El Foro de Economía y Finanzas Públicas de los 20 «estudiosos de la economía, amantes del Ecuador y preocupados por el futuro del país«, considera que hay que terminar con el modelo económico heredado del gobierno de Rafael Correa (2007-2017) y que supuestamente lo continúa el presidente Lenín Moreno. El Foro ha logrado la atención […]
El Foro de Economía y Finanzas Públicas de los 20 «estudiosos de la economía, amantes del Ecuador y preocupados por el futuro del país«, considera que hay que terminar con el modelo económico heredado del gobierno de Rafael Correa (2007-2017) y que supuestamente lo continúa el presidente Lenín Moreno.
El Foro ha logrado la atención del presidente Moreno. Y habrá que ver si sus ideas finalmente tienen éxito y pasan a convertirse en líneas de acción del gobierno, lo cual traería graves consecuencias a la sociedad ecuatoriana, porque las propuestas del Foro movilizan exclusivamente intereses privados y el tradicional pensamiento empresarial, que históricamente se ha caracterizado por carecer de un mínimo de responsabilidad social y de visión nacional.
Fueron los gobiernos de la Revolución Juliana (1925-1931) los que inauguraron un «modelo» de orientación económica centrado en el rol conductor del Estado (se fundaron el Banco Central y otras instituciones de control), los impuestos directos (por primera vez aparece el de rentas) y las políticas sociales (nació la seguridad social y se dictaron las primeras leyes laborales en beneficio de los obreros). Esas políticas superaron la «época plutocrática» anterior, de absoluta libertad de empresa, sin controles, en la cual los bancos privados dominaban la economía.
En las décadas de 1960 y 1970 se impuso el desarrollismo, un «modelo» que sacó al Ecuador del atraso en el que se halló durante toda su historia anterior. También tuvo como eje central el activo papel del Estado en la economía, gracias a cuyo amparo se amplió la industria y se consolidó el capitalismo. Fue combatido por las elites empresariales, que se lanzaron contra la planificación, la reforma agraria, el impuesto a la renta, el control estatal de la riqueza petrolera, la extensión de las infraestructuras públicas y los servicios estatales. Se atacaba al «comunismo» en el Estado, a pesar de que el desarrollismo llegó de la mano de dictaduras militares.
Las elites empresariales, junto con las oligarquías regionales, se lanzaron contra la «estatista» Constitución de 1979 (aprobada por referéndum) y combatieron a diario el «estatismo» de los gobiernos de Jaime Roldós (1979-1981) y del «filo-comunista» Osvaldo Hurtado (1981-1984). El pomposo «Frente de Reconstrucción Nacional» que llevó al triunfo de León Febres Cordero (1984-1988), precisamente atacaba el «modelo» estatista. Y desde ese triunfo, hasta el año 2006 progresivamente se edificó en el país el modelo empresarial, que fue un retorno a los mismos principios de libertad económica de la época plutocrática liquidada por la Revolución Juliana. Durante las décadas finales del siglo XX Ecuador seguía el camino neoliberal latinoamericano. Y ese «modelo» provocó verdaderos desastres sociales y laborales, mientras florecían los buenos negocios de una elite, la riqueza se acumulaba en sus manos y se extendían las formas más impunes de la corrupción privada, como fueron la sucretización de las deudas empresariales y los diversos «salvatajes» bancarios, a costa de los fondos estatales.
El gobierno de Correa fue, en parte, un continuador del julianismo y del desarrollismo. La Constitución de 2008 comparte mucho de los principios que inspiraron a la de 1979. De modo que en Ecuador lo que ha estado bajo disputa histórica es un modelo privatizador y empresarial, que solo piensa en las rentabilidades del capital, frente a otro en el cual el Estado debe tener capacidades regulatorias, proveer de servicios a sus ciudadanos (educación, medicina, seguridad social, pensiones), tiene que aumentar y cobrar impuestos a los ricos y debe proteger el trabajo con los más amplios derechos contra toda «flexiseguridad» (o flexibilidad) empresarial. Un camino para construir por lo menos un tipo de economía social de mercado, contra el capitalismo salvaje.
Historia y Presente – blog del autor
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