De Guindos ha concedido una entrevista en la que admite que lo que está ayudando a capear los efectos de la crisis del covid es lo contrario a lo que promueven liberales como él.
Lo de “no hay que intervenir en la economía”, los asustaviejas de “no hay que darle a la maquinita del dinero” o “es un desastre que el Estado se endeude” están muy bien para Twitter, para que los liberales pop se hagan vídeos de YouTube o, incluso, para cuando estás en la oposición y tus propuestas económicas no tienen ningún tipo de consecuencia real sobre la vida de las personas y lo único que buscan es conseguir que te aplaudan unos cuantos palmeros que no entienden muy bien las consecuencias de tus propuestas o los que están en ese pequeño porcentaje de la población a la que sí le convienen las medidas de corte neoliberal.
La “destrucción creativa” de Joseph Schumpeter (que en resumen quiere decir que en una crisis se tiene que dejar quebrar a las empresas y no ayudar a la población porque argumentan que de esas cenizas y ese hambre saldrá una economía mejor), defendida por los economistas liberales con muchos seguidores, está muy bien para conseguir retuits, pero si cualquier presidente de Estado o ministro las hubiera aplicado en esta crisis del covid habría sido tachado, y con razón, de sociópata. Por eso, desde Trump a Boris Johnson, desde la Reserva Federal Estadounidense al Banco de Inglaterra, pasando por todos los gobiernos de todos los colores y sus respectivos bancos centrales, las medidas que se han aplicado contra esta crisis han sido expansivas en el gasto público y de intervención de la economía.
La cosa cambia mucho cuando tus decisiones tienen consecuencias sobre millones de personas. Cuando te enfrentas a una crisis económica y tus actos tienen efectos reales sobre la economía, las empresas y la vida de las personas, la cosa cambia, sobre todo si esas personas son las que te votan o esas empresas son las que te rodean. Sobre esto último, es muy paradigmático el caso de Christine Lagarde. Cuando estaba al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI), a Lagarde nunca le tembló el pulso en aprovechar su posición para exigir a los países del sur que liberaran más su economía, en prohibir que los gobiernos intervinieran en ella y promover el recorte en gasto social y todo el presupuesto en general. Pero ahora, al frente del Banco Central Europeo (BCE), Lagarde ha aumentado en cantidad y estirado en el tiempo los estímulos, intervenido los mercados de deuda pública con sus ingentes cantidades de compra (darle a la maquinita del dinero, como dicen algunos) y aplaudido las medidas expansivas y de gasto que han realizado la práctica totalidad de los países. Aplicar neoliberalismo para los pobres del sur, aplicar intervencionismo y keynesianismo para los amigos del norte.
Luís de Guindos, ha concedido una entrevista donde podemos ver cómo queda muy poco de aquellas recetas austericidas (por el momento) y nada de los mantras neoliberales
Pero hoy dejo de lado el caso de Lagarde para centrarme en el que ahora se sienta a su lado. El vicepresidente del BCE y exministro de Economía, Luís de Guindos, ha concedido una entrevista a El Confidencial, el mismo día que otro medio anuncia que el exministro forma parte de los planes de Pablo Casado para su próxima candidatura a presidente, donde podemos ver cómo queda muy poco de aquellas recetas austericidas (por el momento) y nada de los mantras neoliberales que, como hemos dicho, solo los pueden predicar economistas sin ninguna responsabilidad y/o sociópatas. Veamos qué ha dicho De Guindos cuando le preguntan por las medidas tomadas por el BCE y el resto de gobiernos.
“Las medidas han sido adecuadas”
El exministro es preguntado por las medidas tomadas por los gobiernos para amortiguar la crisis. Tras enumerar las garantías públicas para continuar con el flujo del crédito (los préstamos ICO avalados por el Estado en el caso español), las moratorias a los pagos y los ERTE, De Guindos no duda en decir que esas “medidas han atemperado la crisis”. O sea, De Guindos reconoce que intervenir el mercado financiero avalando a empresas, intervenir a los bancos y a los propietarios de viviendas y locales para obligar a ofrecer moratorias o gastar dinero público para evitar despidos ha estado bien, que estas medidas han sido adecuadas y han funcionado.
“Los ERTE han sido también muy efectivos”
Es curioso que el ministro que estuvo a los mandos de Economía cuando el Partido Popular impuso la reforma laboral como “paliativo” para la anterior crisis, ahora diga que los ERTE hayan sido “muy efectivos”. Hemos pasado de abaratar y facilitar el despido a ofrecer una herramienta financiada con gasto público para dar una alternativa al despido, lo cual no tiene mucho de neoliberal. Está claro que cuando la anterior crisis también hubo un eje norte-sur, pero aquella vez dentro de una Europa con los halcones y Alemania machacando a los PIIGS, aplicar medidas neoliberales era algo aceptable e, incluso, puntos extras para un alumno aventajado que acabó ganándose su puesto actual.
