Recientemente leí el término que reza bajo el título que presento y del quien podríamos virtualizar como mente pensante del mismo, este no es otro que el filósofo francés Sadín, de corte meta-humanista (sociedad abierta que implica nuevas formas de relacionarse que además incluye al hombre, la tecnología y el entorno). El mundo te pertenece, políticas del clic, Las tecnologías del resplandor de los espíritus, La circularidad de la vida, La negación del prójimo o la desfachatez de uno mismo, vendría a ser algo así como el analizar las distintas actitudes que toma el individuo empoderado por esas tecnologías del yo —en sentido foucaultiano— cuando se enfrenta a la contradicción de sentirse, por un lado, beneficiario de lo que él cree un arrepentido aumento de poder, pero por otra parte ser consciente de la precariedad de su vida y frustrado sentido ante el devenir de las máquinas.
Estarán, estaremos que en sí mismo lo que acabo de conceptualizar produce cierto agobio, al menos así me lo parece a mí, y es que no podemos olvidar que una de las tensiones más representativas del ser humano a lo largo de su historia ha sido, es el control de su quehacer incluido como hemos anunciado el devenir. Enorme contradicción controlar lo que está por venir, pero esa obviedad que todos sabemos no es ápice para que lo hayamos intentado y sigamos haciendo, y de alguna manera nos resitúa ante el siguiente dilema somos los suficientemente sociales como para evitar que nuestra potencial mejora por el uso de herramientas tecnológicas nos convierta en seres superiores, egoístas e insolidarios respecto al otro.
Evidentemente, la soberanía personal nos pone, nos coloca ante esta otra disyuntiva, véase por ejemplo cuando se presenta un individuo que ahora se imagina a sí mismo como beneficiario de este repentino toma y aumento de poder como debería actuar¿? Y que me recuerda a Gernhardt en su poema “Filosofía-Historia”: “ El mundo externo e interno se ocultó en el sujeto. Y cuando el mundo externo descubrió se escondió, pues, en el objeto. El filósofo vio el dilema creado por todos los tiempos, y así se ganó la utilidad y profesión de ser filósofo ”. Interesante, muy interesante pues aquí estriba de alguna manera lo que convengo en traerles, el hecho de que decidimos y tenemos esa capacidad por hacer de nuestro quehacer sentido colectivo o individual… y por ende ¿qué hacer?
Que extraña esta época que nos ha tocado vivir en la que el sujeto le ha seguido el reino del subjetivismo; se gasta, gastamos mucho tiempo, energía y dinero solo para terminar en aberraciones proyecciones egocéntricas que no van a ninguna parte y generan en muchas ocasiones, dolor, frustración e insolencia social. Y me viene a estas alturas el inicio del segundo libro del Tao: «Deja de intentar ser importante; que tus pasos no dejen huella, viaja sólo como el Tao. Pues si un hombre cruza un río y una barca vacía golpea su barca, este no se enfadará ni ofenderá, pero si la barca es conducida por alguien habrá muchas posibilidades para enfurecerse, gritar e insultar, simplemente porque hay un remero. Toma conciencia de que todas las barcas están vacías cuando cruzas el río del mundo y nada podrá ofenderte ni enfadarte .”
Interesante… ¿verdad? y es que…se tiene la sensación, tengo la sensación de que se está dando una progresiva percepción de la desunión entre individuos y cuerpo social, la aparición de la desconfianza en lo comunitario —imbuida de un sentimiento creciente de revancha personal— y la idea de DIY or die (hazlo por ti mismo o muere). Todo ello acabará creando el caldo de cultivo perfecto para que la aparición de internet, el teléfono móvil y las redes sociales junto a la IA produzcan en el usuario lo que podríamos denominar “la súbita sensación de una suficiencia de uno mismo”. De ser esto así qué vendría a significar, pero sobre todo cómo afrontarlo desde una ética social (entendida como vivir en comunidad, buscada la felicidad en favor del bien comunitario). Y es que a estas alturas las cuestiones éticas se tornan más complejas e incluso complicadas; pues lo que se incrementa o restringe tecnológicamente es la autodeterminación personal. A su vez nos sugiere… ¿son las nuevas tecnologías una amenaza para la vida humana y las nociones básicas que han tejido su mundo o, por el contrario, son la continuación llevada al límite del noble ideal de una existencia regida por el conocimiento y la acción emancipadora filo-solidaria? Son muchas las dudas y muchas las potenciales incontinencias casi existenciales en las que sin la menor duda estamos entrando, pues ese mismo entrar también es dudoso y no equilibrado, pues no todos/as tienen ni se dan las condiciones necesarias para su uso igualitario. Insisto… muchas dudas , pero lo que es indudable y termino afirmando y no porqué me alegre ni mucho menos lo deseo, el ser humano con más adelantos que nunca y con más potenciales para compartir y hacer comunidad, es un ser humano, menos solidario, menos comunitario y sobre todo menos feliz y ya lo dijo Aristóteles “¿ La felicidad?: El fin que buscamos todo ser humano.”
José Turpín Saorín ANTROPÓLOGO.
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