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La mirada japonesa sobre una geisha de Hollywood

Fuentes: The Wall Street Journal

Buena Vista International está enfrentando un dilema a la hora de distribuir en Japón la película Memorias de una Geisha: ¿Cómo comercializar una exótica fantasía hollywoodense sobre una geisha en un país que realmente sabe de qué se trata la cosa? La respuesta de Buena Vista: engrandecer la fantasía. ¿Los kimonos (túnica japonesa) están mal […]

Buena Vista International está enfrentando un dilema a la hora de distribuir en Japón la película Memorias de una Geisha: ¿Cómo comercializar una exótica fantasía hollywoodense sobre una geisha en un país que realmente sabe de qué se trata la cosa?

La respuesta de Buena Vista: engrandecer la fantasía. ¿Los kimonos (túnica japonesa) están mal puestos? ¿Demasiado pelo al viento? ¿La nacionalidad de las actrices es un problema? Bien, proclaman los anuncios publicitarios, este es un «Japón que los japoneses envidiarán», subrayando aún más el sabor occidental al imprimir en alfabeto romano la palabra «Japón», en vez de usar los caracteres tradicionales del país.

Taro Yurikusa, un productor de la oficina de Buena Vista International en Tokio, dice que la idea es despertar la curiosidad de los japoneses sobre cómo Hollywood retrata Japón. Desde luego, Buena Vista, una división de Walt Disney Co., tiene que lidiar con la sensibilidad que en Japón despierta el tema de las geishas. Muchos japoneses piensan que los occidentales no entienden bien el asunto al creer que, o bien se trata de prostitutas, o bien las geishas representan de alguna manera a todas las mujeres japonesas.

La película, que se estrena en América Latina entre enero y marzo de 2006, es la historia de una geisha de Kioto -una mujer educada en el tradicional arte japonés de ser una acompañante refinada- y su perdurable amor por un acaudalado hombre de negocios. En Japón no están usando los mismos anuncios que en Estados Unidos y América Latina, donde aparece la actriz china Zhang Ziyi con su pelo cruzándole la cara. Eso no es para nada el estilo geisha. Los póster japoneses la muestran en el traje tradicional japonés.

Buena Vista ya había navegado por estas delicadas aguas en 2001 cuando comercializó en Japón Pearl Harbor. Para la película, que trata sobre el ataque japonés a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, se editaron algunos diálogos que podían sonar ofensivos.

Hasta ahora la estrategia de representar la historia de le geisha como lo haría alguien que desconoce la cultura japonesa ha dado resultado. «Sayuri» -como se llama aquí la producción de Sony Pictures Entertainment- ocupó un respetable cuarto lugar en la venta de las boleterías la semana de su estreno a mediados de mes.

Las críticas han sido favorables, calificándola de entretenimiento escapista. Pero algunos se sorprenden de que una película lanzada por un estudio de una compañía japonesa pueda producir una versión tan chapucera de la cultura del país. Sony Corp., dueña de Sony Pictures, tuvo muy poco que ver con la película. Por lo general, las decisiones de ese negocio las toma Sony Pictures, basada en EE.UU.

Los espectadores se divierten descubriendo las inexactitudes, pero en la mayoría predomina la curiosidad de ver cómo son vistos por el resto del mundo. Muchos japoneses que han visto la película dicen que les gusta ver su país retratado en escenas románticas en la antigua Kioto. «Para ser extranjeros, logran captar muy bien la belleza de Japón», dice Toyosaka Moriizumi, un profesor universitario en Tokio.

Akiko Hayashi, una funcionaria universitaria, comentó a la salida del cine que en una escena aparece el personaje con su kimono cruzado hacia la derecha, aunque en Japón esa forma se reserva para los muertos. Pero admitió que una escena de sumo parecía auténtica; de hecho, reconoció a uno de los luchadores como un atleta que de verdad practica ese deporte.

Pero no todo el mundo ha recibido las inexactitudes con tanta comprensión. Juzo Yamashita, la vocera del sindicato que agrupa a 116 geishas del distrito Gion en Kioto, dice que el kimono mal ajustado y el pelo al viento de las actrices fueron suficientes para que a ella y su grupo no le gustara la película. «Nos preocupa que la gente pueda pensar que es cierto lo que ven en la película», asegura.

Actualmente, existen 202 geishas en Kyoto. Pero la vida de una geisha no es tan glamorosa como en la película. Las más populares y reconocidas tienen un buen pasar, ganando hasta US$350 por entretener a los clientes por dos horas. Pero la mayoría apenas sobrevive en esta profesión a punto de desaparecer.