La ciudadanía venezolana, y quienes circunstancialmente estamos por aquí, nos despertamos esta mañana en medio una novedad política-económica de envergadura. El gobierno bolivariano por orden expresa del presidente Hugo Chávez resolvió poner fin a un largo conflicto obrero-patronal renacionalizando la empresa siderúrgica más importante del país. Por si fuera poco el anuncio fue dado en […]
La ciudadanía venezolana, y quienes circunstancialmente estamos por aquí, nos despertamos esta mañana en medio una novedad política-económica de envergadura. El gobierno bolivariano por orden expresa del presidente Hugo Chávez resolvió poner fin a un largo conflicto obrero-patronal renacionalizando la empresa siderúrgica más importante del país. Por si fuera poco el anuncio fue dado en horas de la madrugada, apenas unos minutos pasadas la una de la mañana, por el vicepresidente ejecutivo Ramón Carrizales.
Una corporación multinacional
SIDOR (Siderúrgica del Orinoco) está controlada en un 60% por el grupo Ternium, el otro 40% de las acciones se divide entre el gobierno y los trabajadores por partes iguales. Es el mayor fabricante mundial de tubos sin costura, insumo esencial para la actividad petrolera, con una gran expansión en los últimos años.
Ternium adquirió en EEUU la compañía Hydril, que tiene fuerte presencia en el golfo de México, en Brasil y en el Africa occidental. También compró en el país del norte la empresa Maverick Tube Corp. Y en Mexico a Hylsamex.
A su vez Ternium es controlada por el grupo ítalo-argentino Techint (SIDERAR, SIDERCA, LOSA Olavaria) fundado en 1946 por el inmigrante italiano Agostino Rocca, que se lo presenta como capital nacional, y que es junto con la petrolera Repsol de las apoyaturas del gran capital productivo transnacionalizado al gobierno Kirchner.
En alianza con TAMSA (México), Dálmine (Italia), NKK Tubes (Japón) y Algome (Canadá) controla el grupo Tenaris, el mayor productor de tubos con costura del mundo, que posee el 11% de las acciones de Ternium.
SIDOR ha sido hasta ahora una pieza clave de una transnacional de magnitud que tiene juego propio en el mercado mundial como proveedora de la industria petrolera y de laminados planos para la automotriz.
La segunda oleada
No se trata esta de una nacionalización aislada -cuyos términos no se conocen y que dará lugar a una larga negociación ya que se trata, como todas aquí, de nacionalizaciones pagas, seguramente bien pagas- sino que se da en el marco de un conjunto de acciones en la misma dirección.
Este grupo de nacionalizaciones bien pueden formar parte de lo que llamo la segunda oleada. Si la primera estuvo enfocada hacia sectores de servicios, telefonía, electricidad, comunicaciones, también petróleo, esta segunda está centrada en sectores de la producción: en los últimos quince días se nacionalizaron la usina láctea más importante del país, tres cementeras y ahora la siderurgia.
Como puede verse se trata de sectores productivos y de servicios que juegan un rol clave para el desarrollo autocentrado, aquí se lo define como endógeno, aún en los marcos que impone la globalización.
Las cementeras son decisivas para el sostenimiento de un plan nacional de viviendas hoy debilitado por falta de insumos básicos; los lácteos han sido uno de los alimentos mas desabastecidos en los últimos tiempos, así la nacionalización de la planta procesadora de leche debe verse como el complemento necesario de los acuerdos con la cooperativa SANCOR de nuestro país, que este año deberá proveer 18.000 tns. de leche en polvo en compensación de un aporte financiero para refinanciar deuda del orden de los 80 millones de dólares que el gobierno venezolano liberará en estos días, dando cumplimiento así al acuerdo firmado en diciembre pasado. Este acuerdo incluye también un aporte de 55 millones como capital de trabajo.
Avance del proceso bolivariano
La decisión política-económica constituye un claro avance del ala más radical del chavismo y una recuperación del gobierno bolivariano, que aparecía golpeado e inmovilizado por los resultados electorales del referéndum constitucional del 2 de diciembre pasado.
Se trata de un Estado que se reapropia de recursos y capital acumulado estratégico para el desarrollo nacional. La nacionalización pone fin a un conflicto capital/trabajo que dejaba muy mal parado al gobierno. Los orígenes se remontan a quince meses atrás en el marco de las discusiones colectivas por aumento de salarios, mejoras en las condiciones de trabajo, en las jubilaciones y el pase a planta del personal tercerizado. Para tener una idea de este último reclamo debe tenerse en cuenta que la planta permanente es de unos 6.000 trabajadores (1.200 personal jerárquico), mientras que los contratados están en el orden de los 9.000 y cuyas condiciones laborales son de una gran precarización.
Estos reclamos fueron retomados por el vicepresidente ejecutivo quién en conferencia de prensa señaló la intransigencia de la empresa, a quién acusó de «actitudes colonialistas, antiéticas e inhumanas, y de mantener condiciones de explotación bárbaras de sus trabajadores».
También se hizo eco de las denuncias de los trabajadores en cuanto a que desde la privatización reciben materia prima (hierro) a precios subsidiados, también energía eléctrica con tarifas bonificadas, y luego venden en el mercado local los productos terminados a precios internacionales.
Así la tasa de ganancias de SIDOR es enorme, su balance reconoce para el año 2007 beneficios por 127.2 millones de dólares, aunque otras informaciones hacen llegar estas utilidades a mas del triple.
Triunfo de los trabajadores
En momentos de redactar estas líneas la TV muestra imágenes de miles de trabajadores concentrados frente al portón 3 de la fábrica, manifestando su alegría y el reconocimiento de sus reivindicaciones por parte del presidente Chávez.
No es para menos. Durante los largos meses que duró el conflicto fueron duramente reprimidos y algunos encarcelados por la Guardia Nacional, que incluso llegó a destrozarles los automóviles particulares. Una y otra vez denunciaron la intransigencia de la empresa, la supuesta «neutralidad» del Ministerio de Trabajo así como la agresión e intentos de amedentramiento de que fueron objeto.
El sindicato que los agrupa, SUTISS, organizó un referéndum para consultar a los trabajadores si aceptaban o rechazaban las propuestas de la empresa, el rechazo fue unánime El jueves 29 de marzo realizaron una masiva marcha acompañados por buena parte del pueblo de Ciudad Guyana. El sábado 31 se realizó allí el llamado Encuentro Nacional Sindical que congregó a 100 sindicatos y a 7 Federaciones Nacionales, que entre las varias resoluciones resolvió un paro nacional y una marcha sobre Caracas. Al mismo tiempo que exigió la renuncia del Ministro de Trabajo.
Esta decisión gubernamental es resultado de la presión ejercida por la movilización de los trabajadores y constituye un enorme triunfo cuyas implicancias tendrán alcance nacional. Señala también contradicciones al interior del gobierno bolivariano.
Adicionalmente habrá que seguir la recepción de esta medida en el gobierno nacional. Hace un año atrás cuando el presidente Chávez amenazó con una medida similar por que la empresa privilegiaba al mercado internacional en detrimento del interno, una mediación del presidente argentino y su esposa calmó los ánimos. Ahora la decisión está tomada, veremos como impacta en las relaciones no sólo de Venezuela con Argentina, sino también con Brasil y México.
(el autor es integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda)