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La hora de la verdad

Fuentes: Rebelión

Que en Venezuela las elecciones han sido pacíficas y transparentes, que el pueblo ha tenido todas las garantías democráticas para expresar su voluntad, que esta favoreció a los sectores llamados de derecha, que los electores han votado por el cambio, todo eso es cierto, pero también es cierto que este país es la primera víctima […]

Que en Venezuela las elecciones han sido pacíficas y transparentes, que el pueblo ha tenido todas las garantías democráticas para expresar su voluntad, que esta favoreció a los sectores llamados de derecha, que los electores han votado por el cambio, todo eso es cierto, pero también es cierto que este país es la primera víctima de la guerra económica petrolera que se da entre las grandes potencias. Y la mayor lección: se debe aprender a manejar una sociedad en época de crisis, se debe aprender economía, se debe establecer puentes que permitan a todos los sectores productivos colaborar en el desarrollo de un país.

Para el Presidente Morales, «el imperio no duerme, tiene distintas guerras contra los pueblos y gobiernos antiimperialistas» en su búsqueda «del control geopolítico» de la región. Así es, Sr. Presidente, pero las fuerzas revolucionarias tampoco deben colaborar con este proyecto cometiendo barrabasadas. Mantener múltiples tipos de cambio o los combustibles a precios irrisorios sólo sirve para fomentar la corrupción y el sabotaje económico. Hay que ganar la batalla por conquistar a los sectores productivos, para lo cual se debe estimularlos para que la producción crezca y se obtenga una soberanía económica real.

El resultado de las elecciones en Venezuela debe servir de advertencia a todo sector progresista que busque la soberanía de Latino América. Ventajosamente, se ha perdido una batalla, por cierto muy importante, pero no la guerra. El modelo actual debe ser revisado a la luz de los resultados. Se debe aprender de Rusia que supo crecer, pese a las sanciones que le impusieron, o de Bolivia, donde se ha hecho bien las cosas. Por algo la sabiduría popular reza: No por mucho madrugar, amanece más temprano.

¿Sabr á la oposición venezolana respetar las conquistas sociales logradas por la Revolución Bolivariana o para eliminarlas se lanzará por el camino de la violencia, que a nada conduce? Todo depende de lo que le ordene Washington, que la dirige. Y no es que uno quisiera que se sumaran al Proyecto Bolivariano, eso sería pedir peras al olmo, sino que tengan su propio proyecto. En fin de cuentas, representa a la burguesía de Venezuela y la burguesía debe defender sus intereses, que están ligados al desarrollo nacional. Pero hace mucho que eso no es así. La burguesía de casi todos los países europeos se ha convertido en vasalla del imperialismo mundial globalizado, IMG. Si esto pasa en Europa, donde nació la burguesía, no se diga en nuestra América, que se independizó de los europeos.

En Venezuela ganó la oposición y el gobierno, como debe ser, aceptó esa realidad. Si el pueblo elige, el pueblo manda y si se equivoca, que lo juzgue la historia y no el IMG. Todo se iría al carajo, así dicen los venezolanos, si la oposición impulsa la violencia, como sucedió cuando Maduro derrotó a Capriles con un pequeño porcentaje y los derrotados se alzaron contra la constitucionalidad y voluntad popular provocando una secuela de víctimas humanas y fuertes daños materiales. Por eso, lo que oposición haga ahora marcará por largo rato el destino de un gran sector de nuestra América, el ser o no ser de nuestros sueños.

Se trata de exigirle que no sirva de quinta columna al IMG, que respete la ley de la democracia, el derecho a gobernar aunque sea con la mayoría de un voto. El pueblo venezolano tiene problemas más importante que servir de comodín a los intereses imperiales; la polarización que vive frena su desarrollo porque consume energías inútilmente al no aunar esfuerzo para resolver los graves problemas nacionales.

Es posible que los gobernantes actuales cometiesen numerosos errores en el intento de corregir las fallas que heredaron de sus predecesores, eso no lo niega nadie, pero es la hora corregirlos y lograr la reconciliación nacional, que consiste en sumar voluntades y propuestas que consoliden la unidad de los venezolanos, antes de que se desgastan en luchas fraticidas, que a nada conducen. Para no ir lejos, ahí está el ejemplo colombiano, no hay que derramar la sangre de medio millón de compatriotas antes de comprender que la intangible paz no tiene precio.

Algo bueno debe tener el Proyecto Bolivariano para que dure tanto tiempo en el poder, pero también, algo de malo para que la oposición sea tan fuerte. Sin lugar a dudas, ambos sectores habrán fracasado si no alcanzan la reconciliación nacional, condición sin la cual es imposible avanzar por el camino de resolver los acuciosos problemas sociales que los agobia, principalmente salud, educación y vivienda, algo imposible de lograr si una de las partes busca imponer su voluntad a la otra. O los venezolanos se reconcilian o perderán décadas valiosas en llegar adonde deben ir.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.