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La memoria del fulgor

Fuentes: Rebelión

Y el barco, como un niño, con las olas Jugaba, se mecía, traveseaba. J.M En Colombia llegamos al ciento quinceavo aniversario de la ofrenda de la vida de José Martí en el Oriente de Cuba, sin haber incorporado aún el estudio creador de su obra. Mientras tanto la impronta euro centrista y anglo centrista, legada […]

Y el barco, como un niño, con las olas

Jugaba, se mecía, traveseaba. J.M

En Colombia llegamos al ciento quinceavo aniversario de la ofrenda de la vida de José Martí en el Oriente de Cuba, sin haber incorporado aún el estudio creador de su obra. Mientras tanto la impronta euro centrista y anglo centrista, legada por los dos sistemas coloniales que se han sucedido en el férreo control de nuestro territorio, permanece vigente y se sigue estudiando e interpretando nuestra singular y compleja realidad con anteojos ideológicos que en lugar de aclarar, nublan y distorsionan.

Algunos consideran que Martí pertenece a un pasado remoto que nada tiene que ver con nuestro presente. Nada más alejado de la verdad. Bastaría escuchar los discursos de la clase política del mundo occidental , penosamente rezagada en su capacidad de hacer frente a los colosales desafíos de la hora actual , o revisar la prensa internacional tediosamente atrapada en la ideología del libre comercio bajo control de la malla corporativa que se engendró desde finales del siglo XIX , para darnos cuenta de que la «actualidad» es un pasado con el que se bombardea a diario nuestras conciencias , haciendo pasar como «novedoso» lo que no pasa de ser una reedición de ese ayer cuyo desenlace ya conocemos.

Martí vivió en las entrañas del nacimiento de los monopolios en el libre comercio y el surgimiento imperial de los Estados Unidos. Comprendió que: En la medula, en la médula esta el vicio, en que la vida no va teniendo en esta tierra más objeto que el amontonamiento de la fortuna, contemplo que el sistema amontonaba los ricos de una parte y los desesperados de otra. y consagro su vida a la construcción de una republica moral en la que el espíritu democrático sería esencial para descifrar las múltiples claves que exigiría su puesta en marcha y sostenimiento.

Martí percibió el sentido de los Tratados de Libre Comercio y señalo: De nada menos se trata que de ir preparando, por un sistema de tratados comerciales o convenios de otro género, la ocupación pacífica y decisiva de la América Central…; y  se dió cuenta de la «enfermedad del dinerismo» la que genera el afán desmedido por las riquezas materiales, el desprecio de quien nos las posee, el culto indigno a los que la logran «

Martí comprendió que en Nuestra América – Nuestra patria es una , empieza en el río grande y va parar en los montes fangosos de la Patagonia – por la riqueza ignorada de la raíz nativa y su visión espiritual del mundo , por el asombroso mestizaje , y por el sufrimiento de siglos , comenzaba a balbucir una forma de habitar la tierra que era preciso revivir , preservar y ayudar a madurar. Esta tarea exigía romper el yugo español sobre la isla de Cuba, la «joya de la corona»- la «siempre fiel» la llamaban las autoridades españolas – ; evitar que nuestra América cayese en manos de la codicia del naciente imperio: el norte revuelto y brutal, y avanzar en la construcción propia de la república moral. Todo a la vez porque los tiempos urgen.

La guerra de independencia la comprendió – en su momento – como ineludible ante la incapacidad de la metrópoli madrileña de renunciar a sus privilegios e iniciar una relación de respeto entre iguales, y quiso que fuese breve , para evitar el desangre inútil , y para ello considero esencial la política : La política es la primera necesidad de las guerras que quieren vencer : y las que no quieren vencer , sino corretear y rendirse , esas no llevan plan ni espíritu , que es no llevar política.

En su estancia en Nueva York, que se inicio en 1880, comprendió que la desunión era si no el peor, uno de los más graves males, que impedían la independencia y el poner a salvo el fiel de la balanza americana, del monstruo cuyas entrañas conocía. Encontró desunión entre ricos y obreros que anhelaban una patria independiente, desunión entre blancos y negros, entre habitantes de la isla y la migración, entre militares y civiles, entre patriotas de ayer y patriotas de hoy, desunión por celos, por ambiciones, por megalomanía, encontró división y dispersión… i Lo que un grupo ambiciona, cae. Perdura, lo que un pueblo quiere. Dijo, y se consagro entonces a una labor ardua y paciente de unir y preparar , hasta que el pueblo de Cuba volviese a querer la independencia, porque no se trataba de imponerle ese sentimiento, ni de llevarlo contra su voluntad a una guerra que había producido fatiga y se temía, sino de escucharlo.

Martí comunicó sus ideas en la tribuna y por escrito, y sobre todo con el ejemplo. Cuidaba más sus actos que su palabra. Y la energía que dimano de su conducta logro el milagro de la unidad y del entusiasmo conjunto en una nueva batalla de independencia. Su ser espiritual y ético nutrió su ser político. El mal es accidental: solo el bien es eterno. Contra el dogma del mal eterno, el dogma nuevo del eterno trabajo por el bien.

Percibió dimensiones del tejido sutil de lo real y por eso su palabra no queda atrapada en la comprensión genial de un umbral de tiempo, que sigue siendo el nuestro. Desde la época en que se desenvolvió su periplo vital, hasta nuestros días, los factores de degradación y corrupción se han expandido y profundizado en el planeta. Su palabra, que fue su vida, insistió en que de nada valdría cambiar un poder, por otro, si no se creaban las condiciones para avanzar en lo decisivo: la evolución moral colectiva , la evolución espiritual.

Hoy , cuando asistimos al resquebrajamiento , por caminos imprevisibles , del control planetario por parte de la Alianza Atlántica comandada por el gobierno de los Estados Unidos, resuenan las palabras de Martí cuando vislumbró : una edad por venir en que quedara como vuelto a crear el mundo , con la justicia encima …. una edad que está todavía en las fatigas de la noche, propicia al salteador y expuesta a confusiones y caídas.

Habitamos un planeta en el que la crisis ecológica y social derivada de la modulación de las conciencias por un sistema con reglas de juego y de valoración mortíferas y suicidas, nos exige una revolución ética y ecológica para continuar la aventura de la vida en la casa tierra.

En esta variación de las formas de valorar, pensar y actuar, la palabra de Martí continua comunicando luz comprensiva, una formidable energía y un espíritu de elevación, que mucho se precisa en tiempos de confusión y desmayo.

La virtud es un hada benéfica: ilumina los corazones por donde pasa: da a la mente las fuerzas del genio / Así, cuando la maldad reina entre los hombres, la virtud tiene siempre hogares encendidos / Como la llaga con hierro ardiente, ha de ser quemado en su cueva el talento que no sirva a la virtud./ Más bella que la luz del sol sobre la tierra es la de una buena acción sobre el rostro del bueno./ Debemos vivir en nuestros tiempos, batallar en ellos, decir lo cierto bravamente, desamar el bienestar impuro, y vivir virilmente para gozar con fruición y reposo el beneficio de la muerte./ Hay dos clases de triunfo: el uno aparente, brillante y temporal: el otro, esencial, invisible y perdurable. La virtud, vencida siempre en apariencia, triunfa permanentemente de este segundo modo.

i Ver la magnifica obra de Paul Estrade sobre las ideas sociales , económicas y políticas de Martí

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.