«Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerán lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas». Martín Lutero King (Citado por José Luis Sampedro en Los Mongoles en Bagdad) » Cuando las elites traicionan las sociedades mueren». Albert Camus (Actuelles 1; Gallimard, 1950) «Se peca masivamente […]
«Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerán lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas». Martín Lutero King (Citado por José Luis Sampedro en Los Mongoles en Bagdad)
» Cuando las elites traicionan las sociedades mueren». Albert Camus (Actuelles 1; Gallimard, 1950)
«Se peca masivamente en Madrid». M. Rouco Varela
Estas tres afirmaciones de unas personas muy dispares entre si, sin nada en común y pronunciadas las dos últimas con una separación de 55 años, hacen reflexionar a cualquiera aunque sea un profano en materia de sociología o de moral cristiana.
Aunque la dos primeras se puede decir que tienen un carácter universal, la última se circunscribe a Madrid.
También se puede pensar que las tres no tienen nada en común, que van dirigidos a colectivos diferentes, los bienpensantes, las elites intelectuales y culturales y no quiero pensar que la última vaya sólo dirigida a los adictos al sexo.
¿En quién confían los universitarios españoles?
Según una encuesta, realizada por la Fundación BBVA y publicada en la prensa el 4-3-2005, el grado de confianza, medido del 1 al 10, que otorgan los universitarios a diferentes instituciones es el siguiente:
Universidades……………………………………………………………………………………..6,4
Centro Superior de Investigaciones Científicas……………………………………….6,2
ONG…………………………………………………………………………………………………6,2
Empresas españolas……………………………………………………………………………..5,5
ONU…………………………………………………………………………………………………..5,3
Ministerio de Educación ………………………………………………………………………5,1
Medios de Comunicación………………………………………………………………………4,9
Gobierno Central………………………………………………………………………………….4,8
Gobierno autonómico……………………………………………………………………………4,6
Empresas multinacionales……………………………………………………………………..3,9
Iglesia Católica…………………………………………………………………………………….2,9
Síntomas de una sociedad enferma
Ya hace 50 años publicaba Erich Fromm su libro: «The sane society» (Traducida al español: Psicoanálisis de la sociedad contemporánea). En su introducción el autor afirma que el progreso de una sociedad sólo será efectivo cuando lo sea en todos los ámbitos que conforman la sociedad, político, económico o cultural, y «que todo progreso limitado a una sola de esas esferas resulta destructor del progreso en todas ellas».
Define los síntomas de una sociedad enferma: «Una sociedad insana es aquella que crea hostilidad mutua y recelos, que convierte al hombre en un instrumento de uso y explotación para otros, que lo priva de un sentimiento de sí mismo, salvo en que se somete a otros o se convierte en un autómata.».
Es evidente en el año 2005 que el progreso económico debido al capitalismo neoliberal ha desequilibrado totalmente la balanza y destruye los ámbitos políticos y culturales que conforman la vida humana. La competitividad a ultranza hace que se mire al compañero como un enemigo al que hay que destruir antes de que lo haga él. El empleo precario, las jubilaciones anticipadas, las jornadas prolongadas, el pago de las hipotecas, el pago de tantas necesidades artificiales, el coche nuevo, las salidas, los veraneos lujosos, lo superfluo convierten a hombres y mujeres en auténticos esclavos incapaces de levantar la cabeza con dignidad, el peso del yugo que llevan encima lo impide. Se pierde el sentimiento de identidad. La pregunta eterna: ¿quién soy?, ha sido sustituida por :¿qué soy? Y soy el coche que conduzco, la marca de mi ropa etc. Soy lo que tengo y en virtud de eso seré apreciado o menospreciado. Me he sometido a la voluntad de otros, he perdido la autonomía.
Somos el escaparate de occidente y somos envidiados por lo que tenemos y los que miran ese escaparate quieren ser como nosotros: despiadados, inseguros, insolidarios, inhumanos y muchos mas «in». ¡Menudo ejemplo! Los primeros que nos miran son los hijos y, una de dos, o se hacen como nosotros o terminan por despreciarnos al constatar la incoherencia entre los valores que propugnamos y la vida que llevamos. Es una auténtica esquizofrenia que ha crecido exponencialmente desde que Erich Fromm la denunciara hace 50 años. M. Rouco debe de opinar que es una sociedad empecatada.
Por eso se escandalizaba Martín Lutero King: » por el escandaloso silencio de las buenas persona,» y buenas personas son las convencionales, las «que no levantan cabeza» por el peso de las cadenas. «Tengo por norma enfrentarme a lo convencional. A los bienpensantes los detesto» respondía José Manuel Caballero Bonald en una entrevista reciente.
