Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y estado republicano. *** -Aquí estábamos. ¿Por qué afirmas, siguiendo a Vygotski que el lenguaje es simpráctico? -La simpracticidad del lenguaje es la postulación de […]
Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y estado republicano.
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-Aquí estábamos. ¿Por qué afirmas, siguiendo a Vygotski que el lenguaje es simpráctico?
-La simpracticidad del lenguaje es la postulación de que el lenguaje es instrumento creado en la comunicación, en la interacción comunicativa, cuyo fin fundamental es crear la actividad en común, y producir en común el saber hacer que la posibilita. Sitúa como objeto fundamental de estudio, incluso del estudio de la psicología de la subjetividad humana, la existencia de un pensamiento -pensamiento-lenguaje- casi siempre excluido de la elaboración teórica, la Razón Práctica, que es pensamiento resultante de la interacción comunicativa entre las individualidades de cada comunidad, y cuya finalidad es la actividad productiva y reproductiva de los seres humanos. Un pensamiento que es lingüístico, que es, a la par de comunicación, actividad objetivadora; que es el que genera, además, como consecuencia de la participación en el hacer de las subjetividades, la experiencia subjetivas, y la propia construcción de la misma autoconsciencia de la subjetividad, que se genera o crea en cada individualidad como resultado de la interacción humana, como resultado de sentirse objeto de consideración singular por parte de los otros. Por esto, el lenguaje es simpráctico porque es acción comunicativa -con los demás, o con uno mismo, como lenguaje interior- que propone actividad concreta, moviliza recursos intelectuales que la posibilitan etc. Va unido -syn/ sin- a la práctica; media en la creación de saber hacer, que es creación comunicativa, creación dialógica, deliberada. Moviliza el saber hacer, que una vez creado es interiorizado, y pasa a ser interno a cada individuo. Lo convierte en instrumento o mediación de fines, elaborados lingüísticamente en comunidad. Acompaña y dirige su aplicación, es medio de reflexión sobre el proceso de aplicación, sus resultados y la experiencia obtenida, y facilita la modificación del saber hacer. Esta es la concepción clásica del lenguaje como logos, como verbo o lenguaje-actividad, como razón práctica que objetiva el mundo humano al dirigir nuestras manos. En resumen, el lenguaje es concebido como creación cultural surgida de la interacción entre personas, y como medio de creación del pensamiento que produce la actividad humana, que la crea. También es el medio mediante el que nos desdoblamos de nuestro hacer y pensamos objetivamente sobre el mismo y sobre la relación entre este, nosotros nuestras expectativas, el medio en el que nos comprendemos como autoconsciencia o nos hacemos conscientes de nuestra consciencia.
-Hablando de filósofos del lenguaje, alejándome del tema. Te cito algunos del gremio analítico: Wittgenstein, Kripke, Searle,… ¿tienen algún interés para ti?
-Conozco a Searle y me resulta muy interesante: sus teorías lingüísticas sobre la performatividad lingüística, -del tipo «prometo», no del tipo girolingüista «soy clase»- , etc.. No he leído a Wittgenstein aunque creo que es un filósofo de enorme talento, uno de los grandes filósofos del siglo XX. Sencillamente, es una de los tantos valiosos autores cuya obra es de gran importancia, pero que desconozco; llego hasta donde llego. Tampoco he leído la Ontología de Nicolai Hartmann, que tengo desde hace decenios en mi casa… como, ciertamente, tengo la obra de Wittgenstein, sus dos obras importantes…pero no sé si tendré tiempo…no he leído nada de Kripke, a pesar de su fama como filósofo del lenguaje.
-No sé puede saber todo aunque tú no te alejas mucho de ese imposible.¿Se creó un ethos nuevo, en tu opinión, en los llamados países socialistas? ¿Lo hay en Cuba en estos momentos?
