La pandemia del Coronavirus sigue avanzando con un alcance incalculable en Brasil, mientras que en China ya se habla de una segunda ola de contagio en las ciudades que parecían haber salido de la cuarentena y en el centro del capitalismo los gobiernos están abandonando la ortodoxia liberal en favor de políticas de socorro social. Por otra parte, Brasil patina sobre medidas sanitarias y económicas en la confrontación con una adversidad sin precedentes. Sobre este tema gravísimo, opina Plinio Arruda Sampaio Jr., economista y profesor jubilado de la Unicamp (Universidad de Campinas).
Gabriel Brito.- Comente los paquetes económicos anunciados por Paulo Guedes en los últimos días ¿Realmente están ofreciendo alguna protección inmediata?
Plinio Arruda Sampaio Jr.- La economía brasileña está en plena recesión. La respuesta del gobierno de Bolsonaro agrava los efectos devastadores de la crisis en la economía popular y los intereses nacionales. Desde principios de año, estaba claro que la epidemia de coronavirus en China se convertiría en una pandemia que sacudiría la economía mundial. Aun así, el gobierno brasileño no tomó ninguna medida preventiva y no hizo ningún plan de contingencia para hacer frente a la tormenta. Cuando la tormenta llegó finalmente con toda su fuerza, la reacción inicial fue negar la urgencia de los problemas y aprovechar el pánico para chantajear al Congreso Nacional con el fin de aprobar reformas liberales a toque de caja.
Ante necesidades muy concretas y apremiantes, Paulo Guedes respondió con ideología y dilación. Las reformas administrativas, fiscales y federativas requieren un largo proceso parlamentario y no pueden evitar que el circo se incendie. Finalmente, cuando la Bolsa comenzó a hundirse y el gran capital comenzó a temer por su propio destino, Guedes comprendió que no era una simple olita. Aun así, no abandonó los hitos del más crudo y fundamentalista neoliberalismo. Basta con ver que hasta ahora se ha limitado a aumentar en sólo 5 billones de reales el presupuesto destinado a la lucha contra la pandemia, recursos que se han desplazado de otros ministerios.
Los criterios que guiaron la política del gobierno de Bolsonaro revelan su carácter profundamente antisocial y antinacional. La economía se puso por delante de la salud de la población. Dentro de la economía, se dio prioridad absoluta a la defensa del gran capital. Los banqueros recibieron la mayor atención. Preocupado por garantizar la solvencia del sistema financiero, el Banco Central tomó medidas generosas para aumentar la liquidez del sistema financiero.
Luego, la política económica sirvió a los empresarios creando una serie de facilidades para aplazar el pago de deudas e impuestos, para garantizar el capital de trabajo y, sobre todo, para facilitar la reducción del coste de la nómina, así como el despido de trabajadores sin carga para el empleador. Los trabajadores quedaron viendo los barcos.
La MP 928 (Medida Provisoria) – la MP de la esclavitud – abre brechas para que los trabajadores sean suspendidos por un período fijo de tiempo con una fuerte reducción salarial, poniéndolos en una situación en la que tendrán que enfrentarse a una cuarentena sin ingresos, sin compensación por despido y sin siquiera la posibilidad de recurrir al seguro de desempleo. Es imposible imaginar una política peor para los trabajadores.
Gabriel Brito.- Las diversas formas de anticipación de los beneficios a los que ya se tenía derecho no son una mera evasión?
Plinio Arruda Sampaio Jr.- La generosidad con el capital contrasta con el desprecio absoluto por los seres humanos. La anticipación del subsidio salarial PIS-PASEP (Programa de Integración Social) y el 13º salario de los jubilados del INSS (Instituto Nacional del Seguro Social), no representa un gran refuerzo en el gasto familiar. El aumento anunciado en el presupuesto para la prestación familiar no restablece el recorte del programa llevado a cabo por el gobierno.
La posibilidad de nuevas retiradas del FGTS (Fondo de Garantía del Tiempo de Servicio) hasta ahora es sólo un asentimiento. La aprobación por el Congreso Nacional de una prestación de 600 reales para los pobres y los trabajadores informales es, por supuesto, muy insuficiente para garantizar la supervivencia de la población durante el período de cuarentena. Peor aún: para que los recursos lleguen a los necesitados de manera efectiva, la medida todavía tiene que ser sancionada por el Planalto (N. del tr.- sede del gobierno federal en Brasilia) y puesta en marcha, lo que, en el mejor de los casos, llevará al menos un mes.