LA CORRUPCIÓN
Podríamos decir, parafraseando a Marx, que un fantasma ronda sobre el mundo: el de la corrupción.
Según el Diccionario de la Real Academia Española corromper es «alterar y trastocar la forma de alguna cosa, depravar [….]». Por lo que hemos visto en el apartado anterior la sociedad está enferma o corrompida, se han alterado no sólo las formas exteriores sino la esencia interior, de tal modo que la gente admite que trabaja por el plato de lentejas, que no le gusta lo que hace, que aspira a otra cosa pero que tiene que tragar con carros y carretas. En los niveles superiores se afirma cínicamente que «todo hombre tiene un precio», se le puede comprar como si fuese una mercancía, quienes hacen tales afirmaciones son auténticos desalmados.
Ernst Bloch ( El principio esperanza) distingue entre dos categorías de afectos: los de la sociedad y los de la expectación. Entre los primeros se pueden citar el sentimiento de opresión, el afán de revanchismo, la envidia los celos, la codicia. Entre los segundos: el desaliento, la angustia, el temor, el desánimo y la esperanza. De ellos la esperanza tiene sentido de liberación, mientras que los demás son un lastre que paraliza la sociedad. Pero si la esperanza es arrebatada la humanidad queda inerme y desamparada, sin futuro. Ese es el efecto desintegrador de la corrupción.
José Antonio Marina (El Mundo, 6-3-2005) es muy claro: «La corrupción es un fenómeno expansivo y social. No hay corrupción solitaria, ni corrupción aislada. Se trata de una enfermedad social que produce entre otras cosas, habituación»
No es menos claro José Vidal Beneyto (El País, 5-3-2005) cuando critica un artículo del publicista norteamericano Moisés Naim, en el que entre otras cosas decía que la corrupción es consustancial con la humanidad y que es el lubricante necesario para que la economía funcione. Vidal es categórico: «Pero tanto la corrupción empresarial como la político-gubernativa hoy sólo son inteligibles desde la perspectiva de la corrupción sistémica que es la que efectivamente las genera y las hace inteligibles.»
Esa sombra de corrupción que se cierne sobre nosotros y que alcanza al mundo político y empresarial, adjudicaciones de obras, especulación urbanística, trapicheos políticos es el mayor enemigo de la democracia y puede entreabrir la puerta a soluciones totalitarias que nadie desea. Pero es que dondequiera que miremos, ya sea la vieja Europa o la pujante Norteamérica vemos esa sombra cada vez más oscura.
Las elites.
Las elites no tienen buena prensa, se las asocia con los amos del universo y el «glamour» que, vistos de cerca, son la más burda vulgaridad.
» Verba docent, exempla trahunt», decían los latinos, las palabras enseñan, los ejemplos arrastran. En la antigüedad eran los héroes homéricos los que constituían un ejemplo para las siguientes generaciones, ahora desgraciadamente son los jugadores de fútbol, productos de la mercadotecnia, los ejemplos a seguir. Una vez más el mercado desvirtúa los conceptos.
Ortega distingue entre dos clases de criaturas: «las que se exigen mucho y acumulan sobre sí mismas dificultades y deberes, y las que no se exigen nada […]» Lo malo, en la sociedad actual, es que quien alcanza el «éxito» quiere pontificar sobre lo divino y lo humano. Ortega ya nos advertía: «El tonto no se sospecha a sí mismo: se parece discretísimo, y de ahí la envidiable tranquilidad con que el necio se asienta e instala en su propia torpeza.»
Las elites deben de tener capacidad de convocatoria y de arrastre, de ahí que la arrogancia o la prepotencia son sus enemigos naturales. Para hacerse entender es necesario que empleen un lenguaje accesible a todos, es señal de dos cosas: que dominan su especialidad y que son corteses. » La claridad es la cortesía de los filósofos» (Ortega).
Estas elites todavía existen, su voz trata de abrirse paso entre la algarabía y el tumulto que tratan de sofocar su voz. Porque las elites son molestas al poder al igual que los profetas bíblicos a quienes sus denuncias costaba la vida.
La misión de las elites es alzar su voz crítica y denunciar las situaciones degradantes para la dignidad humana para, de esa forma, arrastrar a la humanidad a cotas más altas en las que se puedan hacer la realidad los ideales republicanos de libertad, igualdad y fraternidad.