-Respondo sinceramente a lo que me preguntas, no sin antes expresar que ésta es una pregunta particularmente desbordante, que exige conocimientos que no poseo. Geopolítica y geoestrategia; exige estar en «Langley», «Quántico», o en «El Pentágono» -me lo sé por las pelis de la tele-. Países, y latitudes, historias previas…pero yo he sido solo un modesto profesor de enseñanza media. Bueno. Creo poder afirmar que los proyectos elaborados por las fuerzas políticas de los países socialistas no tenían otra meta que emular el mundo capitalista. Es el positivismo científico. El desarrollismo industrialista. Esto, este modelo cultural, tuvo un éxito de entrada, destruyó los fundamentos éticos de culturas subalternas, igualitarias, precedentes, ethos alternativos al capitalismo, campesinos, también urbanos. Se impuso un ideal de vida «consumista», que no se logró satisfacer. Cuba: sé poco de Cuba. Sí conozco, por gentes que han ido, que uno puede ir al campo, a las aldeas, y todo es como normal… hasta que una noche, surgen negros de todas partes, suenan tambores, se matan gallos… ese ethos de poco consumo, ese mundo alternativo, comunitario, santero, popular, existe; «el reino de este mundo», existe; y es pro castrista. El otro elemento a tener en cuenta es que Cuba, como Siria, como Irak, como Libia, es un régimen anticolonial que ha recobrado capacidad soberana de control sobre sí mismo, y eso, también genera ventajas y bases de adhesión masivas. Son países que, para ser aniquilados, deben ser invadidos; por algo será. Un dato interesante, según fuentes serias, la economía de Cuba es una de las pocas cuya actividad se produce en equilibrio homeostático con la naturaleza. No sé qué más decirte
-Ya has dicho mucho.
-Yo no he estado en Cuba. Y las informaciones respecto de Cuba son muy, muy tóxicas. Constantemente, se la está dando por acabada. Respecto de mi querencia: pues yo soy antiimperialista, ¡y que resista Cuba! Vivirán mucho mejor así. ¿Viven mejor los libios ahora, con los franceses sacándoles las mantecas.. y el petróleo?
-Me da que no. Nosotros propugnamos, escribes, que sea la fracción social de las clases explotadas, subalternas, mayoritaria numéricamente, la que luche por forjar y crear un nuevo ethos democrático, de democracia sustantiva, hegemonizado por ella. Algunas preguntas sobre esta frase con la que finalizadas este apartado: 1. ¿A qué refiere nosotros, quienes sois ese nosotros? 2. ¿Por qué una fracción social de las clases explotadas? ¿Porque son mayoritarias? ¿Y si no lo fueran? 3. ¿Qué es eso de la democracia sustantiva? 4. ¿Cuando sabemos si un ethos es o no es democrático? 5.¿Y no puede haber ethos democráticos que sean injustos y llenos de desmesura?
-La pregunta que me haces es múltiple, y me exige desarrollos un poco detenidos.
-De acuerdo. Empecemos.
El yo narrativo que empleo es plural porque hace referencia a la tradición demo republicana; probablemente resulta un uso pedante, y yo podía habérmelo ahorrado indicando que se trata de la tradición; en este caso, como sí creo que dejo claro, la democrática. Respecto del término fracción, lo uso para referirme, no a una parte de la totalidad de los explotados, sino a la parte explotada de la totalidad social humana, dado que doy por de contado que «hasta el presente, la historia de la humanidad es la historia de las luchas de clases», tal como reza el aforismo de El Manifiesto Comunista. Solo un régimen impuesto por las clases explotadas, por los pobres, es una democracia, porque la tradición denomina «democracia» al poder impuesto por los pobres. Aristóteles insiste analíticamente sobre esto, y dice que si en una polis, los pobres, per impossibile, fueran minoría y los ricos fuesen los más, sería democracia el poder de los pobres. Luego, explica que eso es una imposibilidad, claro. Un ethos democrático es el creado por los pobres. Pero un ethos solo se sostiene si genera hegemonía, esto es, si acoge y expresa las exigencias y expectativas de una mayoría real, y permite crear consensos mayoritarios, cosa que en la democracia se logra si otorga el protagonismo, el poder real de control sobre la actividad que produce y reproduce la comunidad, a las mayorías. Todo esto -por ejemplo, relación de ethos y democracia, democracia y hegemonía, etc- no está incluido en el significado de la palabra democracia, pero está en la interpretación de la tradición, resultante de su experiencia. Estamos tratando de las luchas de clases. «Sustantiva» es una democracia en la que la mayoría, los explotados, ejerce realmente el poder, o control sobre el entramado de comunidades que producen la actividad. No es «Representativa» o simple elección de gobierno mediante elección de representantes. Tampoco es «Procedimentalista», no es un procedimiento deliberativo entre los representantes de los distintos grupos sociales, que acuerda el reconocimiento de determinados derechos que se constitucionalizan -jornada laboral, derecho a la educación, a la sanidad, a la vivienda, pensiones-. «Sustantividad» es capacidad de control real en común sobre la actividad generada por la comunidad. Exige el protagonismo práxico constante, y el ejercicio de la deliberación por parte de todos los individuos en el seno de las microorganizaciones que articulan la actividad cotidiana, en las que cada uno se incluye y actúa. La última pregunta, sobre la injusticia y la desmesura posibles de la democracia exige más desarrollo aún.
