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La diversidad cultural enfrenta a EEUU con 100 países

Fuentes: IPS

Una fuerte disputa se desató entre Estados Unidos y un centenar de países en el ámbito de la Unesco en torno de la protección de la diversidad cultural. La mayoría de los países europeos y en desarrollo alientan un acuerdo internacional que permitiría establecer subsidios para la cinematografía, la música y la literatura, entre otros […]

Una fuerte disputa se desató entre Estados Unidos y un centenar de países en el ámbito de la Unesco en torno de la protección de la diversidad cultural.

La mayoría de los países europeos y en desarrollo alientan un acuerdo internacional que permitiría establecer subsidios para la cinematografía, la música y la literatura, entre otros sectores culturales, así como gravar la importación de productos artísticos extranjeros.

Un centenar de países europeos, latinoamericanos, africanos y asiáticos apoyaron estas medidas este mes, durante dos semanas de negociaciones en las oficinas en París de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).

Mientras, Estados Unidos contó con el apoyo de tres potencias de sus respectivas regiones –India, Japón y México– en su oposición a las iniciativas proteccionistas.

La Unesco tiene desde octubre de 2003 la misión de redactar un tratado internacional sobre protección de «la diversidad de contenidos culturales y expresiones artísticas».

Pero, lejos de alcanzarse un acuerdo en las conversaciones iniciadas el 31 de enero, se registró lo que un diplomático caribeño describió como una «dura disputa».

En el centro de la disputa está el artículo 19 del proyecto.

«Este artículo significa, por ejemplo, que el gobierno de Haití tendría derecho a subsidiar (…) una producción musical o cinematográfica particular, apoyado por la Unesco y la convención, sin importar lo que digan otras normas internacionales», dijo a IPS Sasha Constanza-Chock, experta en medios de la red Derechos a la Comunicación en la Sociedad de la Información.

Ese tratado, por lo tanto, prevalecería sobre acuerdos firmados en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que ha tratado de eliminar subsidios y aranceles. El borrador de convenio de la Unesco implica, por lo tanto, exceptuar la producción cultural de las normas de la OMC.

La iniciativa también permitiría a los gobiernos prohibir inversiones extranjeras si pueden «causar perjuicios serios o amenazar la diversidad de expresiones culturales».

Francia encabeza la defensa de estos mecanismos de protección ante la oposición de Estados Unidos.

La delegación de Washington advirtió, en una declaración escrita, que la Unesco «no debería involucrarse en la política comercial internacional, que es competencia de la OMC».

El alcance del término «protección» debería quedar explicitado en la propia convención, para asegurar que las indefiniciones originen barreras comerciales como parte de una política cultural gubernamental, según Estados Unidos.

«La intención del gobierno estadounidense es que las reglas de la convención no reduzcan el dominio de la industria cultural de ese país sobre el mercado mundial», consideró Constanza-Chock.

La posición de Washington se inspira en las de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos, cuyo nuevo director, Dan Glickman, dijo que «la protección de la diversidad cultural no debe ser usada como excusa para levantar nuevas barreras comerciales».

«Resulta obvio que para el gobierno estadounidense no puede haber una política cultural», dijo un diplomático latinoamericano. «Para Washington, los libros, las películas, los productos audiovisuales y la música son mercaderías.»

Nadie se sorprendió cuando las dos semanas de discusión en París terminaron sin acuerdo. Ahora, los negociadores volverán a reunirse a fines de mayo, con el postergado objetivo de presentar a la Asamblea General de la Unesco un proyecto definitivo en octubre.

Según una resolución no vinculante aprobada en 2001 por la organización, la diversidad cultural es «un legado común de la humanidad».

Estados Unidos no era entonces miembro de la Unesco. Se había retirado del foro en 1984, tras acusar a su dirección de mal manejo de los recursos. Regresó en 2003, poco antes de que la asamblea general ordenara al director general, Koichiro Matsuura, elaborar un proyecto de convención.

Un borrador redactado en julio de 2004 define «la publicación, los impresos y la literatura, la música y las artes escénicas, las artes visuales, el diseño, la arquitectura, los audiovisuales y los nuevos medios y el legado cultural» como bienes culturales que requieren protección en pro de la diversidad.

«Ciertos países en desarrollo, como India o México, ya tienen una fuerte producción cultural, pero la mayoría de los de África, América Latina y el Caribe carecen de ella», dijo un delegado caribeño a IPS.

«Es necesario y crucial para esos países que el Estado apoye la producción cinematográfica, musical y audiovisual», sostuvo el funcionario. ***** +Unesco (http://portal.unesco.org/es/) (FIN/IPS/traen-mj/jg/ss/ip cr ae/05)