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Sobre las películas de Semana Santa

La historia más veces contada en TV

Fuentes: Diagonal

Entre túnica y hostia, Belén y la Ciudad Eterna, hacemos un repaso de las otras películas de Semana Santa. Coronas de espino y buenas intenciones son la constante, rellenar horas de baja audiencia, la misión.

Puede que haya historias más grandes que contar, pero es difícil concebir una historia que haya sido más veces contada que la de Jesucristo. Sólo Ángel Nieto sale más horas en TVE que la palabra del autoproclamado hijo de Dios, encarnada en un castigado Ben Hur, como antítesis de un Nerón con cara de Peter Ustinov trasegándose unas uvas (el equivalente romano de las torrijas), o en los serios precedentes anunciados por el iluminado Moisés de Los diez mandamientos. Pero, más allá de las maratonianas sesiones de peplum, la vida de Cristo ha dado lugar a unas cuantas películas serias, más de una apócrifa, y unas cuantas comedias, intencionadas o no. Seleccionamos algunas de las que hemos visto:

Espartaco. Stanley Kubrick (1960)

Sí, ya sabemos que aquí no hay Jesucristo que valga. Pero no nos negarán que en absolutamente todas las semanas santas ponen siempre esta película, para dar un respiro agnóstico al televidente entre tanto filme religioso. Y que se podría establecer un paralelismo entre el esclavo rebelde y Jesús, en sus revueltas contra el orden establecido que acaban como el rosario de la aurora. Dirigida por el ultra perfeccionista y genial Stanley Kubrick; con guión de Dalton Trumbo, en la lista negra de McCarthy, que tuvo que firmar con seudónimo, y adaptó una novela comunista; con un elenco de actores de lo mejorcito del momento, Espartaco lo tiene todo: emoción, aventura, amor, mensaje y hasta una famosísima escena homosexual censurada y después recuperada. Quien no haya saltado del sofá gritando «¡yo también soy Espartaco!» no tiene corazón. Si usted es ateo, cristiano homosexual de base, ama los flequillos romanos, la épica y las revueltas populares, no se pierda esta película.

El Evangelio según Mateo. Pier Paolo Pasolini (1964)

Sobrio blanco y negro. Puesta en escena naturalista. Banda sonora con música clásica y cánticos africanos. Al frente de la película, un director gay, ateo y comunista: Pier Paolo Pasolini. Encabezando el reparto, Enrique Irazoqui, un antifranquista español que estaba refugiado en Italia y que no era actor. Los sectores más progresistas del catolicismo se entusiasmaron con el film, que cosechó varios premios de la crítica cinematográfica católica. Eran los tiempos de Juan XXIII, muerto el año anterior, a quien está dedicada la película. El tiempo del diálogo entre cristianismo e izquierdas, y de las liturgias con guitarras. Si usted es un católico progre, cristiano por el socialismo y cultureta, está película está hecha a su medida.

Jesucristo Superstar. Norman Jewinson (1973)

Alucinante, se mire por donde se mire. Jesucristo y sus discípulos convertidos en una banda de hippies con peinados afro y olor a pachuli. Túnicas con flecos, centuriones cachas armados con metralletas y una impresionante banda sonora de Andrew Lloyd Weber, que flirtea con el soul y el mejor rock de su época. La escena de la expulsión de los mercaderes, con Jesús encabronado y el templo convertido en una suerte de mercadillo en el que lo mismo se trafican drogas que armas, sigue siendo de una osadía envidiable. Qué maravilla podría haber sido ver en celuloide algo similar con los intérpretes de la formidable versión española. Un Camilo Sesto (¿o debería decir Sexto?) y un Teddy Bautista (pre SGAE) en estado de gracia. Ojo, que el comentario va sin segundas ni medias sonrisas. La versión española de este musical de Broadway es una obra maestra indiscutible que debería escucharse con reverencia y sin prejuicios. Si usted es un cristiano psicotrópico y flower power, ésta es su película. No lo dude.

Jesús de Nazaret. Franco Zeffirelli (1977)

Ración doble de almíbar, por favor. Un clásico de la Semana Santa televisiva que todos y todas nos hemos tragado alguna vez, ¿a que sí? El contradictorio Franco Zeffirelli, amante de los animales y defensor de la pena de muerte, homosexual declarado y católico fundamentalista, amigo de María Callas y de Silvio Berlusconi, se hace cargo de los Evangelios. Peligro, peligro. Alto voltaje. El resultado es una buena horterada, con estética de libro de religión de primaria, o si lo prefieren, de estampita de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Salen mogollón de famosos y la película, seis horazas, es tremendamente eficaz para contar lo que tiene contar. Cinematográficamente, su interés es más bien escaso. Hasta que llegó Mel Gibson con su furia furiosa, era la Película sobre Jesús. No es de extrañar que Zeffirelli le tenga un odio africano al actor y director australiano. Supongo que en otros tiempos, habría pedido al Santo Oficio que lo quemase vivo en la hoguera. Si usted es un católico de los de toda la vida, sin histrionismos, ni de un lado ni de otro, Jesús de Nazaret es perfecta para un poco de catolicismo televisivo en la sobremesa de estos días.

La vida de Brian. Terry Jones (1979)

Brian Cohen tiene una madre posesiva e inaguantable, odia a los romanos y ama a una esnob radical que pasa bastante de él. Un conjunto de casualidades hace que este pobre hombre sea tomado por el Mesías y termine crucificado. Planteado como un Evangelio apócrifo, La vida de Brian es uno de los mejores trabajos de los Monty Python, y la película por la que son fundamentalmente conocidos. Sus fans se cuentan por legiones, y se saben de memoria algunos de los mejores gags de la película. Entre túnica y hostia, Belén y la Ciudad Eterna, hacemos un repaso de las otras películas de Semana Santa. Coronas de espino y buenas intenciones son la constante, rellenar horas de baja audiencia, la misión. Los cómicos británicos rodaron este film sacrílego en los mismos escenarios tunecinos donde poco antes Zeffirelli había grabado su superproducción bíblica. El dinero lo ponía el ex beatle George Harrison. Si usted es ateo, agnóstico o creyente con sentido del humor, La vida de Brian no le defraudará.

La Pasión de Cristo. Mel Gibson (2004)

A la espera de que Kilo Argüello se líe la manta a la cabeza y decida hacer su propia adaptación cinematográfica de los Santos Evangelios, la película de Gibson es por el momento la versión favorita de Roma. Cuenta la leyenda que Juan Pablo II, al terminar el pase privado en el Vaticano, dijo: «Así ocurrió». Mucho hematoma, mucha sangre y mucho latigazo. Si usted es un turbocatólico fundamentalista que no le hace ascos al gore, aquí está la adaptación ideal de la vida de su profeta favorito.

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