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La Revolución de Octubre y su legado

Fuentes: Rebelión

Rusia es el país más grande de la Tierra, supera los 17 millones de km² y desde Europa hasta Asia tiene once husos horarios.

A lo largo de su historia ha tenido grandes gobernantes como Iván IV, que consolidó el Estado ruso y conquistó Siberia; Pedro I, el Grande, que derrotó a los suecos en Poltava, fundó San Petersburgo y creó la Academia de Ciencias de Rusia; Catalina II, la Grande, quien continuó la obra de Pedro I, derrotó al Imperio otomano y conquistó para el Imperio ruso la península Táurica, Crimea, lo que convirtió a Rusia en una potencia europea. En Rusia no hubo esclavitud sino servidumbre, que en 1861 fue abolida por el zar Alejandro II.

Los músicos, artistas, escritores, poetas, científicos y pensadores rusos son tantos que sólo se mencionará a unos pocos: Mijail Bulgakov, autor del Maestro y Margarita, la novela más asombrosa que se ha escrito y que fue el inicio del realismo mágico; los bailarines del Bolshoy Nijinsky, Pávlova, Ulánova y Plisetskaya, tal vez la mejor diva de la historia; el teatro no sería lo que es sin Meyerhold, cuyas teorías teatrales influyeron en el cine de Eisenstein; Stanislavski, autor del método de la actuación realista; Lomonosov, creador de la gramática rusa y de la primera universidad rusa; Pushkin, Lermantov, Nekrasov, Gogol, Turgieniev, Tolstoy, Chéjov, Dostoyevsky, Bunin, Nabókov, Pasternak, Ajmátova, Shólojov… son escritores cuya fructífera obra literaria inspira al género humano; el cantante, compositor, poeta y actor de teatro y cine, Vissotsky; el pintor de iconos Rubliov; Kaldinsky, quien decoró la Ópera de París; compositores de la talla de Tchaikovsky, Rachmáninov, Shostakovich, Prokofiev, que tanto aportaron al arte musical; Tarkovsky y Eisenstein, maestros de los más afamados directores del cine; Tsiolkovsky y Koroliov, fundadores de la cosmonáutica; Michurin, creador de las técnicas de selección artificial en la agricultura científica; Lobachevsky, quien aplicó un tratamiento crítico a los postulados fundamentales de la geometría euclidiana; Mendelieyev, autor de la tabla periódica de los elementos; Pávlov, autor de la teoría de los reflejos condicionados, Lipunov, gracias a quien se conoce la estabilidad de los sistemas dinámicos; el célebre matemático Markov, cuyos resultados son fundamentales para comprender los procesos de cambio de la naturaleza, y demás personalidades que han aportado conocimiento en todas las ramas de la actividad humana.

En 1914 comenzó un conflicto cuyas consecuencias repercuten hasta el día de hoy. El disparo hecho por Gavrilo Princip el 28 de junio de 1914 en Sarajevo y que segó la vida del Archiduque Francisco Fernando, heredero del trono del Imperio Austro Húngaro, sirvió de pretexto para que este imperio le declare la guerra a Serbia, Rusia movilice a sus ejércitos, Alemania le declare la guerra a Rusia y Francia e Inglaterra, a su vez, le declaren la guerra a Alemania. Comenzó la Gran Guerra o Primera Guerra Mundial, a la que todos los participantes marcharon entusiasmados, pero que terminó con la mayoría de los regímenes existentes.

La poca preparación del Imperio ruso para el conflicto le significó una serie de derrotas, se generalizaron el hambre y el descontento popular, comenzaron las huelgas y los asaltos a los comercios. Los revolucionarios se organizaron en los Sóviets, órganos de poder popular, a los que se unió parte de los miembros de la Duma y juntos derrocaron al zar Nicolás II en abril de 1917; terminó así la dinastía de los Romanov, que había gobernado Rusia los últimos tres siglos, y se instauró el Gobierno Provisional de Kérensky y el Príncipe Lvov. Las diferencias entre los Sóviet y el Gobierno Provisional se volvieron irreconciliables respecto a la continuación de Rusia en la guerra, la paz inmediata y la profundización de las conquistas populares.

El 7 de noviembre de 1917 el Crucero Aurora abrió fuego y los destacamentos de obreros y soldados asaltaron el Palacio de Invierno de San Petersburgo. Este disparo puso fin a las ambiciones hegemónicas del imperialismo mundial y dio inicio al despertar de los pueblos explotados del mundo, que dura hasta la fecha.

