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La mítica revista El Viejo Topo llega a su número 200

Fuentes: Rebelión

«Que en este país una revista como El Viejo Topo alcance el número 200 es poco menos que un milagro» afirma Miguel Riera, director de esta veterana publicación, en el editorial con el que se abre el ejemplar de diciembre. Y es que además de alcanzar el doble centenar de números El Viejo Topo está […]

«Que en este país una revista como El Viejo Topo alcance el número 200 es poco menos que un milagro» afirma Miguel Riera, director de esta veterana publicación, en el editorial con el que se abre el ejemplar de diciembre. Y es que además de alcanzar el doble centenar de números El Viejo Topo está a punto de celebrar el 29 aniversario de su nacimiento.

Casi 30 años de historia

El Viejo Topo tuvo una primera época desde 1976 a 1982, en la que, según Riera, «los 34 secuestros judiciales que padecimos jalonaron una etapa apasionante». Durante aquellos años, El Viejo Topo ocupó un lugar muy destacado en el elenco de revistas culturales y alternativas. Con la perspectiva que da el paso del tiempo puede decirse, y es el decir de muchos, que se ha convertido en una referencia mítica y obligada de aquella época. La tirada media por aquel entonces se estabilizó en 35.000 ejemplares, aunque se llegaron a alcanzar puntas de 50.000.

Su actual director explica cómo nació la idea de elaborar una revista de tales características: «Se concibió de una manera sumamente ingenua en el año 75. En aquella época yo dirigía un centro de enseñanza y junto a un profesor de filosofía nos propusimos hacer una revista que fuera plataforma de debate para la izquierda que se estaba matando entre ella. Hicimos un modelo de revista que en lo político y cultural era distinta pero en el formato se parecía un poco a lo que entonces era Rolling Stone. El ministerio no nos autorizó, nos estuvo entreteniendo más de un año con sus pegas y al final nos dijeron que podíamos publicar pero como revista mensual y no semanal como nosotros queríamos, además con un precio descabellado. Esto nos obligó a hacer una revista con más cuerpo, con un diseño distinto, lo cual fue una novedad extraordinaria ya que fue la primera revista político-cultural con un diseño innovador y creativo. Así empezó, de una manera un poco tonta; casi se puede decir que la censura nos hizo la revista».

Tras un breve intermedio llegaría una segunda época, que transcurre desde 1993 hasta nuestros días. La tirada inicial prevista de 30.000 ejemplares «se reveló enseguida demasiado optimista»; a los pocos meses la tirada se estableció en 16.000, una cifra que estaba, según el director, «más en consonancia con el desinflamiento general que ha afectado a lo político y lo ideológico». Desde entonces la revista sigue con una actividad que el propio Manuel Vázquez Montalbán definió como «quitojesca», pero entregada sin duda a los mismos principios que la vieron nacer.

Para conmemorar el número 200, entre las secciones habituales se inaugura otra: «El estado de la cuestión», espacio que dará cabida cada mes a un balance de los debates políticos y sociales de mayor relieve. En su estreno, «El estado de la cuestión» se centra en los novísimos movimientos sociales, su problemática, sus dificultades, sus aciertos y errores y, en definitiva, su futuro.