A menos de 15 días de las elecciones presidenciales en el Ecuador, no es posible augurar que el candidato del «correísmo», Lenín Moreno, logre superar el 40% y sacarle 10% de ventaja al segundo o que obtenga el 50% de los votos en primera vuelta. Sin embargo, si es posible valorar que la concurrencia de […]
A menos de 15 días de las elecciones presidenciales en el Ecuador, no es posible augurar que el candidato del «correísmo», Lenín Moreno, logre superar el 40% y sacarle 10% de ventaja al segundo o que obtenga el 50% de los votos en primera vuelta. Sin embargo, si es posible valorar que la concurrencia de dos coaliciones con partidos y movimientos de izquierdas, no solo divide y confunde a las masas de desposeídos ecuatorianos, sino que pone en riesgo la continuidad de la Revolución Ciudadana y el balance progresista en Nuestra América.
Como en lo últimos años, en la actual contienda electoral, no han sido estables los líderes de los partidos, precisos los posicionamientos políticos de los contrincantes, ni coherentes sus filiaciones a una u otra alianza o coalición. Indeterminaciones que «producen» tanto las agrupaciones de la derecha como las de la izquierda.
Los debates y desacuerdos de la izquierda ecuatoriana, discurren a primera vista alrededor del apoyo o no al «correísmo», y al programa de gobierno que proyecta ejecutar para el próximo mandato. Solo que si son muchas -cuantitativa y cualitativamente- las izquierdas que se disputan los votos que intentan acaparar los partidos de derecha, es más bipolar y evidente la puja de intereses en juego: con los pobres o con las oligarquías.
El Frente Unidos, que defiende la continuidad de la Revolución Ciudadana, está conformada por varios partidos y organizaciones sociales, entre ellas Alianza PAIS, el Partido Socialista, Amazonía Vive, diversos desprendimientos del Partido Comunista y movimientos provinciales progresistas.
Alianza PAIS (Patria Altiva I Soberana) es la plataforma electoral ciudadana liderada desde su fundación en el 2006 por el presidente saliente Rafael Correa, quien, al ganar las elecciones en noviembre de 2006, rompió con la vieja partidocracia ecuatoriana. Como se conoce, tras el anuncio de Correa de no presentarse como candidato a la presidencia, la alianza en el poder, decidió postular como aspirante al ex vicepresidente Lenin Moreno quien se ha mantenido como el candidato más popular según las encuestas [1]. Lenin ha estado promoviendo un discurso de reconciliación y ha manifestado que aspira a sumar las visiones de los que han tomado distancia con la gestión de Alianza País.
La otra parte de la izquierda ha mantenido un comportamiento pendular entre el llamado «correismo» y el «no- correísmo». Un parte de ella, se separó de la Alianza Pais durante sus 10 años de gobierno, y ha devenido oposición crítica de sus agendas y decisiones. Unas más cercanas a la socialdemocracia, otras herederas del marxismo más ortodoxo y que se autodeclaran herederos históricos de la «verdadera» lucha popular y niegan al gobierno actual toda calidad izquierdista y socialista.
En su mayoría, está izquierda opositora a Correa se ha agrupado para las próximas elecciones en la coalición Acuerdo Nacional para el Cambio (ANC), de resultante tendencia centro izquierda o socialdemócrata. El ANC promueve como candidato a la presidencia al General (r) Paco Moncayo, impulsado por el partido Izquierda Democrática (ID), un partido de antigua significación nacional y de tendencia a la socialdemocracia.
Vale recordar que Moncayo fue designado por el ex presidente ecuatoriano Abdalá Bucaram como Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, y fue a su vez el protagonista del golpe de Estado que sacó a Bucaram del poder en febrero de 1997 y del otro que destronó a su sustituta la vicepresidenta Rosalía Arteaga, con la co-participación-junto a otros partidos derecha-, de su partido ID. [2]
El presidente de la República Rafael Correa opinó en su momento que la postulación de Paco Moncayo como candidato a la primera magistratura en las elecciones del próximo 19 de febrero, serviría para «enriquecer la democracia» y calificó a la postulación del también exalcalde de Quito y exasambleísta, como «lo más rescatable que ha presentado la oposición». Sin embargo, reconoció que no comparte «muchísimas cosas con el general Moncayo»[3].
