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La oposición, sus mandantes y sus tácticas, además de sus candidatos presidenciales

Fuentes: alainet.org

Existen a lo interno de la oposición venezolana fuertes contradicciones sobre la táctica a utilizar para sacar al presidente Nicolás Maduro del gobierno: la salida violenta, el pedido de renuncia, una asamblea constituyente, el referendo revocatorio y, ahora, una enmienda constitucional que permita que el pueblo relegitime los cinco poderes del Estado venezolano: ejecutivo, legislativo, […]

Existen a lo interno de la oposición venezolana fuertes contradicciones sobre la táctica a utilizar para sacar al presidente Nicolás Maduro del gobierno: la salida violenta, el pedido de renuncia, una asamblea constituyente, el referendo revocatorio y, ahora, una enmienda constitucional que permita que el pueblo relegitime los cinco poderes del Estado venezolano: ejecutivo, legislativo, judicial, moral y electoral.

Pareciera que si bien la desestabilización seguirá siendo plato fuerte del menú de la oposición, ligado a las estrategias geopolíticas de Washington, la salida violenta está desvalorizada, a decir del presidente del Legislativo: «No veo a Maduro terminando su periodo presidencial (pero…) aquí no hay testículos ni músculo para dar un golpe militar», señaló Henry Ramos Allup.

Quizá las dudas surgen de la diversidad de interlocutores externos que tienen los dirigentes opositores venezolanos, muchos de ellos integrantes del gobierno estadounidense, pero también otros que quieren tener protagonismo como «mediadores» en la crisis venezolana, como el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, o el exmandatario costarricense Oscar Arias, que no siempre interpretan bien el ritmo que se les marca.

Pese a que los plazos se van agotando, algunos partidos y grupos integrantes de la llamada Mesa de Unidad Democrática siguen titubeando: no están seguros de querer proponer un referendo revocatorio para el mes de abril, pues carecen de un programa económico que presentar y que, al menos en los papeles, permita acabar con la crítica situación que atraviesa el país, producto de la propia guerra económica que los opositores orquestan para dificultarle el programa de gobierno.

Deshojando la margarita: revocatorio ¿si o no?

El referendo revocatorio es bandera de Primero Justicia, el partido mayoritario (en votos) dentro de la MUD, sobre todo del actual gobernador del estado Miranda y dos veces candidato presidencial Henrique Capriles, quien intenta impulsarlo. Para ello se necesita recoger el 20% de las firmas del electorado.

«El Revocatorio tiene como fecha tope el 10 enero de 2017 (cuando se cumplen tres años del gobierno de Maduro), después no tiene sentido. Hay que cumplir un lapso de 228 días según el reglamento», explicó Capriles, quien denunció presuntas maniobras del Consejo Nacional Electoral «para que no empiecen a correr los tiempos. Ya tenemos 2 millones de personas censadas, es decir, futuros convocantes. Al saber cuál es el formato de la planilla en una hora podemos recoger las 200 mil firmas del 1%, pero ellos quieren confundir a la gente para que piensen que estamos perdiendo el tiempo».

Pero lo cierto es que Voluntad Popular y Acción Democrática no están convencidos del llamado, pues temen a que de ganar la oposición no tendrá capacidad para sacar al país de la crisis que enfrenta, ya que hasta ahora ha sido incapaz de presentar siquiera una propuesta.

«El revocatorio es un tema de prudencia política que los líderes, tanto del gobierno y de la oposición, tienen que ver cuál es la prioridad nacional, qué es lo que el país necesita en este momento. A mí se me ocurre que hay urgencias nacionales económicas, políticas y sociales que los líderes tienen que evaluar y ponderar», señaló Eduardo Fernández, veterano dirigente democristiano.

Sin embargo, en Acción Democrática hay también discrepancias en lanzar o no un proceso revocatorio en abril. Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional, no acaba de definirse, aun cuando sabe que de ganar contarán con el apoyo de EE.UU. lo que considera la única manera de poder enfrentar la crisis que ellos mismos han provocado en sus ansias de sacar a Maduro del poder.

Sin definir el camino escogido, Ramos Allup siguió con su guerra de micrófonos e indicó que el Estado está preparando el diferimiento de las elecciones de gobernadores y del referendo revocatorio, «porque ellos saben que si van a cualquier comicio, van a resultar absolutamente perdedores.(…) Creo que el gobierno está cerrando las vías democráticas, para evitar cualquier consulta popular, porque sabe que su derrota será peor que la ocurrida (en las legislativas de) el 6 de diciembre».

Mientras la posibilidad del revocatorio parece ir quedándose sin aire ni tiempo, la estrategia principal de la MUD hoy en día es prepararse para obtener buenos números en la elección de gobernadores a fines de este año. Consideran que una victoria en esos comicios los fortalecería políticamente y así sí estarían en condiciones de lanzar un revocatorio en el 2017. Pero más allá de carecer de un programa político y/o económico, a la variopinta oposición le falta un candidato creíble para suceder a Maduro.

