Traducción de Anahí Seri para Rebelión
La evolución es un hecho. Eso es, al menos, lo que defiende el biólogo evolutivo Richard Dawkins, quien presenta sus argumentos en su nuevo libro The Greatest Show on Earth («El mayor espectáculo del mundo»), recientemente publicado en Alemania. SPIEGEL ONLINE ha hablado con Dawkins sobre los defectos de la religión, la grandeza de la realidad y el gen de dios.
SPIEGEL ONLINE: Dr Dawkins, su libro «El mayor espectáculo del mundo: las pruebas de la evolución» se acaba de publicar en Alemania. Sin embargo, el título alemán es «La mentira de la creación: por qué Darwin tiene razón». ¿Le parece bien?
Dawkins: No del todo, porque es un enfoque negativo. El título inglés es positivo. Es edificante, se supone que transmite júbilo y ensalza la belleza de la vida y la belleza de comprenderla, mientras que el título alemán es crítico y en cierto sentido agresivo. Eso es algo que está en el libro, se puede hallar ahí. Pero el título pone otro énfasis.
SPIEGEL ONLINE: ¿Cuál es el énfasis que usted tenía en mente para el libro?
Dawkins: Una visión positiva, casi romántica de la vida, en tanto que algo que es hermoso y explicable, y hermoso por ser explicable. Pero también está el lado negativo. Es un intento de abrirle los ojos a la gente, especialmente en América, pero también en otras partes del mundo, a quienes la religión fundamentalista les ha influido hasta el punto de pensar que la vida puede y debe ser explicada como algo totalmente diseñado. Yo considero que ésa es una explicación que muestra desidia y no es útil, aparte de que no es verdad.
SPIEGEL ONLINE: ¿Usted no experimentó nunca una fase religiosa en su vida?
Dawkins: Por supuesto que sí. ¿Acaso yo no fui niño?
SPIEGEL ONLINE: ¿Piensa usted que la religión es algo que debemos superar al hacernos adultos?
Dawkins: Usted sabe lo que dijo San Pablo: Cuando era niño, hablaba como un niño. Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas infantiles.
SPIEGEL ONLINE: El geneticista americano Dean Hamer ha postulado la hipótesis del gen de dios; propone que los humanos estamos programados genéticamente para la fe religiosa.
Dawkins: Yo más bien diría que tenemos muchas predisposiciones genéticas para muchos atributos psicológicos que, en las circunstancias adecuadas, pueden dar lugar a la religión. Pero pienso también en cosas como una predisposición a mostrar obediencia hacia la autoridad, lo cual puede incluso ser útil en determinadas circunstancias. O en una predisposición a tener miedo a la muerte, o a correr hacia una figura paterna cuando uno se asusta. Se trata de predisposiciones psicológicas independientes que en una situación cultural adecuada acaban empujándote hacia la religión, sea cual se la religión del entorno cultural. Yo no lo llamaría el gen de dios.
SPIEGEL ONLINE: ¿La religión no ha tenido mucho éxito en sentido evolutivo?
Dawkins: La idea de que las sociedades humanas se hicieron fuertes gracias a los memes religiosos compitiendo con otros es cierta hasta determinado punto. Pero es más como una lucha ecológica: me recuerda la sustitución de la ardilla roja por la gris en Gran Bretaña. No es en absoluto un proceso de selección natural, es una sucesión natural. De modo que si una tribu tiene un dios guerrero, cuando a los jóvenes se los cría con la idea de que su destino es salir y luchar como guerreros y que la muerte como mártir te lleva directamente al cielo, ahí actúan una serie de memes poderosos que se refuerzan mutuamente. Si la tribu rival tiene un dios pacífico que cree en lo de volver la otra mejilla, puede que ese no se imponga.
SPIEGEL ONLINE: Pero seguir una religión que no promueve oportunidades de supervivencia parece contradecir la lógica evolutiva . . .
Dawkins: Ciertamente, hay un conflicto entre la supervivencia de los memes y los genes. Conocemos estos conflictos. A veces se deciden en un sentido, a veces en el otro.
SPIEGEL ONLINE: Pero la religión no siempre es agresiva, también tiene su lado dulce. Ofrece consuelo. Hay un lugar en su libro donde usted incluso cita a un obispo en apoyo de su tesis.
Dawkins: «El mayor espectáculo de la Tierra» es un libro contra el creacionismo. De forma que no me importa hacer causa común con el obispo, quien está también en contra del creacionismo, por una buena razón, pues desacredita la religión. No me importa aliarme temporalmente contra un enemigo común.
SPIEGEL ONLINE: Parece improbable que un auténtico creacionista llegara a leer su nuevo libro, y menos aún que pudiera convertirse en evolucionista. Además, a los lectores habituales de sus libros no hace falta convencerlos de que la evolución es un hecho. ¿Para quién escribió usted «El mayor espectáculo de la Tierra»?
Dawkins: Mayormente para los que están entre dos aguas. Es un libro sobre las pruebas de la evolución. En ningún momento pensé que pudiera cambiar la opinión de los fundamentalistas rabiosos, que de todos modos no lo iban a leer. Pero sospecho que puede haber muchos miles de personas interesadas de verdad. Gente que no necesita que se le tire por tierra su manera de pensar, que sólo necesitan un empujoncito para inclinarse hacia un lado o el otro, porque realmente no lo han reflexionado mucho.
