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Entrevista al historiador, escritor y periodista alemán Fabian Scheidler

«La idea de que hay una economía libre y por otro lado un Estado regulador es un mito»

Fuentes: El salto

 Fabian Scheidler en una foto de Attac Alemania. El fin de la megamáquina desvela las raíces de las fuerzas destructivas que amenazan el futuro de la humanidad en nuestros días. La primera parte de este ensayo, que aún no se ha publicado en castellano, nos guía hacia los orígenes del poder económico, militar e ideológico […]

 Fabian Scheidler en una foto de Attac Alemania.

El fin de la megamáquina desvela las raíces de las fuerzas destructivas que amenazan el futuro de la humanidad en nuestros días. La primera parte de este ensayo, que aún no se ha publicado en castellano, nos guía hacia los orígenes del poder económico, militar e ideológico desde hace 5.000 años. La segunda y más importante parte repasa la formación y expansión del sistema-mundo moderno a través de los últimos cinco siglos.

Scheidler desmantela las mitologías del progreso de Occidente, mostrando cómo la lógica de la acumulación infinita de capital ha devastado desde el principio tanto a las sociedades humanas como a los ecosistemas. Piezas clave de este proceso: el desarrollo evolutivo del poder estatal y del capital, la ofensiva contra los movimientos igualitarios, el rol de los ejércitos mercenarios y el «complejo metalúrgico», la Reconquista, la esclavitud y el colonialismo, la emergencia de la ciencia mecanicista, el advenimiento de la disciplina estatal y del trabajo remunerado, la revolución de las energías fósiles, el alzamiento de los movimientos de trabajadores, mujeres y anticoloniales y el correspondiente ascenso del nacionalismo y el fascismo, los filtros de la «democracia guiada», los movimientos antisistema después de la Segunda Guerra Mundial, la involución neoliberal, y por último los límites económicos y ecológicos del sistema.

El capítulo final muestra las nuevas posibilidades para el cambio sistémico, así como los nuevos peligros que aparecen con el incremento de la inestabilidad y el colapso venidero de la megamáquina en el siglo XXI.

Fabian Scheidler nació en 1968 en Bochum (Alemania), estudió historia y filosofía en la Universidad Libre de Berlín y dirección teatral en Frankfurt. Desde 2001 trabaja como autor para medios impresos, televisión, teatro y ópera. En 2009 fundó con el periodista David Goeßmann el magazine televisivo alternativo Kontext TV. Entre sus invitados se encuentran Noam Chomsky (que además es patrocinador oficial de Kontext TV), Vandana Shiva, Immanuel Wallerstein, Jeremy Scahill, Amy Goodman, Yanis Varoufakis y muchas otras personalidades.

Fabian Scheidler publica regularmente en la revista Blättern für deutsche und internationale Politik (editada por Saskia Sassen, Jürgen Habermas y otros). En 2009 obtuvo Premio Otto Brenner para el periodismo crítico, en 2010 trabajó como coordinador del «Tribunal de los bancos» para Attac en el teatro Volksbühne en Berlín. Como dramaturgo y autor de teatro trabajó muchos años para el conocido teatro Grips en Berlín. En 2013 se representó su ópera Muerte de un banquero (Música: Andreas Kersting) en el teatro Gerhart-Hauptmann en Görlitz. En 2015 se publicó su libro El fin de la megamáquina. Historia de una civilización fracasada y en 2017 Caos. La nueva era de las revoluciones.

En tu libro te concentras en el periodo de los últimos cinco siglos, pero en la primera parte llegas hasta cinco milenios antes, ¿porqué te propusiste esta ambiciosa tarea?

Porque tenemos que confrontarnos con procesos y crisis globales, en las cuales hay que preguntarse si no estamos ante una crisis civilizatoria y si podemos seguir adelante con un modelo como el que venimos implementando desde los últimos cinco milenios. También tenemos la crisis financiera que aún está ahí con cada vez mayorescrashes financieros. Al parecer las élites globales no son capaces de controlar esas crisis globales. Es decir, las respuestas a esa crisis global no son proporcionadas de forma sistemática. Por eso me pregunté dónde están las raíces de esa crisis. Las respuestas a menudo se remontan a la década de los setenta o los ochenta y hablan de la vuelta del neoliberalismo, pero lo cierto es, como trato de demostrar, que se remonta a un periodo mucho anterior.