La Revolución Rusa fue realizada por los bolcheviques, una rama de la socialdemocracia rusa, contra los mencheviques, otra rama de la misma socialdemocracia rusa. A partir de entonces, Rusia se sumergió en el vórtice del ciclón que derrumbó una tras otra sus antiguas instituciones y nuevas, una de ellas fue la Constituyente, la cristalización de un viejo ideal. El 7 de enero de 1918, Lenin firmó un decreto mediante el cual derrocó esta institución. Este decreto y el que privó a los explotadores de sus derechos políticos, más la toma del poder por los Soviets, acabaron con la democracia burguesa y abrieron el camino a una cruenta guerra civil, que duró más de cuatro años y causó la muerte de muchos millones de personas, pues los contrincantes implantaron el terror como método de lucha. Como escribió el célebre poeta Mayakovski, a partir de aquel instante tomó la palabra de manera exclusiva el camarada mauser.

La Revolución Rusa eliminó la propiedad privada en todos los ámbitos de la sociedad; redistribuyó los bienes de la sociedad en favor de las clases sociales desposeídas; creó el sistema koljosiano, cooperativas agrarias formadas para alimentar a las ciudades, y a corto plazo convirtió un país agrario en un país industrial.

Este evento cambió la vida de todos los habitantes del planeta, pues puso fin a la fe en la evolución natural del capitalismo al socialismo y, más bien, reforzó la teoría del derrumbe forzoso del capitalismo, como consecuencia de sus contradicciones inherentes. A nivel mundial, el marxismo se sometió a la alternativa: comunismo o reformismo, y se volvieron irreconciliables las divergencias entre los socialdemócratas y los comunistas, lo que facilitó la llegada al poder del fascismo en casi todos los países de Europa.

La Revolución Rusa posibilitó la existencia de la Unión Soviética, país que se conformó en 1922, luego de que los bolcheviques derrotaran a la intervención extranjera y a los ejércitos blancos. En su seno se consolidó el socialismo, sistema social que garantizó iguales derechos para todos los ciudadanos; donde la cultura y la educación superior fueron gratuitas; donde las mujeres tenían los mismos derechos que los varones; donde no hubo ni racismo ni discriminación racial o religiosa de ningún tipo; en fin, donde fue eliminada la explotación del hombre por el hombre, origen de todos los males en cualquier sociedad.

La Unión Soviética se desarrolló mediante planes quinquenales que la transformaron en la segunda potencia mundial, pese a lo cual estuvo al borde de desaparecer, derrotada por la coalición militar que en 1941 aglutinó bajo el mando de Hitler a toda la Europa ocupada por Alemania y le provocó a la URSS la muerte de 27 millones de sus ciudadanos. Sin embargo, después de heroicas batallas y de liberar a una veintena de países del yugo nazi-fascista, las tropas soviéticas entraron a Berlín y el 2 de mayo de 1945 izaron la bandera roja en el Reichstag, el parlamento alemán. Una semana después, Alemania capituló ante los Aliados el 9 de mayo de 1945.

Posteriormente, al interior de la URSS se desarrollaron fuerzas oscuras que en 1991 provocaron su desaparición y cuya desintegración fue acompañada de la destrucción de sus fuerzas armadas, de su sistema de seguridad social, de su industria y de la disminución del nivel de vida del que gozaban sus habitantes.

Hoy se repite la misma agresión, sólo que dirigida por la ultraderecha estadounidense incrustada en los altos mandos del gobierno de Biden. Su finalidad, mantener ‎la supremacía de EEUU sobre el resto del mundo y desaparecer al único competidor serio que frena sus pretensiones hegemónicas, Rusia; de ahí la campaña en su contra.

Al respecto, el Presidente Putin dijo: “El modelo norteamericano no tiene nada más que ofrecer al mundo. Si Europa y EEUU tienen derecho a elegir su propio camino geopolítico, los países asiáticos, los estados islámicos, las monarquías del golfo Pérsico, los Estados de otros continentes también lo tienen. Por supuesto, nuestro país, Rusia, también tiene ese derecho, y nadie podrá dictar a nuestro pueblo qué tipo de sociedad y sobre qué principios debemos actuar”.

Según Putin, Rusia no es enemiga de Occidente, pero hay dos Occidentes: el de los valores tradicionales cristianos, católicos, islámicos… y el de los valores agresivos, coloniales y neoliberales, que Rusia nunca soportará, pues defiende su derecho al libre desarrollo, original y democrático. El significado del actual momento histórico es que todos los estados del mundo enfrentan esta posibilidad.

Señaló que la dominación de Occidente está llegando a su fin, pues el mundo unipolar se ha convertido en algo del pasado y se avecina la década más imprevisible y peligrosa desde la Segunda Guerra Mundial. Aunque fue optimista, pues nos llamó a que todos juntos compongamos una sinfonía a la civilización mundial. Tiene mucha imaginación, la cualidad más importante del intelecto humano.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.