Junto a ID forman parte de esta convergencia electoral, el partido Unión Popular -antes Movimiento Popular Democrático (MPD)- y el Centro Democrático Nacional del perfecto de Guayas Jimmy Jairala que hasta hace muy poco apoyaba al «correísmo»,
El Partido Comunista Marxista Leninista (PCMLE) se ha integrado también a esta coalición. Este partido, surgió del seno del Partido Comunista del Ecuador en agosto de 1964, como uno de los efectos sobre la izquierda ecuatoriana de dos acontecimientos internacionales: el sisma chino-soviético y el triunfo de la Revolución Cubana y en todos sus congreso han reafirmado su apego a los postulados del marxismo leninismo, pero de matriz más bien stalinista. En relación a su integración al ANC -que ellos llaman «frente»- han afirmando que «es posible y necesario encontrar puntos coincidentes para la estructuración de un Programa de Gobierno que, por ejemplo, se plantee enfrentar la crisis económica desde la defensa de los intereses populares y soberanos del país, o desmontar todo ese andamiaje autoritario y antidemocrático levantado por el correísmo durante estos años». [4]
Montecristi Vive es un movimiento liderado por Alberto Acosta, uno de los ideólogos de la Revolución Ciudadana y que promueve como objetivo de su plan de Gobierno «Desmontar el correísmo» con un plan titulado «De abajo, por la izquierda, con la Pacha Mama». [5]. Acosta fue Ministro de Energía y Minas de Rafael Correa y luego presidente de la Asamblea Nacional Constituyente promovida por este, pero desde junio del 2008 se separó de PAIS y del gobierno, convirtiéndose en uno de los más fuertes críticos de Correa. En octubre del 2001 en un articulo suyo titulado «Unidad» Acosta consideró: «Ganar elecciones es importante, pero no suficiente. (…) Antes que asaltar el poder conviene construir un poder contra hegemónico» [6]. Sin embargo, se suma ahora a la coalición de Moncayo y al «Todos contra Correa».
Entre los más ilustrativo ejemplos de este péndulo comportamental de las izquierdas en la patria de Eloy Alfaro, hallamos el caso del partido indigenista Pachakutik que manejó, a propuestas de dos de sus prefectos en las provincias amazónicas, unirse a la derecha dentro de un movimiento anti-correista más amplio y terminó aliándose a la coalición de centro izquierda ANC. De su trayectoria podemos destacar que jugó un papel fundamental en la caída de los ex-presidentes Abdalá Bucaram y Jamil Mahuad, formó parte de la coalición que llevó al poder a Lucio Gutiérrez en el 2002 -aunque se separó de éste seis meses después por su viraje pro estadounidense y antipopular-, presentó un candidato propio para las elecciones del 2006 y luego del triunfo de Rafael Correa, se unió a la coalición de gobierno, jugando un importante papel en la aprobación de la Constitución de Ecuador del 2008. En el 2009, poco tiempo después de apoyar a Correa para su reelección, se separó de éste por contradicciones con las políticas públicas implementadas por su gobierno. Desde entonces, se ha mantenido en la oposición, con una postura fuertemente crítica contra el Gobierno de Correa. En el 2013 el MUPP se co-alió a la Unidad Plurinacional de las Izquierdas, antecedente del ANC.
Otro ejemplo es el Partido Avanza del exfuncionario del Gobierno de Correa Ramiro González. Este partido en el 2013 apoyó la reelección de Correa y ahora, para el 2017, se sumó a la convergencia electoral de derecha «La Unidad», – dirigida por el alcalde de Guayaquil Jaime Nebot, finalmente disuelta el 31 de octubre del 2016. Avanza es un partido político socialdemócrata creado en marzo de 2012 por el presidente del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social y ex-Prefecto de Pichincha, Ramiro González Jaramillo y se formó principalmente por ex miembros de Izquierda Democrática.
La mayoría de estas fuerzas políticas acusan al gobierno de Correa de reformistas, socialdemócrata y hasta neoliberal, de convivir y aplicar mecanismos capitalistas y traicionar los fundamentos de los que se ha conocido como Socialismo del siglo XXI.
Recordemos que, en la primera vuelta del 2006, la izquierda presentó cinco candidatos, incluido Correa, fragmentado su fuerza. Luis Macas como líder de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) obtuvo un 2,2 % y el ex diputado del Movimiento Popular Democrático Luis Villacís alcanzó solo un 1,31%.