-No te dejo 15 mil páginas pero adelante.
-Desde una aproximación trivial, también abstracta, se puede decir que todo régimen político puede cometer injusticia o incurrir en el error. Pero la posibilidad de error no se evita reduciendo la capacidad democrática de la mayoría, reduciendo y limitando la voluntad soberana real. Esas limitaciones, y también las instancias que las elaboren y controlen, tienen la misma posibilidad de incurrir en error o injusticia. Es más, por el hecho de limitar la voluntad soberana, elemento definitorio de la democracia, atentan contra el principio mayor en el que se fundamenta la legitimidad y la justicia de la democracia. Este tipo de preocupación no se expresa, así referida, a otros ámbitos de pensamiento. Nadie aceptará que una institución, un tribunal supremo, o academia dotada de poder y coerción debe controlar la investigación científica pare evitar el error de los científicos. Pero la ciencia yerra, se defendió científicamente la existencia del flogisto, por poner un manido ejemplo. Debemos salir del ámbito analítico de la definición de la democracia, para ir a la historia. Y debemos enriquecer nuestra reflexión filosófica, ejercer saber segundo, desde este nivel, dado que los regímenes políticos son históricos, como lo es el ser humano. Históricamente, sabemos que toda restricción o cautela contra las mayorías es un recurso creado para legitimar intereses de minorías poderosas, la explotación, la dominación. Si la vida de cada individuo depende de la actividad generada por la comunidad, porque es ella la que nos da posibilidades de existencia infinitamente superiores a las que surgen de la suma de actos individuales, la comunidad debe ejercer el dominio sobre esa actividad. En la medida que la mayoría de veras protagonice y experimente su propio poder compartido sobre la actividad común; en la medida en que cada individuo perciba antropomórficamente que el destino suyo y de su comunidad depende de su hacer y su deliberar, esa es la mejor y mayor cautela real, no especulativa, contra la injustica. Recordemos que el pensamiento se desfetichizó en las islas jonias, cuando los individuos de unas comunidades experimentaron que el destino de su comunidad estaba en relación con su hacer y que no estaba en manos de ninguna fuerza trascendente. Esta experiencia es la que dio lugar, entre otras cosas, también, a la ciencia. No al revés.
-Lo explicas muy bellamente.
