Cuando terminó de leer «La metamorfosis» de Frank Kafka, a los 17 años, en un frío internado de la localidad de Zipaquira, el joven Gabriel García Márquez supo que su futuro estaría en las letras y en el realismo mágico que años después lo harían afamado. Gabo, el escritor colombiano más célebre de todos los […]
Cuando terminó de leer «La metamorfosis» de Frank Kafka, a los 17 años, en un frío internado de la localidad de Zipaquira, el joven Gabriel García Márquez supo que su futuro estaría en las letras y en el realismo mágico que años después lo harían afamado. Gabo, el escritor colombiano más célebre de todos los tiempos, cumple este año 80 años de vida, 60 de haber escrito su primer cuento, 40 de haber publicado «Cien años de soledad», su novela cumbre, y 25 de haber ganado el Nobel de Literatura.
Durante el IV Congreso Internacional de la Lengua Española (26 al 29 de marzo) en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias, se conmemorá su cumpleaños, y además se presentará una nueva versión de «Cien años de soledad» revisada por el autor y con introducciones de otros destacados escritores, entre ellos Carlos Fuentes y Álvaro Mutis.
«Lo peor que le puede suceder a un hombre que no tiene vocación para el éxito literario, o en un continente que no está acostumbrado a tener escritores de éxito, es publicar una novela que se venda como salchichas. Ése es mi caso. Me he negado a convertirme en un espectáculo, detesto la televisión, los congresos literarios, las conferencias y la vida intelectual», dijo Gabo en una oportunidad.
García Márquez es calificado por sus críticos como un literato seguro de sus ideales e innovador con el realismo mágico, que desarrolló en varias de sus novelas y que le merecieron premios internacionales. «Éstas son las influencias que considero importantes en mis novelas: del punto de vista técnico, Virginia Woolf, William Faulkner, Frank Kafka, Ernest Hemingway. Del punto de vista literario: ‘Las mil y una noches’, que fue el primer libro que leí a los siete años; Sófocles y mis abuelos maternos», expresó el escritor en 1967 antes de ser publicada su novela cumbre.
Gabo nació el 6 de marzo de 1927 en el municipio bananero de Aracataca, lugar que muchos consideran está detrás de aquellas polvorientas calles y ese calor abrumador que describe el escritor en el legendario pueblo de Macondo, de «Cien años de soledad».
«Es difícil que haya una línea, en alguno de mis libros, que no tenga su origen en la infancia. Durante los primeros ocho años de mi vida ocurrieron o viví, tuve las experiencias que luego he elaborado literariamente a través de toda mi vida. Pocas experiencias posteriores me han sido tan útiles como las de infancia», aseveró.
Sus primeras letras las escribió en la Escuela Montessori y su bachillerato lo realizó en el colegio jesuita de San José en la ciudad de Barranquilla. Posteriormente, obtuvo una beca en un internado de la localidad de Zipaquira,
donde las largas jornadas de soledad y el frío intenso lo obligaron a refugiarse en la literatura. A mediados de los años cuarenta inició sus estudios de derecho en la Universidad Nacional de Bogotá y en 1947 el diario capitalino «El Espectador» publicó su primer cuento, «La tercera resignación», recopilado posteriormente en un libro. Gabo se encontraba en la capital colombiana cuando ocurrió el «Bogotazo», hito histórico tras el asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, ocurrido el 7 de abril de 1948, y tuvo que terminar el segundo año de derecho en Cartagena. Sin embargo, ese mismo año renunció a sus estudios para dedicarse por completo al periodismo y a la literatura.
Durante la década de los 50 escribió columnas para tres periódicos colombianos y pudo dedicarse a su otra afición, realizar comentarios semanales cinematográficos. García Márquez llegó a París en vísperas de la Navidad de 1955 como corresponsal del «El Espectador» y ante el cierre del diario por la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla se dedicó nuevamente a la literatura y a vivir de la caridad de alguno de sus amigos.
«Yo no había tenido una conciencia muy clara de mi situación hasta una noche en que me encontré de pronto por los lados del Jardín de Luxemburgo sin haber comido ni una castaña durante todo el día y sin lugar dónde dormir», relató años después.
Su tiempo de espera en un viejo hospedaje de París se convirtió en infinito, pues se quedó como «El coronel no tiene quien le escriba», que mecanografió día y noche mientras llegaba el cheque de su corresponsalía.
La novela cumbre de Gabo, «Cien años de soledad», comenzó a escribirse en su memoria cuando éste tenía 17 años, con el título de «La casa», pero solamente hasta 1967 su obra es publicada y a partir de ese momento García Márquez despertó para el mundo.
Durante la década de los 70, obtuvo el premio Rómulo Gallegos en Venezuela y se comprometió con las causas sociales en América Latina, pues criticó la dictadura de Augusto Pinochet en Chile y en otros países. En 1982 recibió el premio Nobel de Literatura por su obra y el presidente colombiano de entonces, Belisario Betancourt, le pidió que volviera al país, después de que solicitara asilo político en México tras ser acusado de vínculos con la guerrilla del M-19. Sin embargo, solamente regresaría a su país en la década de los 90 y en 1994 creó en Cartagena la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, y para finales de los noventa leyó el primer capítulo de sus memorias, que fueron publicadas en 2002. Su última obra, «Memoria de mis putas tristes», salió al mercado en 2004. Para los próximos años, se espera el segundo volumen de sus recuerdos.