A pesar de sus escasos 26 años, João Paulo Rodrigues ya ocupa un lugar en la dirección nacional del Movimiento de Trabajadores rurales sin Tierra (MST) y es el coordinador de la juventud. «Estoy en el MST desde niño y soy hijo de un asentado» enfatiza con cierto orgullo al comenzar esta entrevista exclusiva. Cuyo […]
A pesar de sus escasos 26 años, João Paulo Rodrigues ya ocupa un lugar en la dirección nacional del Movimiento de Trabajadores rurales sin Tierra (MST) y es el coordinador de la juventud. «Estoy en el MST desde niño y soy hijo de un asentado» enfatiza con cierto orgullo al comenzar esta entrevista exclusiva. Cuyo tema central es la relación de Lula con los movimientos sociales a cuatro años de la llegada del Partido de los Trabajadores (PT) al Gobierno. Los cambios estructurales siguen esperando y la reforma agraria es una materia pendiente subraya Rodrigues. Quien reconoce, sin embargo, la actitud positiva del Gobierno de no criminalizar a los actores sociales, lo que crea un clima favorable. Entrevista exclusiva a pocas horas de las elecciones generales del 1ro de octubre.
P: ¿Cuál es la evaluación del MST sobre los cuatro años del Gobierno Lula? R: La Reforma Agraria no avanzó lo suficiente como para revertir (desconcentrar) la gran propiedad en el país. Los asentamientos reconocidos en este período no tocaron al latifundio. La mayor parte de los mismos fueron instalados en antiguos proyectos o bien en la región amazónica. El Plan Nacional de la Reforma Agraria no va a alcanzar las metas predefinidas. No sólo en lo que respecta a lograr 400 mil familias asentadas, sino también en lo que se refiere a la productividad. El Gobierno priorizó el modelo agro-exportador basado en la producción de monocultivos en latifundios (grandes propiedades) para la exportación de la soja, el algodón y el eucalipto. Por otra parte, amplió significativamente el crédito para la pequeña producción. También se mejoró la atención de las familias acampadas asegurándoles las canastas de productos básicos de consumo. La relación entre el Gobierno y los movimientos sociales mejoró con Lula. Y la lucha por la reforma agraria no fue criminalizada como en la presidencia anterior de Fernando Henrique Cardoso.
«POLITICAS SOCIALES IMPORTANTES, PERO INSUFICIENTES»
P: ¿En cuánto a las políticas sociales, se dieron avances concretos? R: Las políticas sociales impulsadas por Lula, como el programa Bolsa de Familia o el de las becas para facilitar el acceso de estudiantes de pocos recursos a las universidades, son importantes para dar respuesta a la población más pobre. Pero no son suficientes para transformar la profunda desigualdad existente en el país. Se necesitan cambios estructurales en la economía y en la política para posibilitar mayores inversiones en educación, salud, vivienda, asistencia social y reforma agraria. Para esto sería importante bajar los intereses, en vista de iniciar un proceso de cambio en la política económica lo que podría conducir al país a su desarrollo.
P: Podría profundizar un poco más en su análisis sobe la gestión económica actual… R: El modelo neoliberal impide el crecimiento de nuestra economía y un verdadero desarrollo nacional. Con el actual proyecto se benefician solamente el sistema financiero, los bancos y las empresas transnacionales, que aprovechan nuestros recursos naturales y la mano de obra barata para lucrar con sus exportaciones. Es casi imposible, en el marco de ese modelo, invertir en las prioridades que enumerado antes. Lo importante sería aplicar un plan económico que priorice los intereses nacionales y las necesidades de la población. Necesitamos un proyecto de desarrollo nacional que tenga como eje el crecimiento sostenible del país, el desarrollo local y el combate a la desigualdad social. Insisto, para dinamizar la economía, se deberían reducir las tasas de intereses, realizar una auditoria de la deuda externa e interna, -renegociando la interna-, mejorar el salario mínimo y apoyar la pequeña producción agrícola.