La carrera de los presidenciables

Como era de esperar, Ramos Allup es uno de los principales dirigentes opositores que apoya esta iniciativa de hacerse fuertes en los comicios para gobernadores. Sus vínculos con la embajada estadounidense son históricos, anteriores al gobierno de su jefe político, Carlos Andrés Pérez (1989-1992).

Apoya la iniciativa no solo por ser instrucciones de Washington sino porque necesita tiempo -y circunstancias- para ir fortaleciendo su imagen, y mostrándolo como una candidato «independiente» con vistas a las presidenciales.

Más allá de las eventuales candidaturas presidenciales de Capriles Radonsky y Ramos Allup, el gobernador (opositor) de Lara, Henry Falcón, con cartas credenciales que lo acreditaban ser otro opositor cercano a la embajada estadounidense en Caracas, viajó a Costa Rica en el mes de marzo.

Su intención, sin dudas, era la de desarrollar una agenda de reuniones que le permitieran generar contactos, financiamiento, confianza en torno a su figura y apoyo político para una futura campaña presidencial. Falcón no es muy conocido internamente en el país y mucho menos en el exterior.

De las reuniones que mantuvo en Costa Rica, más allá de las que tuvo con opositores venezolanos radicados en ese país, como Víctor Quinteros, la más importante fue con el ex presidente tico Oscar Arias: lo considera la figura que puede impulsarlo en el ámbito regional e internacional por su condición «independiente» como Premio Nobel, pese a estar asociado a los intereses estadounidenses.

Falcón no es de estridencias. Se movió con discreción, tratando de no levantar revuelo respecto a su figura, ni expectativas y especulaciones que aborten sus planes de convertirse en la próxima figura presidencial en Venezuela. Arias señaló que las condiciones actuales podrían llevar a un desbordamiento social no deseado por nadie en Venezuela: «los venezolanos deben apuntar a una salida de concertación pacífica», dijo.

Dentro del guion previsto, Arias reiteró a la prensa de su país su disposición a colaborar con Venezuela, a partir de su experiencia, «para aportar soluciones a los conflictos políticos que someten el área económica y social», aunque su eventual mediación fue rechazada por el gobierno.

El expresidente tico estuvo en Venezuela invitado por la MUD y participó en una sesión especial de la Asamblea Nacional el jueves 18 de febrero, fecha en la que se cumplieron dos años de la detención del opositor Leopoldo López, sentenciado por haber incitado los hechos de violencia que cobraron la vida de 43 personas. Al retornar a Costa Rica, expresó que «lo que le conviene a Venezuela, es que el actual presidente Nicolás Maduro termine su mandato anticipadamente». ¿No injerencia? ¿Llamado a deponerlo?

Más allá de que Henry Falcón continúe presentándose como un líder «unitario» y entregara a Arias un documento que declaró que ya había divulgado en Venezuela (Manifiesto de Yaracuy, impulsado por su partido Avanzada Progresista, un acuerdo para la construcción de un gobierno de unidad nacional), los medios políticos costarricenses plantean que el gobernador larense trabajó con fuerza el mercadeo político a su favor.

Tras su visita a Costa Rica, su figura parece haber crecido y muchos en Washington y Madrid preguntaron por sus características y posibilidades. Quizá cayó bien su mensaje demagógico o los «asesores» se mostraron más confiados por las cartas credenciales que lo acompañaron.

Lo cierto es que, a diferencia de otros personajes calificados como prepotentes, Falcón causó buena impresión sobre todo por la humildad con que se presentó ante la prensa tica, vendiendo bien la imagen de que con su viaje solo pretendía lograr la asesoría de Oscar Arias, sobre quien se deshizo en elogios.

Claro, se abstuvo de recordar que éste estuvo fuertemente implicado en el golpe de estado contra el ex presidente hondureño Mel Zelaya, bajo indicaciones del Departamento de Estado y la CIA, como ha sido ampliamente demostrado y divulgado.

Como la margarita, demasiados pétalos para deshojar: golpe duro, golpe blando, desestabilización, pedido de renuncia presidencial, referendo revocatorio, elecciones para gobernadores, asamblea constituyente, enmienda constitucional.

Mientras, la oposición sigue careciendo de un proyecto, una propuesta -más allá de la ley de amnistía para delincuentes, narcotraficantes, asesinos, estafadores, responsables de intentos de golpe de estado, corrupción, que el Tribunal Supremo de Justicia declaró inconstitucional- que pueda sacar al país de la crisis. Sus dirigentes están más preocupados en ser candidatos presidenciales.

* Álvaro Verzi Rangel es Sociólogo, investigador del Observatorio en Comunicación y Democracia

Fuente: http://www.alainet.org/es/articulo/176677