SPIEGEL ONLINE: ¿No teme usted que algunas de estas personas se sientan alienadas por el lenguaje del libro, a veces contundente?
Dawkins: ¿A qué se refiere con contundente?
SPIEGEL ONLINE: Llama a sus oponentes «negadores del holocausto», los califica de «ignorantes», «ridículos», «ilusos hasta el extremo de la perversión».
Dawkins: Sospecho que a la mayoría le parecerá divertido. Cuando leo a un autor que deja en ridículo a un idiota, a mí me hace bastante gracia. Puede que a algunos lectores les eche para atrás y los pierda en esos pasajes. Pero sospecho que serán mayoría aquellos a los que les parezca divertido.
SPIEGEL ONLINE: En su libro, usted sostiene que la teoría de la evolución está al mismo nivel que un teorema matemático. ¿No es usted igual de dogmático que los fundamentalistas religiosos que son sus antagonistas, como afirman algunos de sus críticos?
Dawkins: Hubo una época en la que la gente pensaba que la Tierra era plana. Luego se planteó la hipótesis de que el sol era el centro del Universo, y más tarde la hipótesis de que ni siquiera el sol estaba en el centro. Si le damos a la palabra «hecho» el sentido que tiene en el lenguaje común, es un hecho que la Tierra orbita en torno al sol y que el sol forma parte de la galaxia de la Vía Láctea. Nunca puede trazarse una línea clara que defina cuándo algo deja de ser una hipótesis y se convierte en un hecho. A posteriori uno se da cuenta que algo se ha convertido en un hecho. Los filósofos de la ciencia, por supuesto, dirán que no hay nada que llegue a ser un auténtico hecho, que todo son hipótesis y que nada se puede demostrar fehacientemente y que podríamos despertarnos un día y descubrir que todo ha sido un sueño. Pero en el sentido en que el público general usa la palabra hecho, la evolución es un hecho.
SPIEGEL ONLINE: ¿Sin interrogantes? La teoría de la evolución, ¿no está abierta a modificación?
Dawkins: Por supuesto que sí. Por ejemplo, hay una auténtica disputa sobre hasta qué punto la evolución es dirigida por la selección natural, y hasta qué punto por el azar. Se trata de una discusión abierta, abierta a nuevas pruebas.
SPIEGEL ONLINE: ¿Ve usted la posibilidad de que la teoría de la evolución, tal como la conocemos, pueda llegar a ser un elemento dentro de un sistema de pensamiento más amplio, por ejemplo si descubrimos vida en un exoplaneta?
Dawkins: Desde luego que hay precedentes de ideas bien establecidas en ciencia que acaban siendo incorporadas a un esquema más amplio. A mí me interesa mucho la posibilidad de vida extraterrestre. Hay muchas cuestiones sobre las que deberíamos reflexionar más: De lo que sabemos sobre la vida en este planeta, ¿cuánto tenía que ser así, porque la vida no puede ser de otra manera? ¿Y cuánto es simplemente un hecho local, circunstancial, sobre la vida en este planeta?
SPIEGEL ONLINE: ¿A qué se refiere?
Dawkins: ¿No sería muy atrevido afirmar que toda la vida debe basarse en el ADN? Pero tal vez podamos decir que todas las formas de vida deben basarse en algo suficientemente parecido al ADN. En nuestro planeta, la función de replicación la cumple el ADN, la función ejecutiva las proteínas, están estrictamente separadas. ¿Es algo universal, que tiene que ser así necesariamente? ¿O podría haber otras formas de vida an las que una molécula cumple ambas funciones? Son preguntas realmente abiertas, porque de momento sólo tenemos una muestra de la vida.
SPIEGEL ONLINE: Sr Dawkins, ¿cómo le gustaría que lo recordaran de aquí a 60 años? ¿Cómo un científico que ha sido influyente con libros como «El gen egoista»? ¿O como un fervoros crítico de la religión que no se muerde la lengua?
Dawkins: Las dos cosas, realmente. No las veo como cosas separadas. Pero me sabría mal que mi ataque a la religión eclipsara lo que confío que he contribuido a la ciencia. Sería una pena de verdad. Pero no veo ninguna contradicción entre los dos aspectos, ceo que van unidos.
SPIEGEL ONLINE: ¿Qué es lo próximo a lo que se va a dedicar?
Dawkins: Llevo por la mitad un libro infantil titulado «La magia de la realidad». Cada capítulo es una pregunta del estilo de ¿qué es un terremoto? ¿qué es un arcoiris? ¿qué es el sol? Cada capítulo comienza con una serie de mitos que aparentemente responden a esas preguntas, y luego contrapongo explicaciones sobre la verdadera naturaleza de las cosas. La magia, en el sentido sobrenatural, es un poco cutre, como lo de convertir a una rana en un príncipe con una varita mágica. La realidad tiene su propia magia, más grandiosa, y confío en que logre transmitirla.
Fuente: http://www.spiegel.de/international/world/0,1518,748673,00.html