Federico Mayor Zaragoza (Los nudos gordianos) nos invita a no callar: «Para saber con certeza qué se oculta bajo la piel de las apariencias- pero sobre todo- para transformar la realidad y no actuar simplemente sobre los clichés que de ella tenemos o nos transmiten- hemos de saber exponerla en toda su complejidad.» Y ¡ay de nosotros si no lo hacemos! Hace suyos el pensamiento del protagonista de «La peste» de Albert Camus: «Les despreciaba porque pudiendo hacer tanto se atrevieron a tan poco.»
La traición de las elites.
En el baremo de confianza de los universitarios españoles sacan notable las Universidades (quiero expresar a los Rectores y Profesores de nuestro Comité de Apoyo la alegría y esperanza que siento por la parte que les toca.).
Las ONGs son también muy dignas de confianza.
Suspenden por el contrario:
Los medios de Comunicación.
Los Gobiernos Central y autonómicos ( yo diría la clase política)
Las multinacionales.
La Iglesia Católica
La conciencia crítica de los universitarios suspende a aquellas instituciones que han abandonado su misión profética de denuncia y que se han vendido por un plato de lentejas, convirtiéndose en un poder o en un instrumento al servicio de los «amos del universo».
Medios de Comunicación
Hace años nos advertía Pierre Bourdieu (Sobre la televisión, 1996): » A través de la presión de los índices de audiencia, el peso de la economía se ejerce sobre la televisión, y, a través del peso de ésta sobre el periodismo, se ejerce sobre los periódicos, incluso los más puros y sobre los periodistas. […] Y del mismo modo, a través del peso del conjunto del campo periodístico, pesa sobre todos los campos de producción cultural.»
Las empresas periodísticas se están convirtiendo en empresas transnacionales que dominan también el campo editorial. Las absorciones y fusiones de empresas están a la orden del día como en cualquier otro campo.
Cuando hablamos de medio de comunicación debemos hacerlo bajo tres perspectivas diferentes, no coincidentes y, a veces, enfrentados entre sí:
El o los propietarios del medio de comunicación.
Los periodistas o profesionales del medio.
El público receptor de la información.
Ignacio Ramonet retoma el problema (Le Monde Diplomatique, enero de 2005) y le da un nuevo enfoque: » Pero la crisis tiene también causas internas, que obedecen principalmente a la pérdida de credibilidad de la prensa escrita. En primer lugar porque ésta pertenece cada vez más- como hemos visto- a grupos industriales que controlan el poder económico y que están en connivencia con el poder político. Y también porque la parcialidad, la falta de objetividad, la mentira, las manipulaciones o simplemente las imposturas, no cesan de aumentar.»
En resumen, todo esto supone:
La oferta de prensa escrita solvente es cada vez más reducida. Los periódicos gratuitos no entran en este grupo por razones obvias.
La concentración de medios en manos de un mismo grupo es creciente.
La pluralidad informativa e ideológica decrece en detrimento de la ciudadanía y de las garantías democráticas,
Una precarización del puesto de trabajo de los profesionales, sujetos a la presión del poder.
Se han invertido los términos , en lugar de que la prensa ejerza un control sobre los poderes económicos son éstos los que controlan a la prensa. Prueba de esto último ha sido la información aparecida en la prensa sobre las adjudicaciones de obras en Cataluña durante los últimos años. Es una información que parece dictada por las empresas afectadas para echar una cortina de humo sobre la información. Ésta carece de coherencia y rigor, se mezclan y confunden conceptos. En otro orden de cosas las informaciones remitidas por los enviados especiales al último Foro Social de Porto Alegre parecían más bien producto de una resaca etílica. La desinformación sobre lo que allí ocurría era perfecta. A alguien o a muchos les interesaba desvirtuar y acallar las voces disidentes.
Los políticos.
El fantasma de la corrupción planea sobre la clase política planetaria, no se libran las democracias, porque la corrupción es consustancial con los regímenes totalitarios y en ellos se da por supuesto.
La corrupción supone una traición a los ciudadanos que han depositado su confianza en los políticos y gobernantes para que resuelvan los problemas y provean a las necesidades.
Se desoyen las voces de las víctimas del 11-M y hay partidos que tratan de arrimar las ascuas a su sardina, ignorando que se les ve el plumero y producen hartazgo y repulsión.
Se desoyen las voces de los afectados del barrio del Carmel y se organiza una trifulca entre partidos que en nada les favorece y que harta a los afectados.
