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La penumbra del crimen organizado es el sigilo bancario

Fuentes: Rebelión

Mientras la crisis financiera destruye las naciones del viejo mundo, se destapa la posición de los paraísos fiscales europeos encubriendo a los «empresarios» evasores que mantienen más de 130.000 cuentas en el banco HSBC de Suiza; mientras la policía ecuatoriana captura decenas de toneladas de droga en costa, sierra y oriente, la Superintendencia de Bancos […]

Mientras la crisis financiera destruye las naciones del viejo mundo, se destapa la posición de los paraísos fiscales europeos encubriendo a los «empresarios» evasores que mantienen más de 130.000 cuentas en el banco HSBC de Suiza; mientras la policía ecuatoriana captura decenas de toneladas de droga en costa, sierra y oriente, la Superintendencia de Bancos -cual perro guardián de los intereses de los banqueros- defiende a rajatabla el sigilo bancario y se niega a remitir informes a la fiscalía sobre lavado de activos del banco más grande e ineficiente del Ecuador.

La reducción e inutilidad del Estado de Bienestar a cambio de ganancias obscenas para unos pocos, 3 billones de euros están depositados en paraísos fiscales, lo que equivale al 23% de los depósitos mundiales y evaden anualmente en pago de impuestos entre 250 y 300 mil millones de euros, en el Ecuador, 10 mil millones de dólares de activos ilícitos lavan anualmente, 7 mil de los cuales lo realiza la banca.

En Europa, el fiscal francés Eric de Montgolfier, decidió respaldar al perseguido por el gobierno suizo Hervé Falciani, exempleado del HSBC de Ginebra, quien entregó la lista de los mayores defraudadores fiscales en la historia reciente de la Unión Europea; en el Ecuador la Fiscalía General del Estado «duerme» a conveniencia de los delincuentes de cuello blanco, y la Función Judicial condena a quien publica investigaciones de los atracos del Banco más grande del Ecuador. Ladrones existen en cada una de las orillas de la «cocha», pero el subdesarrollo de la justicia en el «jaguar latinoamericano» es evidente. «La justicia da miedo».

En Europa un periódico de derecha decidió publicar los «milagros» del Banco HSBC, cuya matriz está ubicada en Londres, que constituye uno de los mayores bancos del mundo; en el Ecuador, los medios «libres, independientes y públicos» no se atreven a publicar los «milagros» del Banco encomendado a la virgencita de La Dolorosa, que llora desconsolada al ver entrar a la institución a tanto ciudadano despistado.

Ecuador destruido por el sistema financiero en 1999, mediante el gran atraco descarado de los fondos públicos y privados, en el nuevo siglo el sistema «sobreviviente» no ha cejado un solo momento de realizar su labor de zapa para minar cualquier posibilidad de desarrollo. La banca está empeñada en desarrollar la «falsa industria» del lavado de activos ilícitos. La banca ha decidido convertir en paraíso fiscal al Ecuador al imponer a través de disposiciones legales el famoso «sigilo bancario», que consiste en la protección de información de depósitos y movimientos financieros. El sigilo bancario no es otra cosa que instrumento principal del crimen organizado.

Es hipócrita la actitud de los políticos de México, país abastecedor natural de droga al mayor consumidor del mundo EEUU de Norteamérica. Pretenden aprobar una ley que sancione a los enmascarados que encubren sus rostros y que realizan actos vandálicos que destruyen los bienes de la sociedad; pero, nada dicen de los delincuentes «anónimos» (utilizan el sigilo bancario) que depositan millones de dólares del narcotráfico en la banca privada, causantes de los 50.000 muertos en los últimos seis años.

El fiscal francés Eric de Montgolfier sostiene: «No es escandaloso tener dinero si se puede explicar su procedencia.»

Es decir, los banqueros y supuestos empresarios esconden lo mal habido. No sabemos si es más ladrón el que roba a un banco o el que crea un banco. «Mientras que al delincuente contra la propiedad suele considerárselo un marginado y como un problema individual frente al orden social, el delincuente económico, por el contrario, ni es marginado ni se enfrenta individualmente con el sistema, al que, por otra parte, pertenece, pues en efecto, los delincuentes pertenecientes a grupos socioeconómicos superiores no son ni mucho menos marginados sino aceptados o tolerados». (López- Rey y Arrojo, Criminalidad y abuso de poder, Edit. Tecnos, Madrid. Sin fecha).

El sigilo bancario es un gran disfraz económico inventado por delincuentes de cuello blanco para ocultar riquezas mal habidas, con la aprobación de un Estado cómplice de la corrupción. ¿Alguien podrá creer a algún funcionario público que diga que combatirá la corrupción en los próximos cuatro años, mientras nada haga por eliminar el sigilo bancario? ¿Los banksters encapuchados seguirán dirigiendo los destinos del Ecuador?

«Hay que comenzar, entonces, por despertar la «alarma social» frente a la criminalidad consistente en la violación de los derechos económicos, sociales y culturales, dado que buena parte de la opinión pública está condicionada de manera tal que reacciona contra el que roba, comete una agresión o un homicidio, pero considera que está en el «orden normal de las cosas» o que «corresponde a las leyes del mercado», actividades delictuosas que condenan a millones de seres humanos al hambre, a la enfermedad y a la muerte.»

La riqueza infinita del conocimiento -que pretendemos desarrollar- de nada servirá si dejamos que la riqueza finita del dinero siga destruyendo la sociedad ecuatoriana. ¿Quién ganará entre la mente y los encapuchados?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.