A lo largo de este año y a lo ancho de todo el planeta hemos asistido al nacimiento de un movimiento de levantamiento global. La revista Time nombra Persona del Año (desde 1927) a la persona o personas que han sido más influyentes o más notorios. En 2011 la Persona del Año ha sido El […]
A lo largo de este año y a lo ancho de todo el planeta hemos asistido al nacimiento de un movimiento de levantamiento global.
La revista Time nombra Persona del Año (desde 1927) a la persona o personas que han sido más influyentes o más notorios. En 2011 la Persona del Año ha sido El manifestante (The Protester). Incluye un álbum de fotos con activistas de la mayor parte de los conflictos que se han dado este año, y entre ellas la 9, 19, 22, 30, 32 retratan a participantes españoles en esta oleada mundial de protestas.
Al hilo de este ‘acontecimiento se han sucedido en los medios digitales los comentarios, y alguno muy destacable como el de Hector Juanatey nos aproxima a la que ha sido una de las caras de este año de activismo: compañerismo, compromiso (con la causa y con contarla), e información ciudadana: blogs, twitter, facebook. Y no puede faltar una mención a los encuentros con la policía. Estas son algunas constantes en este movimiento de levantamiento global: la conexión inmediata con lo que está pasando en cada protesta mediante redes sociales, la insistencia en afrontar las condiciones en cada sitio. La intensa represión que se hace desde el sistema (en Egipto y Yemen ha habido centenares de muertos) y nuestra firmeza en enfrentarlo sin dejar que nos disuada. La conciencia de que lo que está pasando es importante, que tenemos que participar y contarlo, ya sea en vivo mediante transmisiones o tuits, o después mediante blogs o facebook, y por supuesto con tantas cámaras (de fotos y de vídeo) como sea posible. Necesitamos que los ojos del mundo vean lo que está pasando, y el mundo necesita aun sin saberlo ver para participar.
Una cuestión, la de los ciudadanos alzados en contra de algunos (o todos) de los rasgos del sistema en el que vivimos, que la mayor parte de los medios de comunicación intenta minimizar o ignorar, y por supuesto el poder procura evitar a toda costa. Esta misma semana un medio digital alternativo muy confiable, madrilonia.org, publicaba un texto al que jocosamente titulaba el eterno renacer de un movimiento zombi. Aqui en España están pasando muchas cosas que pueden parecer pequeñas, como el hecho de que gracias a una campaña masiva en internet el preso común más antiguo del país, Miguel Montes, vaya a ser muy probablemente indultado el el último consejo de ministros del gobierno saliente. Pero que muestran que hemos subido en nivel de activismo y de conciencia social de una forma clarísima, desde aquel 15M en el que muchos nos fuimos a la calle a, simplemente, expresar que esta forma de llevar la sociedad no podía continuar.
Más allá de percepciones interesadas o deprimidas (en una sociedad en la que pareciera que el éxito se mide en medallas de oro olímpicas) las cosas están cambiando en el mundo, y no lo están haciendo despacio en absoluto. Tras derrocar los gobiernos de Túnez y Egipto, Túnez ha tenido elecciones y Egipto vuelve a tener una oleada de protestas tan intensa que forzará a una cesión del gobierno por parte de los militares. Es EEUU van más de 5000 detenidos y a pesar de la inhumana contundencia de la policía, pero a pesar de ello el movimiento Occupy (una buena transposición de nuestro Acampada) se ha extendido por decenas de ciudades, y gracias al apoyo de sindicatos y población en general ha realizado acciones tan contundentes como la huelga general en Oakland, o el cierre de los puertos de la costa oeste del lunes 12D. El último país en incorporar un movimiento de protesta ha sido Rusia, en respuesta a unas elecciones en las que las sospechas de pucherazo son tan grandes que desde el 10D los ciudadanos han tomado la calle y los dirigentes no están sabiendo como gestionarlo.
Estamos por tanto ante un recomienzo de la historia. Entre 1989 y 1992 Francis Fukuyama lanza su profundamente equivocado aunque muy alabada tesis del fin de la historia, como consecuencia del final de la lucha de las ideologías. 20 años después, varias crisis económicas y el conocimiento de los procedimientos de fraude y estafa de la deuda bancaria y de los derivados, junto a una ofensiva contra los derechos y la calidad de vida de la población en general, sumados a la capacidad de generar y obtener información al margen de los canales principales (intervenidos e inutilizados por la plutocracia mundial), hacen que en los 5 continentes los ciudadanos retomen banderas ideológicamente muy similares y emprendan este combate de defensa de ellos mismos y de sus conciudadanos. Son no ya los intereses, sino las necesidades más básicas las que están en la pelea: alimentación, techo, salud, educación; capacidad de decisión, libertad para elegir cómo vivir, participación en las decisiones que afectan a nuestras vidas.
Masivos, solidarios, horizontales. Repudiando un sistema de gobierno fraudulento (ya sea una dictadura como en Egipto, o una pretendida democracia como en España o EEUU). Cada vez más los ciudadanos de los distintos países estamos tomando como un derecho y una responsabilidad la situación en nuestro entorno. Con el planeta más rico y desarrollado y la ciudadanía más formada e informada de la historia, la situación política y económica que nos venden desde los medios de comunicación ha perdido por completo su credibilidad. No es verdad, y no puede pretenderse seguir por este camino.
Texto en el blog del autor: http://perroflauteando.
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