UN BALANCE MITIGADO
P: ¿En relación a vuestras expectativas originales, cuál es el sentimiento que prevalece en el MST sobre la gestión Lula? R: Queda en deuda en relación a las expectativas históricas de la izquierda partidaria y social. Por otra parte, significó un paso adelante si se lo compara con los gobiernos anteriores. La base del MST entendió que para hacer avanzar el país es necesario un gran movimiento de toda la sociedad en torno a un proyecto de desarrollo y cambios estructurales para que el pueblo obtenga mejores condiciones de vida. La principal marca del Gobierno Lula es la ambigüedad…
P: ¿Cuál es estado hoy del movimiento popular? R: En la década de los 80 se dio un período de ascenso de los movimientos de masas que consiguió imponer la democracia y apuntó a cambios profundos en la sociedad brasilera. Desde 1989 el movimiento social brasilero está en reflujo En los 90, el reflujo implicó la pérdida de fuerza del movimiento social, especialmente el sindical. En tanto el MST creció bastante en ese período y avanzó con sus logros. Hoy contamos con 350 mil familias asentadas y muchas experiencias positivas en cuanto a producción, cultura y educación. La expectativa de poder avanzar con la reforma agraria con Lula estimuló a miles de familias a crear campamentos. En la actualidad cerca de 150 mil familias están acampadas. Sin embargo, una Comisión Parlamentaria que trata la temática de la tierra aprobó un informe que considera la ocupación de tierras como un acto de terrorismo. Los enemigos de la Reforma Agraria y de las organizaciones de los pobres del campo no abandonan su ofensiva.
P: Quisiéramos insistir en una pregunta toral: ¿estos cuatro años del Gobierno Lula fortalecieron o desmovilizaron al movimiento social organizado?
R: Lula ganó las elecciones en el contexto de un movimiento social en reflujo y no tuvo interés de incentivar la movilización popular. Defiende en sus discursos la tesis que los cambios vendrán incluso sin la participación política del pueblo. Es evidente que esto no ayuda a la organización de los sectores populares. Se debe reconocer, sin embargo, que el Gobierno no criminaliza a los movimientos sociales, lo que abre espacio a las manifestaciones populares.
P: ¿Desde la perspectiva del MST, el Partido de los Trabajadores en el Gobierno continúa siendo una alternativa para la estrategia de cambio en Brasil? R: Esa transformación no se producirá como obra de un partido o grupo políticos, sino a partir de la movilización del pueblo en torno de un proyecto de desarrollo nacional con una clara visión social.
P: ¿Cuál es la actitud del MST en la coyuntura electoral? R: El período electoral es históricamente el principal momento de participación política de la gente. Nosotros queremos aprovecharlo para plantear a la sociedad cuestiones de fondo, estructurales, que no hacen parte del debate electoral. El MST no se compromete en tanto organización en el proceso electoral. Las personas ligadas al MST podrán apoyar, sólo a título personal, a uno u otro candidato. El MST no se pronunció por ningún candidato.
* Colaboración de E-CHANGER ONG de cooperación solidaria
El MST Y SU MIRADA A LARGO PLAZO
¿Cuáles son los desafíos políticos más significativos para el MST, a mediano plazo? La respuesta de Rodrigues es inmediata. «Evitar que se consolide la alianza entre el latifundio y las empresas transnacionales de la agricultura, que hoy por hoy, es el mayor obstáculo para que consolide el proceso masivo de la reforma agraria. El agro-negocio subordina el uso de la tierra y de los recursos naturales en general a las necesidades de las multinacionales de la agricultura, como Bunge, Cargill, Monsanto, Stora Enzo, Syngenta y la especulación que éstas impulsan en el mercado financiero internacional. La tierra debe estar al servicio del pueblo brasilero que cuenta hoy con al menos 70 millones de personas que no comen suficiente. Y en ese sentido necesitamos que se impulse un nuevo modelo sustentado en la pequeña y mediana propiedad. Es esencial promover un proyecto de desarrollo nacional que se centre en el fortalecimiento del mercado interno, la distribución de la renta, la industria nacional, para sustentar la generación de empleo y el ingreso para el pueblo. El MST está cumpliendo su papel con sus movilizaciones populares, en los debates con la sociedad civil, en la formulación de ese proyecto nacional. Además de todo eso, estamos discutiendo la creación de una nueva matriz productiva en el campo que pase por la adopción de técnicas de producción que respeten el medio ambiente y produzcan alimentos saludables, sin agro- tóxicos, para la población».