Mario Hernández (MH): Escuchábamos el himno venezolano. Ya estamos en comunicación con Guillermo Almeyra en la que seguramente será tu última participación este año en FM La Boca. Quería aprovechar esta oportunidad porque a través de un compañero y amigo panameño, Olmedo Beluche, tuve la oportunidad de leer un artículo de tu autoría titulado «Qué […]
Mario Hernández (MH): Escuchábamos el himno venezolano. Ya estamos en comunicación con Guillermo Almeyra en la que seguramente será tu última participación este año en FM La Boca. Quería aprovechar esta oportunidad porque a través de un compañero y amigo panameño, Olmedo Beluche, tuve la oportunidad de leer un artículo de tu autoría titulado «Qué se juega con la vida de Hugo Chávez». Voy a leer un pequeño párrafo:
«Por fortuna, la operación salió bien, pero no quisiera estar en lugar de los médicos cubanos que han asumido la responsabilidad histórica de combatir con su ciencia y su voluntad para tratar de salvar la vida de Hugo Chávez. Porque de ellos no sólo depende un hombre que, a su manera y con sus límites, lucha valiente e incansablemente junto a su pueblo y por su pueblo para asegurar la independencia de Venezuela y la unidad latinoamericana frente al imperialismo; por la eliminación de la pobreza y de la injusticia en su país y en el continente y por la auto-organización de los oprimidos. Pero también porque de esos médicos depende indirectamente el curso próximo de la economía cubana, de la construcción del Mercosur y de la Unasur, de la lucha entre las clases en Venezuela, así como las pujas entre los sectores y fuerzas que, en ese país, retardan y traban el proceso de construcción de poder popular y los que, por el contrario, tratan de impulsarlo combatiendo el burocratismo y el paternalismo».
Así empieza este artículo de Guillermo Almeyra en un momento muy especial para la vida política venezolana.
Estábamos recordando que ayer se cumplió el 182 aniversario del fallecimiento de Simón Bolívar y el domingo el chavismo conquisto 20 de las 23 gobernaciones en disputa.
Guillermo Almeyra (GA): La figura de Chávez es decisiva. En las presidenciales hubo una falta mínima de participación, apenas 22%, los enfermos, los muy viejos, la gente que no estaba en el país. Una participación masiva. Ahora el chavismo volvió a ganar por el mismo porcentaje, 54% contra 46%, pero la participación fue muchísimo menor. Hubo una abstención que superó el 46%.
La derecha estaba desmoralizada porque después de su derrota en las presidenciales y encima fragmentada, ya no creía poder ganar. También sectores chavistas que estaban seguros que iban a volver a ganar, no siguieron el llamado de Nicolás Maduro a dar una prueba de amor a Chávez ni el llamado de éste a arrasar. Esta vez no fueron a votar. ¿Qué quiere decir? La figura de Chávez es muy importante no solo entre la lucha de las clases dominantes y el pueblo venezolano sino también al interior de las diversas fuerzas.
Ahora el grueso de la burguesía venezolana y no solo la llamada boliburguesía, que fue creada por prebendas por el Estado y está metida en la corrupción aprovechándose del chavismo, ya no le ve perspectivas a la derecha y tiende más bien a subirse al carro de los vencedores y ocupar un lugar ahí. Tratan de negociar con los que en el propio gobierno chavista, desde siempre, quisieron conciliar y no querían una política de movilización popular permanente.
Sin Chávez en el poder, el aparato chavista pesa mucho más que el pueblo
Sin Chávez en el poder y con las próximas elecciones presidenciales a la vista, porque Chávez muy difícilmente el 10 de enero se pueda hacer cargo de gobernar, entonces van a convocar a elecciones en 30 días y después habrá elecciones municipales, el aparato chavista pesa mucho más que el pueblo.
De los 20 gobernadores oficialistas, 11 son militares, es decir, hay un aparato burocrático, concentrado del Estado, no una organización desde abajo que apoya a Chávez y en cierta medida le da una base propia.
Una cosa sería si Chávez logra volver a la escena política, aunque sea en un papel menos relevante que hasta ahora, porque la enfermedad es larga y difícil, pero sigue influyendo con su carisma, con su fuerza, con sus ideas a través de Nicolás Maduro y la participación del pueblo, y otra muy distinta si desgraciadamente eso no fuera posible. Eso depende de los médicos cubanos.
Ahora hay una diferenciación en el campo de la oposición que va a volver a presentar a Capriles para la próxima presidencial y nuevamente va a perder, porque un sector se está acercando al chavismo.
También hay un cambio al interior del aparato burocrático bastante impopular que tiene como base la decisión vertical del ejército y traba la auto-organización de los trabajadores.
Chávez mediaba en todo esto pero a favor del pueblo, en cambio ahora esa mediación corre el peligro de no existir o de hacerlo dificultada por la grave enfermedad que tiene y lo pone momentáneamente fuera de la acción directa.
MH: Te quería consultar por la figura de Nicolás Maduro a quien Chávez ha designado como su sucesor, que es actualmente vicepresidente y ministro de Relaciones exteriores.
GA: Maduro es un hombre hecho por Chávez y fiel a Chávez como él mismo lo ha dicho. Es un hombre que Chávez ha nombrado como su delfín porque el PSUV teóricamente tendría que hacer una primaria y tal vez Maduro no fuera el único candidato. Siendo designado por Chávez a lo mejor sale por consenso como candidato. Es un hombre en quien Chávez tiene más confianza que en los otros.
Diosdado Cabello es un hombre más bien vinculado al ejército y muy poco popular, muy resistido por la gente por las represiones a los movimientos sindicales y el dirigente de la industria petrolera, Ramírez, tampoco es popular y está vinculado a los tecnócratas. El partido como aparato es más bien conservador.
Maduro como canciller ha tratado de mantener una política de conciliación a nivel internacional. También ha participado en lo que considero errores de Chávez, por ejemplo, la identificación con Gadaffi y Assad. Había que criticar la intervención del imperialismo en Libia o la actual participación decisiva de EE. UU., Arabia Saudita y Turquía contra Assad, pero una cosa es criticar esa situación y otra muy distinta asumir una posición acrítica frente a dictaduras.
Maduro ha llevado esa política porque no es flexible, es más, en el interior de Venezuela se opuso a la discusión sobre el avance del socialismo, la autogestión y la auto-organización. Maduro sí quiere un avance, una política antiimperialista pero muy controlada por el Estado. No es garantía de independencia. Chávez es muchísimo más sensible en todo esto, entre otras cosas porque viene de abajo.
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