Recomiendo:
0

En respuesta a Fernando Buen Abad

La segunda vez, la tercera vez

Fuentes: Rebelión

La producción de valores de uso siempre es un asunto complicado. El cumplimiento de los contratos también. El texto publicado por Fernando Buen Abad en Rebelión es una pobre cortina de humo para no poner ante la luz del día un hecho absolutamente obvio: el incumplimiento flagrante y lamentable por parte del autor del contrato […]

La producción de valores de uso siempre es un asunto complicado. El cumplimiento de los contratos también. El texto publicado por Fernando Buen Abad en Rebelión es una pobre cortina de humo para no poner ante la luz del día un hecho absolutamente obvio: el incumplimiento flagrante y lamentable por parte del autor del contrato firmado con el IAEN por mor de una permanente dilación en la entrega de sus productos y de una penosa calidad de los entregados a nuestra institución. Estos son hechos apabullantes, comprobables y fehacientes. Inmediatamente comprobables por las autoridades competentes, por cualquier comité nacional o internacional que tenga acceso a los hard data que el autor ha consignado a nuestra institución. Normalmente el incumplimiento de la prestación conlleva la rescisión del contrato y esto es lo que ha ocurrido en este caso dentro de la más exquisita legalidad. Tras la rescisión la ofuscación.

Las disparatadas afirmaciones que contiene su escrito francamente precisarían un debate en toda regla al cual emplazamos al autor en el foro, el lugar y con la modalidad que desee. Un debate claro de cada uno de los enunciados vejatorios y difamadores que vierte en su penosa e incontenible verborrea con quienes estamos participando en la construcción del formidable proyecto de reinventar el IAEN (1) como dispositivo cooperativo de transformación de la Administración pública ecuatoriana en lo que atañe a la formación de los servidores y servidoras públicas que deben materializar el pacto político de la Constitución de 2008; y (2) como laboratorio político-intelectual de alta intensidad que suministre materiales de análisis de alta calidad al Gobierno de la nación y que intervenga permanentemente en la esfera pública y política de nuestro país y nuestra región.

Pero pasemos a analizar el vínculo contractual del señor Buen Abad con el IAEN, pasemos a analizar cómo se adecuan las palabras a las cosas. Buen Abad fue contratado por nuestra Universidad como un alto profesional en el campo de la comunicación que debía entregar un conjunto de productos y realizar determinadas actividades. La retribución era la acorde a la de un alto experto y superaba los 5.000 dólares mensuales además de viajes y estancias mensuales de una semana de duración sufragados por nuestra Universidad. Una retribución justa para un trabajo especializado y de alto nivel que debía contribuir (1) a la construcción en nuestra Universidad del campo de la comunicación como un objeto de estudio en la coyuntura de la Revolución Ciudadana y (2) a la organización de un modelo de formación en ese área de conocimiento crucial para los procesos de cambio que se están desarrollando en el continente. Entre otros productos que estamos en condiciones de precisar con absoluta claridad, dado que están recogidos y rubricados en el objeto del correspondiente contrato, ese trabajo suponía la redacción de textos de diverso nivel de profundidad y abstracción sobre la Ley de Comunicación ecuatoriana desde el punto de vista legal, semiótico y sociopolítico; el análisis de los marcos reguladores en el campo de la comunicación en América Latina; la difusión internacional de la normativa ecuatoriana en materia de comunicación para contrarrestar la ofensiva de la derecha global contra los procesos latinoamericanos o la organización de un gran seminario internacional sobre los entornos legales latinoamericanos en materia de comunicación para evaluar sus logros y problemas así como las posibles estrategias comunes que podrían organizarse a escala continental. En otro ámbito, el contrato estipulaba su concurso en el diseño de la Maestría de Comunicación y Desarrollo Social y en la organización de la Escuela de Comunicación que el IAEN está organizando en cooperación con otras instituciones del Estado para ponerla al servicio de la Revolución Ciudadana. Lamentablemente, el producto del trabajo de Fernando Buen Abad a este respecto ha sido de una calidad deficiente en los que ha entregado a nuestra Universidad; buena parte del resto simplemente no se han realizado.

Estas no son aseveraciones efectuadas en el vacío, ya que se hallan perfectamente documentadas, pero tampoco conviene que sea únicamente el cliente de un trabajo quien valore unilateralmente su calidad si se produce un desacuerdo o una desavenencia en torno al mismo. Haremos gestiones, pues, para que la verificación del cumplimiento del contrato y la evaluación de la calidad de los productos del señor Buen Abad sea realizada por un grupo de expertos nacionales e internacionales. En todo caso, como la decisión sobre la calidad de un contrato es responsabilidad de quien dirige esta Universidad se tomó la decisión oportuna de rescindir el contrato con el señor Buen Abad una vez comprobada la deficiencia de la prestación y la bajísima calidad del servicio suministrado.

Hipotéticamente, si así fuera el caso, la alternativa hubiera sido prestarse a la chabacana componenda de quien bajo la pátina de una afinidad política truhanea y explota los recursos públicos de las revoluciones latinoamericanas. El cuadro de fondo sería, si así fuera el caso, el chalaneo de quien en estos circuitos políticos intenta vender humo cerca del poder para el puro medro personal: la peor especie de sinvergüenza y rufián político.

Carlos Prieto del Campo. Rectorado del Instituto de Altos Estudios Nacionales. Universidad de Posgrado del Estado del Ecuador

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.