Es rotundo el triunfo de la Revolución Bolivariana, en las elecciones celebradas el pasado domingo 21-11-2021 en Venezuela. Una muestra de ello es, haber ganado 20 gobernaciones de 23 y arrasado, en al menos, 205 alcaldías de las 335 en disputa, sin haberse contabilizado el total de los resultados por parte del Consejo Nacional electoral CNE.
Este triunfo se da en medio de una serie de circunstancias y elementos, que revisamos de inmediato, con la ayuda de la compañera, abogada e historiadora, Claudia Orsini, quien revela que las elecciones se dan en un mar de tropiezos y dificultades.
- La Unión Europea, como operador de USA en las elecciones, tratando de boicotear y sabotear las mismas, llevó a Venezuela, al menos 100 observadores, inusual en unas elecciones no presidenciales.
Antes de las elecciones, la UE desarrollo tres frentes de trabajo: a. Inició con la negativa y luego la aceptación de la UE, para enviar una Misión de Observación a los comicios. b. Más tarde, iniciaron una gira por América Latina, refiriéndose a Venezuela como tema en cada punto de la gira. c. Con esto se pretendió centrar la atención en la Misión de observadores europeos, a pesar de que existieron más de 10 misiones de acompañamiento y observación de todo el mundo.
- Se activaron, no menos de 110 ONGs, para conjuntamente con algunas organizaciones sindicales controladas por sectores de derecha, (médicos, enfermeros) promover presuntas manifestaciones públicas, y manifestar supuestas estadísticas de la crisis, para crear el ambiente previo a las elecciones.
Entre estas ONGs destacan: Centro para los Defensores y la Justicia, Espacio Público, Foro Penal, Transparencia Venezuela, Coalición Anticorrupción, Observatorio Venezolano de Prisiones, Red Joven Venezuela, entre otras.
Estadísticas recientes indican que estas ONGs y “destacados opinadores tarifados”, en las 2 semanas previas a las elecciones han aumentado su presencia en medios digitales en un 82%, y estas llamadas manifestaciones promovidas por la derecha han elevado su presencia, a través de manifestaciones públicas muy breves y de pocas personas, en un 58%, pero recibiendo elevada cobertura mediática.
- El tercer elemento que intentó ser utilizado como chispa dentro del proceso de evitar las elecciones y argumentar la inestabilidad en Venezuela, es el recientemente frustrado grupo terrorista que pretendía incendiar nuevamente, (como en 2019) las instalaciones del Consejo Nacional Electoral en la localidad de Filas de Maríches en el Estado Miranda, donde se resguardan las máquinas de votación de todo el país, y del cual las investigaciones han demostrado que tiene origen en Europa, específicamente en España, donde son protegidos los autores intelectuales, quienes son prófugos de la justicia venezolana.
- A la fecha de la redacción de este artículo, no se ha llevado a cabo lo siguiente:
Deslegitimar y desconocer se ha acordado con la organización SUMATE (conocida por estar a favor de la ultra derecha y recibir financiamiento norteamericano) y la Universidad Católica Andrés Bello -UCAB- (institución universitaria privada que ha prestado sus espacios para las reuniones del auto nombrado gobierno del autonombrado Juan Guaidó, y cuyo rector se presenta públicamente como un claro opositor al gobierno).
Estas organizaciones servirían de argumento y apalancamiento con datos manipulados de orden estadístico y académico, para en nombre de “la sociedad civil”, presentar las “irregularidades en las elecciones” y dar elementos de legitimación al discurso de la Misión de la Unión Europea.
- Así mismo, ya tendrían un supuesto informe, ya preparado y arreglado, con las siguientes acusaciones: fallas del organismo electoral, refiriéndose al registro electoral, falta de información del electorado, fallas en la estructuración de las mesas de votación, argumentando deficiencias y parcialización del órgano electoral, ventajismo en el uso de recursos, desequilibrio en espacios de medios de comunicación, inhabilitación de candidatos, y hechos de violencia, manifestando además que la oposición que si ha decidido participar en las elecciones, estaría comprada por sectores del gobierno, siendo una oposición “hecha a la medida”. Pretendiendo con ello, descalificar al órgano electoral, y configurar un relato que le de paso a una intervención extranjera.
Las conclusiones que están planteadas en el informe de la Unión Europea serán o serían las siguientes: Manifestarán que se han vulnerado las garantías democráticas, del voto; Dirán que, gracias a la participación de los veedores de la UE, el autoritarismo en Venezuela es “menos agresivo” pero mantiene su corte autoritario, y que en el país se ha instalado una dictadura. Que hay indicios que la oposición que participa en la elección esta parcializada con el gobierno.