¿No se corre entonces el riesgo de caer en el reduccionismo catastrofista?

Necesitamos un análisis más profundo de la realidad de -al menos- los últimos cinco siglos para comprender dónde tiene su origen todo ello y cuáles fueron los movimientos de resistencia desde el principio. Me remonto mas atrás en el tiempo para preguntar cómo se crea la dominación, ya que esto no es algo que haya existido siempre en la historia de la humanidad.

En los 200.000 años durante los cuales el homo sapiens ha existido sobre la faz de la tierra, lo que llamamos civilización en el sentido de una sociedad estructurada de forma jerárquica con estructuras de poder, que ha existido los últimos 500 años, es en relación muy poco tiempo.

El foco de tu investigación está en la dominación, ¿cómo podemos solucionar a ese respecto la crisis en la que nos encontramos?

La pregunta está en qué estructuras nos bloquean. No nos falta el conocimiento. Por ejemplo, en el caso del cambio climático, su existencia está clara desde hace 30 o 40 años. Tenemos este problema y tenemos que abandonar los elementos fósiles combustibles. En el caso del hambre global tenemos conferencias sobre el hambre desde hace décadas. Sin embargo, sigue aumentando la brecha entre pobres y ricos y 800 millones de personas pasan hambre. No falta conocimiento y hay que preguntarse qué estructuras de poder están fomentando esta situación.

¿Cuál es tu crítica a la economía de mercado?

Hay una historia que es el mito de que la economía de mercado se ha desarrollado de forma libre a partir del espíritu precursor y que, por otro lado, está el Estado que lo regula, que es malo y despótico. Desde el punto de vista histórico, sin embargo, se puede reconocer que las instituciones estatales y las instituciones económicas, como las primeras sociedades de acciones en el siglo XVII, estaban muy relacionadas.

Las primeras sociedades de accionistas estaban muy militarizadas y perseguían el objetivo de sacar dinero para los accionistas con métodos militares. O un poco antes, la forma primitiva del sistema capitalista en la Alta Edad Media. Las ciudades-estado de Venecia y Génova eran estructuras que tenían una gran flota militar. Mas tarde fueron los grandes comerciantes y las casas financieras, los bancos.

La idea de que tenemos una economía libre que se desarrolla y por otro lado un Estado que la regula más o menos es un mito que nos ocupa hasta hoy: ¿porqué los gobiernos no pueden poner límites a las energías fósiles o a los negocios del capital transnacional? En mi libro distingo entre cuatro clases de poder que se han ido formando en la historia. Uno es la violencia física, que se puede manifestar de formas muy diversas, entre ellas por supuesto, la militar o estatal. En la Edad Moderna los Estados se militarizaron cada vez mas de forma muy íntimamente ligada a las instituciones de acumulación del capital.

¿Por qué le das tanta importancia en el libro al concepto de acumulación infinita del dinero?

Porque en realidad es una curiosidad en la historia de la humanidad. Hay muchas sociedades en las que se acumuló riqueza. Pero la lógica del capital sobrepone la acumulación de dinero por encima de cualquier otra cosa y a cualquier precio. Eso se ha desarrollado a lo largo de los siglos. Durante la Edad Media era normal acumular una determinada riqueza y dedicarse a no hacer nada, a exhibir dicha riqueza o disfrutarla. Los negociantes trabajaban cuatro a seis horas al día porque querían disfrutar la riqueza. Al mismo tiempo, debido a la competencia entre diversos actores, comenzó la tendencia de reinvertir el dinero.

La invención de la contabilidad doble es un buen ejemplo, pero sobre todo la aparición de las sociedades de accionistas muestran la separación de la riqueza de las personas concretas y cómo ésta se convirtió en una institución allá por el siglo XVII.

La situación de las sociedades de accionistas hoy es que en el derecho, ya sea alemán o americano, sus jefes están obligados por ley a multiplicar la riqueza del accionariado independientemente de si la sociedad en su conjunto se beneficia con ello o no. Con independencia de los daños sociales o ecológicos. Las mayores 500 empresas del mundo suponen un 40% del producto social mundial. Yo las llamo monstruos, máquinas en cuyo código genético se encuentra la orden de crear dinero a partir de dinero por todos los medios posibles. Y estamos ante la pregunta de si podemos sacar ese código de la economía porque es destructivo y por los límites del propio planeta.

El origen del dinero y su relación con la guerra es otro de los aspectos principales de tu libro, ¿podrías explicarlo?

La versión estándar en los libros de economía es la de Adam Smith, que aseguraba que a partir de la inclinación natural del ser humano al trueque, desde hace 250 años apareció la economía de mercado. Para esta versión no hay pruebas históricas o antropológicas. No se encuentran sociedades de cazadores en las cuales de una forma natural se desarrolle una economía de mercado a partir de la economía del trueque.

Una de las primeras sociedades que tuvo un sistema monetario verdadero fue la antigua Grecia. El dinero se utilizaba para pagar a los soldados. El ejército se utilizaba para llevar a cabo guerras y para hacer esclavos que a su vez se empleaban en las minas de plata con las que se hacían las monedas. Era un círculo de guerra, esclavitud y monetarización de los Estados.

El Estado necesitaba dinero para pagar a su ejército. Ello lo vemos en la Antigüedad así como en la Edad Moderna. Los Estados eran dependientes de una monetarización creciente de la sociedad porque su poder dependía del ejército y éste estaba compuesto por soldados, que solamente se pueden financiar con dinero.

La financiacion de los Estados dependió desde muy pronto del crédito, que se utilizaba para financiar las guerras. El crédito se extendió desde el siglo XIV por toda Europa, influyendo de forma masiva en la política. Se necesitaba mucho dinero para comprar los grandes cañones. Y este dinero lo emprestaban casas de crédito, que al mismo tiempo tenían las minas de plata y cobre en su posesión.

Por supuesto, lo importante es qué entendemos por dinero. Si una sociedad está intricada de la economía financiera en el sentido de que todo se vuelve posible comprar, entonces normalmente se da una gran polarización social según vemos en la historia.

En tu libro describes con detalle el rol de España en el desarrollo de la Megamáquina, ¿podrías enumerar los puntos principales al respecto?

España fue uno de los primeros poderes hegemónicos del sistema-mundo moderno, de la megamáquina capitalista. Pero no era independiente para desarrollar su imperio militar y colonial, sino que fue financiada por los bancos genoveses. Colón no nació por casualidad en Génova.

El Estado español y el expolio fueron en aquel momento una especie de precalentamiento para el capital transnacional. La brutal fiebre del oro y la plata de los conquistadores en Latinoamérica, y el genocidio asociado a ella, fue espoleada por los bancos acreedores de Génova, pero también de Ausburgo y de Amberes, que querían recuperar su inversión. Ello explica por una parte la monstruosidad de la conquista, como describe por ejemplo Bartolomé de las Casas.

Solo en las minas de plata de Potosí, en la actual Bolivia, cientos de miles de indígenas fueron explotados hasta la muerte, para extraer la plata para las economías capitalistas y los ejércitos de Europa. Metales preciosos, como explico en el libro, jugaron un rol esencial en la historia del poder y la dominación ya desde los imperios más antiguos.

Las minas de plata de Las Médulas en el norte de España eran centrales para el imperio romano, ya que con la plata que se extraía de ellas se pagaba a los ejércitos con los cuales Roma devastó el Mediterráneo y media Europa. Ya por aquel entonces las minas estaban relacionadas con violaciones extremas de los derechos humanos y con la destrucción de la naturaleza. En ellas trabajaban esclavos y dejaron unos paisajes ruinosos, que aún pueden ser observados hoy día.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/historia/fabian-scheidler-historiador-escritor-y-periodista-aleman