«Sólo el software libre respeta la libertad y la solidaridad social», proclama el estadounidense Stallman, creador del sistema GNU/Linux. En su opinión, «Bush no cree en la democracia»
Impulsor en 1983 del sistema operativo GNU, hoy GNU/Linux, una alternativa en auge al dominio de Microsoft y Apple, Richard M. Stallman es presidente de la Free Software Foundation (FSF). Stallman visita hoy el Club de Opinión de DIARIO de MALLORCA (20 horas) para conversar sobre Software Libre en la Ética y en la Práctica. El acto está organizado por la Unió de Cooperatives de Treball (Uctaib) y cuenta con el apoyo de la OCB y del programa de Estalvi Ètic de la caja Colonya. Mañana recorrerá Mata de Jonc, una de las escuelas mallorquinas que apuesta por el software libre. Otras seis centros escolares integrados en la Uctaib también están realizando este paso.
-¿Estados Unidos puede exportar la democracia a Iraq?
-Bush no puede hablar de democracia, porque no cree en ella. No la respeta. Este argumento es una de sus tres grandes mentiras que usó para justificar la guerra. La primera fue la existencia de armas de destrucción masiva. La segunda, las relaciones de Saddam Hussein con Al Qaeda. La tercera, ésta. Bush quería apoderarse del petróleo iraquí, para beneficio de él y de sus compinches.
-¿Qué quedaría de la industria del software actual si todos apostasen por el programario libre?
-La apuesta por la libertad en el software es una cuestión de derechos humanos. Y estos argumentos siempre deben estar por encima de los económicos. Sin embargo, creo que no cambiaría mucho. El grueso de estas empresas fundamenta su trabajo en crear programas a medida, y esto se seguiría pagando. Sólo perderían su mercado quienes mantienen ahora un negocio inmoral, basado en privar de libertad a sus usuarios.
-GNU/Linux es cada vez más accesible a quienes tienen conocimientos básicos de informática. Pero el gran público sigue optando por Windows o MacOS. ¿Qué falta para que su uso se extienda mucho más?
-Ya no es un asunto de producto ni de calidad, sino de inercia social. Microsoft juega mucho esta baza y busca mantener la dependencia hacia sus productos, con temas como sus ofertas de licencias de Windows por tres dólares para usar en las escuelas de países en desarrollo. Microsoft también exige firmar contratos que obligan a los empresas de venta de ordenadores a que lo hagan con Windows preinstalado. Esta práctica debería ser declarada ilegal. Hay experiencias muy positivas en el uso de GNU/Linux, en lugares tan distintos como las escuelas de Extremadura o Kerala (India).
-Se habla mucho del acceso o no a las nuevas tecnologías como un nuevo factor de desigualdad social y económico. ¿El software libre es la solución?
-Es parte de ella, pero no lo arregla todo. Sí es una buena respuesta a un peligro: el del control de los usuarios por parte de unas pocas empresas. Pero también hay otros riesgos a evitar, como la emergencia de la sociedad vigilada, al estilo de 1984, la novela de Orwell. Los estados actuales colaboran en su establecimiento. Un ejemplo es la directiva europea de retención de datos de acceso a Internet. Con ella, comienza un estado de vigilancia total. Hay que dejar de alimentar al Gran Hermano. También hay que luchar contra las herramientas de Gestión de Derechos Digitales (DRM en en inglés), porque atacan la libertad del ciudadano a dos niveles. Le impiden copiar una obra y sólo autorizan el uso de programas no libres.
-¿Qué hace tan importante al software en la sociedad actual para que deba ser libre?
-Debemos mantener el control de cómo usamos la computación, disfrutar de la libertad de usar, compartir y modificar los programas que utilizamos, y poder redistribuirlos.
-Otros movimientos, cola cultura y la música libre, se han inspirado en su trabajo. ¿Debe ser libre la música?
-Yo no pienso que la música deba ser libre,pero sí apoyo que se pueda compartir. Estoy en contra de la SGAE, debería ser abolida. Es un pequeño imperio que finge apoyar a los músicos, pero que sólo beneficia a unos pocos, a las estrellas establecidas, pero no a los pequeños músicos, que no perciben ningún dinero. Estoy a favor de comprar directamente por Internet la música a quien la hace.