Las medidas están lejos de ser suficientes para hacer frente a la próxima hecatombe. Se necesita mucho más que eso. Para sobrevivir a la cuarentena y para que la cuarentena funcione, es necesario garantizar a los trabajadores un ingreso mínimo decente. Si no, se mueren de hambre y no tienen forma de respetar la cuarentena. Para tener una idea comparativa, el gobierno estadounidense aprobó un paquete de emergencia de 2,2 billones de dólares para hacer frente a la crisis económica, algo alrededor de 11 billones de reales o el equivalente a 1,6 veces el PIB brasileño.
Gabriel Brito.- ¿Cómo debemos entender la intervención del Banco Central y sus instrumentos de incentivo financiero? ¿Tendrán un impacto en la economía real?
Plinio Arruda Sampaio Jr.- La economía mundial se dirige hacia una recesión monumental. La intensidad de la caída de la producción es equivalente a la que se produjo en 1929. Una crisis de esta magnitud no se resolverá con la política monetaria. No importa cuánto disminuya el interés, las inversiones no aumentarán en medio de una incertidumbre brutal. Hasta ahora, las medidas anunciadas son absolutamente inocuas para abordar el tema central: el abrupto colapso de la demanda agregada causado por la cuarentena.
La sociedad brasileña está experimentando una crisis de salud pública y una crisis económica sin precedentes. Los tiempos extraordinarios exigen medidas extraordinarias. Esto no es lo que estamos viendo. El gobierno está completamente perdido y será atropellado por la realidad.
Gabriel Brito.- ¿Qué medidas considera capaces de mitigar las necesidades económicas?
Plinio Arruda Sampaio Jr.- El desafío de urgente es movilizar todas las energías del país para enfrentar la epidemia de coronavirus. La suspensión de todas las actividades no esenciales y el ingreso mínimo universal son las dos medidas fundamentales para hacer frente a la doble crisis que está sacudiendo la vida de los brasileños. Todo debe estar subordinado al logro de estos objetivos. Para ello, es fundamental que la política de supresión sea radical, paralizando todas las actividades no esenciales. Para que la cuarentena funcione, los trabajadores deben tener plenas garantías de empleo e ingresos. Una política de ingresos mínimos para todos los trabajadores es, en este momento, una política sanitaria fundamental y una política económica estratégica. Si las familias siguen gastando, el colapso de la demanda agregada será menor.
La lucha contra la epidemia de coronavirus requiere una serie de medidas urgentes: la paralización inmediata de todas las actividades no esenciales con garantía de empleo e ingresos; la apertura de espacios en los hospitales equipados para el aislamiento de los moradores de las favelas, los presos y la población de calle que están contaminados, lo que exige la ampliación de la red de hospitales públicos; la nacionalización inmediata de los hospitales privados; la construcción de hospitales de campaña y refugios improvisados en edificios y galpones ociosos; la compra masiva de respiradores; la realización de pruebas masivas de los casos sospechosos; la distribución gratuita de mascarillas, alcohol gel y medicamentos. Para que esto ocurra, el neoliberalismo debe ser tirado a la basura lo antes posible. El desafío estratégico es enfrentar la depresión económica y sus efectos devastadores en la población. Para ello, es esencial cambiar radicalmente la política económica.
La política económica debe priorizar la movilización de todos los recursos productivos del país, tanto públicos como privados, para hacer frente a la pandemia, la defensa del empleo, la garantía de un ingreso mínimo digno para todos los ciudadanos y el pleno abastecimiento de productos esenciales para la supervivencia de la población. El criterio es simple. La vida debe estar por delante de las ganancias y el pago de la deuda. El tiempo exige una economía de guerra real. Los intereses privados que se aprovechan de la desesperación para aumentar la explotación laboral y la concentración de la riqueza, como ha hecho Guedes, ya no pueden prevalecer como razón de ser del Estado.
La guerra contra la barbarie capitalista exige que el Estado suspenda indefinidamente todos los gastos de servicio de la deuda pública. Estabilizar el sistema financiero y centralizar todas las transacciones de divisas. Estas son condiciones necesarias para evitar la completa desorganización del sistema productivo y financiero y obtener el pleno control de las políticas fiscales, monetarias y cambiarias. También es necesario poner bajo el control del Estado los sectores productivos que son esenciales, para que todas las fuerzas productivas del país se utilicen con un solo propósito: la lucha contra la epidemia y la supervivencia material de la población.
Gabriel Brito.- ¿Qué opina de la postura del presidente? ¿No sabotea todas las medidas, ya sean económicas o sanitarias?