En el 2009, el dueto Rafael Correa / Lenin Moreno del Movimiento PAIS – en alianza con el Partido Socialista-Frente Amplio, el Movimiento Popular Democrático, el Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País y el Partido Roldosista Ecuatoriano-, triunfó en primera vuelta con el 51,99% de los votos. El extinto Red Ética y Democracia acompañado del Movimiento Polo Democrático, sumaron sólo el 4,33%.
En las últimas presidenciales (2013) varios de los partidos que hoy conforman el ANC, se presentaron -junto a otros movimientos sociales- en la Unidad Plurinacional de las Izquierdas, con Alberto Acosta como candidato y obtuvieron apenas el 3.26% de la votación y solo 5 de los 137 escaños a la Asamblea Nacional.
Más recientemente, en las pasadas elecciones por las alcaldías y prefecturas de febrero del 2014, se evidenció cierto avance de la derecha, la supremacía de Alianza País y sus aliados (Avanza y Partido Socialista) sumaron un total de 107 alcaldes y 11 perfectos y que los demás partidos de la izquierda llegaron tan solo a 22 alcaldes y 5 prefectos [7].
Sin obviar los errores del «correísmo», ciertos discursos y afiliaciones electoreras, ponen entre dudas si se actúa sobre una base programática genuinamente diseñada desde abajo, viable y que supere el «reformismo» o las «tendencias neoliberales» de Correa; si no perdieron las coordenadas con las que se fundaron y tan solo parten de una necesidad electoral de derrotar al «correísmo» y ganar alguna cuota de poder en el futuro gobierno.
Parece además que una parte de la derecha con ropaje y columna socialdemócrata logró infiltrarse en una buena parte de los partidos y movimientos de izquierda que tomaron las calles contra Correa. Incluso varios líderes indígenas y de los trabajadores que integran estos partidos de «izquierda», no tuvieron pudor alguno en acercarse o coquetear con partidos y candidatos de la más extrema derecha.
En un país históricamente fragmentando regional y políticamente, la izquierda lejos de asumir el reto de la unidad frente al enemigo común, se desgasta políticamente y suma a la contradicción fundamental y de clases, sus diferencias en cuanto a modo de asumir posturas anticapitalistas y las estrategias de transformaciones sociales en pos del bien común. Ante lo que vale preguntarnos: ¿Qué tanto será de izquierda, un líder o un elector que se sume, a un «Todos contra Correa» y/o «¿Todos contra Lenin» y no al imprescindible «Todos contra la derecha, contra el neoliberalismo y contra el capitalismo»?
En mi modesta opinión, no se estima en su justa trascendencia el saldo negativo que la candidatura de Paco Moncayo produciría en el peor de los escenarios para la alianza de Lenin, una segunda vuelta electoral. Tampoco en qué medida su tendencia a crecer en intención de votos -junto a la bipolaridad de la derecha – conduce al proceso hacia ese escenario.
Por un lado, parece que Moncayo aún guarda gasolina política, y con su intenso recorrido ha acaparado cerca de un 15% de intención de voto. Por demás, según las encuestas la indecisión permanece por encima del 33%, algunos la estiman en el 45%. Por otro lado, la ferocidad con que se atacan Alianza, el PSC y CREO, podría inclinar contra Lenin y contra la derecha la intención de voto de muchos indecisos. Algunos administradores de opinión y las propias encuestadoras [8] han introducido ciertas valoraciones que favorecen a Moncayo, candidato que ha dicho: «De no llegar a la segunda vuelta -hipótesis no consentida- yo voy a apoyar a la oposición al Gobierno», «Lenín Moreno no es el candidato que garantiza los cambios que Ecuador necesita» y que «en temas fundamentales estoy lejísimos del pensamiento oficial» [9].
En los próximos días, se ha de incrementar el impacto esta desunión- y su consecuente desorientación política- en la masa de indecisos; en su mayoría, enojados o desesperanzados como consecuencia de la compleja situación por la que atravesó el país en los dos últimos años 2015 y 2016, por la reducción de exportaciones, la caída de los precios del petróleo y los embates de la naturaleza y las denuncias de corrupción que han tenido como blanco al gobierno de Correa.
Notas:
1. http://www.
2. http://www.rebelion.org/
4. http://www.pcmle.org/EM/spip.
6. http://www.finanzas.com/
7. http://www.rebelion.org/docs/
8. http://elecciones2017.
9. http://www.elcomercio.com/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.