“El aumento de la deuda ha sido inevitable, la alternativa habría sido peor”
Es muy casual leer a liberales en redes decir que los países no se deberían endeudar más, que no se debería “imprimir” más dinero para comprar esa deuda y que se tienen que bajar los impuestos. También es muy casual que si les preguntas cómo se financia entonces la salida de la crisis no sepan contestar. La deuda y el control del déficit eran las espadas de Damocles en las políticas económicas impuestas por Europa a los países del sur del continente en la anterior crisis. Pero ahora la cosa ha cambiado, esta crisis ha afectado también a Alemania y ponía en peligro todo el sistema económico mundial, en el norte y en el sur. Su principal consecuencia fue la suspensión del Pacto de Estabilidad y Crecimiento Europeo, o sea, los Estados no tenían límite en su déficit y su endeudamiento.
Por eso, alguien con responsabilidades en la inyección de dinero y en el endeudamiento público como De Guindos, ahora admite que el aumento de la deuda “ha sido inevitable” y que “la alternativa habría sido peor”. Ojalá De Guindos hubiera pensado lo mismo cuando recortaron 20.000 millones de euros en Sanidad y Educación u ojalá lo hubieran llevado a cabo cuando la Comisión Europea y el Eurogrupo (donde estaba De Guindos) machacó a Grecia usando ese Pacto que ahora han apartado de un plumazo.
Se puede ser muy neoliberal en la teoría y en las redes sociales, pero saber de sobra que la única manera de capear una crisis es mediante políticas anticíclicas públicas
“Se debe evitar una retirada prematura de los estímulos”
Otro perfil que te puedes encontrar en redes sociales es el de ese que dice que lo de “darle a la maquinita del dinero” es algo que solo hacen comunistas, venezolanos y Eduardo Garzón. Desde 2012, el BCE no ha parado de inyectar euros en la economía, bien mediante compra de deuda pública en los mercados secundarios (o sea primero los bancos la compran y el BCE se la compra a ellos para que se saquen su comisión) o comprado bonos de grandes empresas a tipos bajos (que no deja de ser otro tipo de rescate e intervención en las empresas). Esos estímulos no han hecho más que crecer y alargarse en el tiempo en esta nueva crisis y, según ha explicado De Guindos, todavía no se van a retirar. Se puede ser muy neoliberal en la teoría y en las redes sociales, pero saber de sobra que la única manera de capear una crisis es mediante políticas anticíclicas públicas, o sea gastar más para sostener la economía, y que eso solo se puede realizar mediante la inyección de dinero y el endeudamiento de los países.
Los bancos se salvan gracias a la intervención pública
En la entrevista le preguntan si teme que este incremento de la deuda pública “vuelva a poner sobre la mesa el vínculo del riesgo soberano y la banca”. De Guindos explica que al comienzo de la crisis esa era una de las principales preocupaciones del BCE, pero que “gracias a las actuaciones de política presupuestaria, las moratorias, las garantías públicas y la liquidez que hemos dado a los bancos”, se ha conseguido que “la ratio de morosidad ha seguido reduciéndose, no ha afectado a los balances bancarios y no ha habido un corte del crédito, que hubiera agravado la situación económica”. Vamos, que hemos salvado sus balances y negocios a base de intervención pública y de “la maquinita del dinero”. El mantra de la anterior crisis de “solo se han rescatado cajas de ahorro”, como si la quiebra de esas cajas no hubiera arrastrado a todo el sector y hubiera hecho quebrar a sus acreedores, bancos alemanes y franceses principalmente, ahora se desvanece y el liberal de De Guindos no puede más que reconocer que las políticas presupuestarias y la inyección de dinero ha salvado al sistema financiero.
Solo está de moda durante las crisis
“Una vez que pase la pandemia y sus efectos, los países se van a encontrar con una situación en la que el déficit ha crecido y, más importante, con mucha más deuda pública”. Así anuncia De Guindos en la entrevista que, una vez superada la crisis y volvamos a niveles económicos prepandemia, volverá a entrar en vigor el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Lo que se traducirá en exigencias de recortes en los presupuestos, congelación de pensiones y posibles subidas de impuestos indirectos y sobre la renta, tal y como se nos exigió en la anterior crisis y el propio De Guindos, junto a Rajoy y Montoro, aplicaron como buenos alumnos aventajados.
Puede que muchos de esos neoliberales de salón y YouTube contestarán a este artículo diciendo que “el BCE ni ningún banco central es liberal porque intervienen en la economía” o que “De Guindos no es liberal porque el PP no es liberal”. Para esos perfiles, nunca se es suficientemente liberal cuando las cosas no salen bien o cuando un liberal con responsabilidades choca con la realidad y deja de serlo. Pero, repito el argumento inicial, la única diferencia entre los liberales pop de redes y De Guindos, es que el segundo tiene que ser consecuente con sus decisiones, no se quedan en simples tuits para que tus fans le den al like. Eso y que los sociópatas y/o que no tienen poder de acción puede que tengan muchas visualizaciones en YouTube o entren en listados de “economistas influyentes”, pero no suelen llegar a puestos de verdadero poder e influencia.