En este artículo el autor sostiene que la lucha en Brasil gira en torno a dos niveles: uno táctico, que busca el derrocamiento de Bolsonaro, y otro estratégico, que busca la superación radical del modelo neoliberal, que caracteriza la actual fase capitalista.
Hoy se lucha en Brasil en dos niveles.
El primero de ellos gira en torno al derrocamiento de Bolsonaro, en una lucha democrática a la que pertenecen todos los que hoy están en contra de Bolsonaro, sin importar sus posiciones en el pasado, ni el grado de responsabilidad que tuvieron por la llegada de Bolsonaro al gobierno.
No hay que establecer ningún tipo de acuerdo formal, simplemente caminar por separado y golpear a Bolsonaro juntos. Cualquier posición que haga depender del pasado de los otros, que excluya -incluido el uso de la horca física- a los del PSDB, por ejemplo, es una posición sectaria. Esto no los exime de sus responsabilidades en el golpe contra Dilma, en la exclusión de Lula de las elecciones de 2018, en la elección de Bolsonaro.
Pero se necesita a todos los que están en contra de Bolsonaro para derrotarlo y a todos los que todavía están con él, incluida una parte del empresariado y de los militares. No es una lucha fácil, hay que aislarlos y construir un frente muy amplio que exprese el deseo y los intereses de la gran mayoría de los brasileños.
Se lucha contra un régimen autoritario, blindado militarmente, que necesita ser derrotado, para que se instale la democracia plena en Brasil. Los militares se retiraron del primer plano del escenario político cuando se agotó la dictadura que habían instalado, pero no sufrieron una derrota política abierta. Esto sucedió en Argentina, luego del intento militar de utilizar las Malvinas para recuperar prestigio. Ocurrió en Chile, cuando Pinochet fue derrotado en el referéndum de 1988, cuando quiso poder postularse nuevamente. Ocurrió en Uruguay, cuando dos consultas de la dictadura militar para poder privatizar empresas públicas fueron derrotadas. Hasta ahora no ha sucedido en Brasil.
El rescate de la democracia es el primer plan de lucha. Derrocar a Bolsonaro, mediante impeachment o en elecciones. La toma de posesión de un gobierno democrático en Brasil es una condición para el segundo nivel de la lucha.
El segundo nivel gira en torno a la derrota y superación del modelo neoliberal. En la etapa histórica actual, el capitalismo se adhirió a este modelo, desde el agotamiento del modelo anterior, desarrollista o como queramos llamarlo, vigente desde el final de la II Guerra Mundial hasta alrededor de finales de la década de 1970 y principios de la de 1980.
Es un modelo profundamente regresivo, concentrador de ingresos, promoviendo desigualdades sociales, un modelo cuya concepción es que la sociedad en su conjunto debe ser mercantilizada, según la visión de que todo tiene precio, todo se vende, todo se compra. Es el reino indiscutible del dinero, la riqueza monetaria, es el dominio absoluto de los bancos privados, el capital financiero y la especulación financiera.
Por eso la izquierda del siglo XXI es frontalmente antineoliberal. Lucha por la derrota de esta cosmovisión y sus políticas de centralidad del ajuste fiscal en lugar de la prioridad de las políticas sociales. Por la derrota del debilitamiento de las políticas de Estado, con la privatización del patrimonio público, con el recorte de recursos para políticas sociales y el recorte de servidores públicos.
La lucha contra el neoliberalismo es la forma hoy de luchar contra el capitalismo en su etapa histórica actual, nítidamente neoliberal. Esta es la lucha fundamental que tiene hoy, para derrotar al modelo neoliberal, eje de todos los retrocesos que se ha sufrido en la década de los noventa y se ha vuelto a sufrir en los últimos 5 años, motivo fundamental del golpe de Estado contra Dilma y la detención de Lula. La derecha eligió a Bolsonaro porque tenía la mayor cantidad de votos en las encuestas, para montar el operativo que lo llevó a la presidencia, para preservar el modelo neoliberal, reimplantado por el gobierno de Temer y radicalizado con las políticas de Paulo Guedes.
Brasil sólo podrá retomar el camino elegido por la mayoría de los brasileños en cuatro elecciones democráticas consecutivas, con el rescate de la democracia, con la elección del presidente de Brasil nuevamente por el voto libre de todos los brasileños. Para que, desde la democracia, se pueda sustituir el nefasto modelo neoliberal por otro, centrado en inversiones productivas, en políticas de distribución del ingreso y de generación de empleos formales, para reducir las desigualdades sociales en el país más desigual del continente más desigual del mundo.
La táctica es la lucha contra Bolsonaro, la lucha estratégica es contra el modelo neoliberal.
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