«El hombre necesita dos años para aprender a hablar y más de sesenta para aprender a callar» Ernest Hemingway La clase política es el paradigma, la máxima expresión, de la desmemoria y el olvido. La memoria de la clase política (¡a cualquier cosa llaman memoria!), tiene una durabilidad máxima de cuatro años, esto es, de […]
«El hombre necesita dos años para aprender a hablar y más de sesenta para aprender a callar» Ernest Hemingway
La clase política es el paradigma, la máxima expresión, de la desmemoria y el olvido. La memoria de la clase política (¡a cualquier cosa llaman memoria!), tiene una durabilidad máxima de cuatro años, esto es, de campaña electoral a campaña electoral. Nos prometen, nos engañan, nos prometen, nos engañan, nos prometen…, la rueda nos pasa por encima una y otra vez, una y otra vez…, ya está bien, hombre.
Es histórica esta (des)memoria de los políticos, con pretéritos pero sonados éxitos como «Otan, de entrada no» y otros muchos no tan sonados pero repetidos infinitamente tanto por la extrema derecha ppera como por la derecha moderada zpera. De González a Aznar (y me piro porque me la van a liar), de Aznar a «Rodriguéz» (y me vuelvo a pirar porque me la lían otra vez), de «Rodriguéz» a ? (y me piro porque es lo que toca hoy).
Ahora Rajoy nos promete, si le votamos, mejorar la posición económica de las clases más desfavorecidas, entre cuyo voto no tiene mucho predicamento su candidatura ultraderechista y conservadora de unos «derechos» que pisotean los de las clases más desfavorecidas. Promete que subirá salarios y bajará impuestos. Ole, ole y ole, Mariano. No es que crea que va a incumplir tal promesa, es que creo que desde hoy, desde ayer, ya la está usted incumpliendo. Comparezca en el Congreso y compadezca usted a los millones de españoles de los que se apiadan sus promesas de futuro y haga algo por ellos hoy, no mañana, HOY. Quedan apenas dos años para las elecciones, y ya le digo yo que uno aguanta el hambre lo que puede, pero no le prometo resistir hasta entonces. Deje usted de reírse de los españoles. Deje usted de presentar «enmierdas» a la totalidad contra leyes derechistas por las que su ideario bebería los vientos y solo tiene en su contra que no se le han ocurrido a su gente. Deje usted en paz a España. Antes de venir, antes de llegar, «Rajoy, márchese»
Nos pide su voto, botémosle pues. Valiente compasión futura muestra por quienes lo están pasando mal hoy, señor Rajoy. Valiente desde la segunda fila, valiente, Mariano, valiente. «Prometa yo valiente y me ría de la gente». Amén.
Hace unos días oí a dos mujeres que hablaban en la calle:
-Este zp no es malo, es peor
-Ya, hija, pero es que ¡como entre el otro!, que Dios nos coja confesados.
Confesados y algo más, que se me hace poco; porque si además de llevar la derechona en su ideario, como el PSOE demuestra en algunos aspectos, lo lleva en sus siglas, apaga y vámonos.
Propuesta ciudadana para una nueva clase política.
Propongo que les prometamos el voto y luego no se lo demos, propongo que les prometamos el voto y no se lo demos hasta que no cumplan sus promesas. Quiero que dejen de preguntarse «cómo puedo joder a mi país» y se pregunten «cómo me puede joder mi país a mí si no cumplo lo prometido». Quiero que cambien su discurso habitual de «prometer hasta meter y una vez metido, nada de lo prometido». Quiero que nos respeten. Mientras tanto solo se merecen un descomunal y masivo voto en blanco.
La clase política debería reunir las siguientes condiciones:
-Tener una edad superior a sesenta años y tener capacidad demostrable de saber callar
-No tener nada que ganar en la vida
-No ambicionar el poder
Absténganse de pedirme su voto si no cumplen estas condiciones, como mínimo.
Fuente: http://impresionesmias.com/2010/08/28/la-otra-memoria/