-Antes, se podía calcular sexagesimalmente el curso de los astros y seguir creyendo que eran dioses. La forma de vencer prejuicios contra sectores sociales ajenos a uno es compartir con ellos la deliberación, sentirlos defensores de la comunidad, percibirlos como comunidad, percibir que ellos también luchan por la comunidad, y por la igual libertad en la comunidad en contraposición con otros que luchan por la desigualdad. Y reconocer antropomórficamente que no existe fuerza externa, superior a la voluntad comunitaria misma, y por tanto, no hay nada que pueda declarar que determinados comportamientos, preferencias, ideas, son perversos per se. Porque no existe ley eterna ninguna, ni naturaleza humana prefijada, que los fundamenten. Es más, esta es la única forma de gobierno que dota a la comunidad de verdadera capacidad de transformación de las relaciones que organizan la actividad comunitaria, y que en un momento dado, eventualmente, muestran generar efectos ajenos a la intención y al deseo, a los fines queridos por la comunidad, porque es la única que crea un poder real en todo momento sobre el orden existente, y esto es lo único que posibilita la rectificación en todo momento del orden que genera dinámica ajena, enajenación. Un ser que es comunidad y que carece de naturaleza prefijada y debe creársela a sí mismo mediante la creación en común del saber hacer y saber vivir -un «Ser que es una Nada», pero que constantemente debe ponerse como concreción, creando su esencia; un Ser cuya «Sustancia es Sujeto» productor de la misma, para decirlo con Hegel- no puede generar un orden político más adecuado a su propio carácter comunitario, libre de determinaciones, -salvo la necesidad de auto determinarse y auto elegirse en comunidad, que es «la» única inevitable- que la de autoelegir su comunidad en comunidad, y hacerlo en igual libertad, pues todos los miembros coparticipan igualmente en la generación de la comunidad. Esto es la democracia. Por eso es la democracia el régimen óptimo máximo. Si el ser humano tiene como única característica la libertad de elección de ethos en comunidad -a secas: la Libertad- debemos tomar consciencia de esa característica ontológica constitutiva, y dotarnos de una organización que haga efectiva la libertad igual de todos los individuos de la comunidad en la deliberación y el ejercicio de la actividad comunitaria. Respecto de la Desmesura, debemos obrar igual y salir del plano analítico, una vez aceptado que nada libra a un ser que no tiene ethos predefinido, de la posibilidad de autoelegirse de forma desmesurada. Analíticamente, poder de los pobres, poder de la mayoría, no es contradictorio con disparate, con desmesura. Pero, en democracia, los soldados, padres, hijos, que van a la guerra si la declaran ellos en asamblea, las madres que lloran a sus familiares muertos -para seguir con ejemplos clásicos- solo permiten la guerra si un poder pone en peligro la comunidad. No están por pasar hambre para que se costeen campañas militares. No están por que los ricos tengan poder, dado que eso es muy peligroso para ellos, y por eso, no desean e impiden en lo posible, que éstos tengan esclavos -el esclavo del pobre es el buey, tal como dice Aristóteles en Política…-. Creo que debemos situar como desmesura la actual, lo que somos capaces de generar ahora.
-Sí, sin duda, hemos dado muchas pruebas de ello. Nadie puede no ver si quiere ver.
-Al reflexionar sobre la misma, el gran antropólogo padre de la antropología económica Karl Polany no considera desmesurados, ni siquiera a los imperios clásicos, dada la limitación de recursos que movilizaban y el cataclismo interior que podía acarrear el uso excepcional de los mismos. Nuestra experiencia de desmesura -Polany lo sabe- viene impuesta por un sistema económico, el actual, el capitalista, que para evitar su implosión debe desarrollarse siempre de forma ampliada, sin límites, desmesurada y perpetuamente. Esto no tiene parangón alguno en la historia. Y es lo que nos conduce a la catástrofe. Esta dinámica de fuerzas económicas en perpetuo crecimiento, que supedita a su dinámica -subsunción- la naturaleza, la fuerza de trabajo y el dinero, y cuyo fin es el aumento siempre constante del valor, el plusvalor, pone en peligro, no la subsistencia de este o aquel imperio, sino la supervivencia de la propia humanidad. Esta dinámica o proceso organizador de la actividad, el capitalismo, solo puede ser detenida si las comunidades toman el control de la actividad, de su propio vivir, ejercen el poder comunitario sobre la actividad común que generan y lo usan para cambiar este orden que se basa en que nuestra propia actividad no resulta ajena e incontrolable.
-Nos hemos detenido mucho en esta parte. Pasemos al siguiente apartado. «Marx y la ciencia», nada menos.
-De acuerdo, cuando quieras. Cojo fuerzas.
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