” que consiste en reimpulsar la economía de forma que genere una recuperación del PIB perdido durante el enclaustramiento, a base de iniciar una nueva etapa que desconsidere completamente los graves efectos contaminantes y el mantenimiento del productivismo esclavo. Incluso regresando al súper contaminante carbón como elemento sustitutivo de los combustibles fósiles que ya tanto empiezan a escasear.

Y todo este desaguisado con tal de “reactivar la economía” y de no abandonar el sacrosanto crecimiento oligárquico.

Julio García Camarero es doctor en Geografía por la Universidad de Valencia, ingeniero técnico forestal por la Universidad Politécnica de Madrid, exfuncionario del Departamento de Ecología del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias y miembro fundador de la primera asociación ecologista de Valencia, AVIAT.