- Y al final, de toda esta trama, convalidar el informe de la UE y pedir auxilio internacional, el Día 23N. Como respaldo al informe de la Misión de la UE, volverán al escenario mediático las distintas ONGs tarifadas, con el propósito de servir de argumento internacional para indicar que del seno del pueblo venezolano existe una expresión de rechazo a las elecciones, y que el informe de la UE ha plasmado el fraude.
Paralelamente tienen organizadas previamente manifestaciones públicas en contra de los resultados electorales y de “la dictadura”, desde España y otros países europeos, y la ciudad de Miami en los EEUU.
En Venezuela, el sector de la derecha en torno a Guaidó, que es el que está complotado con antelación con este plan está comprometido en realizar manifestaciones públicas en rechazo al “nuevo fraude”, por lo que pedirá la ampliación de las sanciones, descalificando paralelamente al otro sector de la oposición de estar comprados por el gobierno.
(No obstante, luego de las elecciones, Guaidó aseguró que “Maduro sigue siendo el derrotado del proceso y hoy sigue siendo ilegítimo”, pese a los resultados del proceso en el que quedaron 20 gobernaciones del país, a la Revolución Bolivariana).
Estas manifestaciones, luego de su difusión mediática internacional serán seguidas de la ampliación de sanciones por parte de las administraciones de la UE, EEUU, Canadá y el Reino Unido específicamente.
Como habrán notado, USA, La Unión Europea, la oposición venezolana y otros sectores reaccionarios a la Revolución Bolivariana, siguen jugando a una desgastada matriz de fraude; como la ocurrida la madrugada del 16 de agosto de 2004, cuando exclamaron ¡fraude! Desde aquella oportunidad, donde se realizaba el primer referéndum revocatorio presidencial de la historia de Venezuela, la derecha acusaba la manipulación del sistema electoral por parte del chavismo. Casi 20 años después, no han aparecido las pruebas de aquella acusación de “fraude”, ni de ninguna de las que sucedieron a ese episodio.
Aun así, el lunes, después de las elecciones, el Gobierno de USA ha rechazado los resultados de las elecciones regionales y municipales celebradas este 21 de noviembre en Venezuela, subrayando que no reflejaron «la voluntad del pueblo», pues el Gobierno venezolano habría distorsionado “enormemente el proceso”.
A través de un comunicado divulgado, por el Departamento de Estado en voz de su secretario, Antony Blinken, la administración de Joe Biden, sostuvo que el proceso comicial venezolano estuvo “limitado por los esfuerzos de Maduro para dividir y reprimir a los actores democráticos de Venezuela”.
“El régimen de Maduro privó a los venezolanos, una vez más, de su derecho a participar en un proceso electoral libre y justo”, dice parte de la misiva, en la que se asegura además que el mandatario habría estado “temeroso de la voz y el voto de los venezolanos”, motivo por el que “distorsionó enormemente el proceso para determinar el resultado de esta elección mucho antes de que se emitieran las papeletas”.
Según el Departamento de Estado, el evento comicial estuvo determinado por “las detenciones arbitrarias y el acoso a actores políticos y de la sociedad civil”, así como por “la criminalización de las actividades de los partidos de oposición, la prohibición de candidatos en todo el espectro político, la manipulación de las listas de votantes, la censura persistente de los medios de comunicación y otras tácticas autoritarias”. Esto, según Washington, “casi” anuló “el pluralismo político y garantizó que las elecciones no reflejaran «la voluntad del pueblo venezolano”.
En síntesis, la recalcitrante oposición al chavismo, teledirigida desde Washington y Bruselas no ha dejado de estigmatizar, ni por un momento, al Gobierno bolivariano como una dictadura, equiparable a las que asolaron Latinoamérica en los años setentas.
Por otro lado, si es cierto que Venezuela fue prácticamente invadida por numerosas misiones de observación electoral, con el beneplácito del Gobierno de Maduro; enviadas por la Unión Europea, el Centro Carter, numerosos expertos de la ONU, amén de otras organizaciones regionales de Latinoamérica y África.
Al final compañeros y compañeras, la población venezolana, votó para escoger a 23 gobernadores, 335 alcaldes, 253 legisladores y más de 2.471 concejales. El próximo 26 de noviembre corresponderá a los pueblos indígenas elegir a sus representantes.
Reiterando que ha sido un éxito, el proceso electoral venezolano, pese a tantas trabas, además del ya desgastado discurso, pero no por eso falso, del embargo, bloqueo y una serie de injerencias, que afectan al pueblo venezolano, quien ha dado una lección de dignidad, aguante y fiereza ante tanta maldad de los imperios capitalistas.
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