Plinio Arruda Sampaio Jr.- Bolsonaro es inmoral. Poner la ganancia por encima de la vida es funcional al capital, pero no es conveniente para el trabajo. Más allá de la conciencia del presidente, que es un energúmeno, la economía política del genocidio arroja sobre las espaldas de los trabajadores toda la carga del ciclo de inmunización del virus y el colapso de la economía. Es una política cobarde que causará una catástrofe humanitaria de proporciones dantescas. Derrumbar a Bolsonaro se ha convertido en un imperativo humanitario. Es la tarea del momento.
Gabriel Brito.- ¿No deberíamos respetar plenamente la cuarentena también desde la premisa de que los daños son inevitables en cualquier escenario? ¿No respetar la cuarentena acabaría profundizando la crisis económica, que se supone debe mitigarse fomentando el mantenimiento de las actividades diarias?
Plinio Arruda Sampaio Jr.- La crisis económica es inevitable. Ya está en su lugar. Los estudios sobre los efectos económicos de la gripe española en los Estados Unidos a principios del siglo XX, muestran que las regiones que han adoptado la cuarentena radical han experimentado una recuperación económica más rápida y sólida. Por lo tanto, la política de exponer a la población al virus es genocida e, incluso desde el punto de vista estricto del capital, completamente irracional. Esto explica por qué todos los gobiernos del mundo, excepto el de Bolsonaro, lo han abandonado.
Gabriel Brito.- ¿Políticamente, es posible especular que Bolsonaro ya cuenta con la debacle y la utilizará como un atajo para el cierre del régimen?
Plinio Arruda Sampaio Jr.- El Plan A de Bolsonaro siempre ha sido un golpe autoritario. Que, a decir verdad, nunca lo escondió a la población. Aún no ha dado el golpe porque no tiene la fuerza para hacerlo. Las crisis sanitarias y económicas machacarán a su gobierno. Tengo muchas dudas de que tenga la condición de patrocinar una ofensiva totalitaria con gente muriendo a las puertas de los hospitales y con la economía en depresión.
No se descarta una respuesta autoritaria de la burguesía a un escenario de agitación social generado por el colapso de la crisis. Puede venir en forma de una intervención militar para formar un gobierno de salvación nacional. De ahí la importancia de la movilización popular. Si los trabajadores no se organizan para evitar una respuesta autoritaria, de una manera u otra, el golpe podría ocurrir.
Gabriel Brito.- ¿Cómo vives la cuarentena personalmente? ¿Cómo entiende el comportamiento de la sociedad, en sus diversas expresiones, en este momento?
Plinio Arruda Sampaio Jr.- Estamos obligados a adaptarnos a circunstancias extraordinarias. Estoy aislado con mi familia en el interior de São Paulo. Pero no dejaremos de luchar. Estoy conectado con los camaradas y, dentro de nuestras posibilidades, me tomo el tiempo para organizar cursos, debates, grupos de estudio, producción de textos, etc. La pandemia de coronavirus y la crisis económica afectan a la población de una manera muy diferente.
En una sociedad marcada por la segregación social, la carga de la crisis recae casi totalmente sobre los hombros de los trabajadores y los desvalidos. Como los trabajadores no tienen referencia política, reaccionan individualmente buscando, dentro de sus condiciones objetivas, defenderse de la tormenta. Serán masacrados por el avance de la barbarie. Corresponde a los trabajadores organizarse políticamente y exigir al Estado políticas de defensa de su salud y sus condiciones de vida. También depende de los trabajadores organizarse para hacer lo que el Estado no hará.
Las comunidades que logren avanzar en la auto-organización estarán en mejores condiciones de sobrevivir a la hecatombe, que inevitablemente avanza.
Gabriel Brito.- ¿Qué reflexiones deberían quedar para después de la pandemia?
Plinio Arruda Sampaio Jr.- La pandemia de coronavirus ha explicitado la absoluta irracionalidad del capitalismo y la urgencia del socialismo como la única forma de evitar la barbarie.
Traducción: Correspondencia de Prensa.
Fuente (de la traducción): https://correspondenciadeprensa.com/2020/04/04/brasil-la-generosidad-con-el-capital-contrasta-con-el-absoluto-desprecio-por-el-ser-humano/
Fuente (del original): https://www.correiocidadania.com.br/34-artigos/manchete/14111-brasil-diante-do-corona-a-generosidade-com-o-capital-contrasta-com-o-absoluto-descaso-pelo-ser-humano