Dani Rodrik, catedrático de economía política en Harvard, ha extendido una idea que está calando ent el mundo de la reflexión política y económica global. No hay como tener una cátedra en el Imperio para conseguir esto. Cierto es que Rodrik no pertenece a la ortodoxia liberal, pero tampoco es un outsider, de ahí que […]
Dani Rodrik, catedrático de economía política en Harvard, ha extendido una idea que está calando ent el mundo de la reflexión política y económica global. No hay como tener una cátedra en el Imperio para conseguir esto. Cierto es que Rodrik no pertenece a la ortodoxia liberal, pero tampoco es un outsider, de ahí que sus posiciones sean escuchadas en todo el mundo, tanto por críticos de la globalización como por seguidores acérrimos. Y su reflexión no es otra que encontrar un camino para la gobernanza mundial en la situación dada de la globalización. Michael Reder, del que hablaremos en el futuro, plantea algo semejante, tomando como base el Trilema que ya lleva el nombre del autor, Rodrik. El Trilema tiene esta expresión: dados los tres pilares de la política actual, globalización, democracia y soberanía nacional, es imposible tenerlos a la vez, forzosamente hay que renunciar a uno de ellos. Podemos tener soberanía nacional y democracia política, lo que vendría a ser un Bretton Woods renovado; podemos elegir globalización con soberanía nacional, algo así como un fascismo mundial; y podemos elegir globalización y democracia política, que es el modelo de gobernanza mundial elegido por Rodrik, Reder y otros. Pero lo que no podemos hacer es tener los tres a la vez o quedarnos con uno. De hecho, hay un elemento que siempre aparece: la globalización y este es el elemento ideológico de base del famoso y falso Trilema de Rodrik.
Se trata de una falacia lógica. El Trilema queda reducido en su explicación a un dilema: o soberanía nacional o democracia política, pero siempre con globalización (con esta globalización). Siendo una falacia, un falso trilema, lo que Rodrik nos propone es: ¿estamos dispuestos a renunciar a la democracia, o preferimos renunciar a la soberanía nacional, pues la globalización ES y no puede no ser? Se trata de una posición netamente ideológica que promueve el consenso sobre la base de evitar la discusión sobre el modelo económico que nos han impuesto. Como buen pensador, Rodrik sabe que no existe ningún tipo de democracia que no conlleve la soberanía nacional popular. Si el pueblo no puede elegir su destino, ni no es soberano, entonces no es libre y sus decisiones están guiadas, luego no es democracia. De la misma manera, si un pueblo el concepto de soberanía, en la actualidad incluye democracia, el pueblo es el soberano, no el rey o cualquier otra instancia, de ahí que el único dilema real es entre esta globalización y la democracia. Si se da esta globalización, la democracia es una mera pantomima y la soberanía un concepto huero. Si queremos democracia, entonces ejerceremos la soberanía nacional y retomaremos los poderes usurpados por la globalización del capital; restringiremos la circulación financiera, pondremos leyes soberanas que protejan los recursos y a las personas y empezaremos un proceso de reapropiación de lo que es propio de la humanidad: la libertad de ser con los demás.
El famoso Trilema de Rodrik no es más que una máscara ideológica para ocultar lo que está llegando con mucha fuerza: la conciencia democrática del pueblo que empieza a ser consciente del engaño de los últimos treinta años. Su posición solo viene a reforzar el modelo que está acabando con todo lo humano y no aporta nada valioso al debate, solo una falacia lógica que cualquier conocedor del asunto puede rebatir con suma facilidad. El problema es que lo dice un catedrático de Harvard que, por lo demás, es buena persona.
Fuente: http://bernardoperezandreo.blogspot.com.es/2012/07/la-falacia-de-rodrik.html
Fuente: http://bernardoperezandreo.blogspot.com.es/2012/07/la-falacia-de-rodrik.html