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La princesa y la desahuciada

Fuentes: Noticias de Navarra

La princesa Perizia y la ciudadana María habitan en dos realidades diferentes, aunque vivan en un mismo mundo. Un jueves por la mañana María se disponía a llevar a su hijo de siete años al colegio cuando recibió, sin previo aviso judicial, la notificación para abandonar su vivienda. Tras un año de impago, ha sido […]

La princesa Perizia y la ciudadana María habitan en dos realidades diferentes, aunque vivan en un mismo mundo. Un jueves por la mañana María se disponía a llevar a su hijo de siete años al colegio cuando recibió, sin previo aviso judicial, la notificación para abandonar su vivienda. Tras un año de impago, ha sido desahuciada. Además, para hacer frente a su deuda, la constructora se ha quedado con su fianza de 6.500 euros.

María cobraba una renta de inclusión social de 615 euros y con ella tenía que pagar un alquiler social de 470 euros mensuales para permanecer en su piso. No recibía ninguna ayuda por el cuidado de su hijo, con síndrome de Down. Aunque María está separada, agradecía con los ojos húmedos que el padre del hijo se haya hecho cargo del niño, ya que teme que los servicios sociales puedan quitarle la custodia, al carecer de hogar y de ingresos suficientes.

La misma semana en la que la ciudadana María perdía su hogar, la princesa Perizia tuvo que hacer uno de esos gestos a los que están obligados los miembros de las casas reales para aparentar modernidad, normalidad y cercanía. Se enfundó su uniforme de calle y, arreglada con su vestimenta de ejecutiva comprometida, se encaminó a una reunión protocolaria con una institución «benéfico-asistencial», no sin dejarse fotografiar antes con su traje sastre gris, su cazadora negra de aires moteros, su amplio pero discreto bolso oscuro, sus zapatos de salón y un gran portafolios marrón, de esos que salen en las películas para llevar papeles de altas instancias, secretos oficiales o excomuniones papales.

La imagen proyectada era la de la mujer trabajadora que un lunes decide acercarse a su centro para laborar y ganarse su pan, de manera sobria y austera. El problema viene cuando un blog precisa el coste de su indumentaria ese día: un bolso de Hugo Boss Orange (400 euros), una cazadora Belstaff de piel de becerro (500 euros), un portafolios marca Longchamp (200 euros) y unos zapatos de Magrit (250 euros), entre otras prendas. Si las cifras son reales, el valor de la ropa informal de la princesa en un solo día equivale a dos veces el salario mínimo interprofesional (limitado a 645 euros) o, si se prefiere, a más de dos mensualidades de la renta de María.

Los esfuerzos de la ciudadana María son un drama al borde de la tragedia. Los eventos de la princesa Perizia son una comedia cercana a la farsa. Por cierto, la calle del barrio Ezkaba donde residía María antes de ser expulsada se llama Donantes de Sangre.

Fuente original: http://www.noticiasdenavarra.com/2014/01/26/sociedad/la-princesa-y-la-desahuciada