No se consulta a los ciudadanos de Madrid y se emprende la faraónica obra del soterramiento de la M-30, para mayor gloria de un alcalde infantiloide que quiere hacer méritos para aparecer en los libros de historia. Se ignora lo que se ha hecho en otras ciudades como Londres, en la que se ha favorecido el transporte público de tal forma que a nadie se le ocurre coger el coche para circular por la ciudad. Aquí se hace exactamente lo contrario todo para el automóvil. Las pretensiones megalómanas del alcalde están consiguiendo que en Madrid no haya quien viva.
Son solamente unos ejemplos concretos que están de actualidad
La mayoría de los problemas que se dicen políticos son problemas artificiales para hacerse con el poder y, para eso, todo vale.
Cuando se ignoran las necesidades reales de los ciudadanos, sus problemas de vivienda y de servicios públicos, y se actúa por intereses propios y clientelares. Cuando se favorece la especulación urbanística y el fantasma de la corrupción planea sobre toda la clase política.
Cuando se pretende construir una democracia ajena a los intereses de los ciudadanos, puede pasar lo que a los constructores de Babel que Yavé les castigó confundiendo sus lenguas, lo que ya ocurre, las palabras tienen diferente significado según quien las pronuncie y la opinión pública no sabe a que atenerse.
Cuando la ciudadanía se cansa del parloteo político aumenta la abstención.
Cuando todo eso ocurre puede pasar que en algún momento el pueblo recobre la lucidez y sorprenda a los políticos, como pone de relieve José Saramago en su «Ensayo sobre la lucidez«.
Adela Cortina hace una denuncia definitiva: «La cosa pública- local y global- no es cosa nuestra, sino de las mafias, de las solidaridades grupales, de la cosa nostra, que siembra de obstáculos cualquier proyecto de justicia global.» ( Hasta un pueblo de demonios)
Las empresas multinacionales
Hace tiempo que las grandes multinacionales se han quitado la máscara y han mostrado su verdadera faz de depredadores.
Está claro que nadie se puede fiar de ellas. Son la vanguardia de eso que llamamos «fundamentalismo del mercado».
Nadie se puede fiar de ellas, en aras del beneficio sin límites recurren a todo tipo de argucias y acciones:
· Jubilaciones anticipadas aún cuando tengan beneficios, pero de esa forma «crean valor al accionista»
· Crear necesidades innecesarias y adicciones para fidelizar clientes.
· Destrucción progresiva del planeta tierra, aniquilando bosques en la Amazonia y cualquier producto o especie natural. La producción creciente de gases de efecto invernadero puede estar llegando al punto de «no retorno».
· Deslocalización de empresas a aquellos países de legislación más permisiva y favorable a sus intereses, llegando a la explotación de la mano de obra infantil.
· Deslocalización de empresas a aquellos países que tengan «derecho a contaminar» de acuerdo con el nuevo mercado de derechos a emitir gases de efecto invernadero, El mercado lo soluciona todo.
· Evasión de capitales a los llamados Paraísos Fiscales con perjuicio del resto de los contribuyentes, los «tontos» que siempre pagan. Los pecheros que se atrevieron a promover una guerra contra Carlos V por el exceso de tributos y por los privilegios de algunos perdieron en Villalar sus esperanzas. La hegemonía de los mercaderes se imponía.
Lo que resulta extraño es que los universitarios den un aprobado a las empresas españolas que han aprendido rápidamente las perversas prácticas de las multinacionales difundidas, mediante pagos millonarios, por las escuelas de negocios dispensadoras de titulaciones de master que aseguran no sólo una buena colocación bien remunerada al que la obtiene, sino también se asegura al sistema la continuidad a perpetuidad.
La Iglesia Católica
Es la que despierta más desconfianza. Por su origen y su mensaje, por su teórico desprendimiento debería ser valorada con la mejor nota. Pero su infidelidad a los valores que pretende personificar le hacen ser declarada traidora de lesa majestad.
Jesús, del que se autoproclaman sus descendientes, fue vilmente asesinado después de tres parodias de juicio: juicio religioso, juicio político y juicio de la opinión pública, debidamente manipulada., celebrados ante las narices del poder económico e imperial, que se limitó a un encogimiento de hombros y a lavarse las manos, el imperio no le consideró peligroso en aquel entonces.
Su alianza con los poderes terrenales le impiden estar al lado de los oprimidos, olvidando el pasaje bíblico en el que el Señor dijo a Moisés: «He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. […]El clamor de los israelitas ha llegado a mí y he visto cómo los tiranizaban los egipcios. Y, ahora, anda, que te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo.» (Éxodo, 3-8)
En lugar de eso participan en los escándalos del Banco Ambrosiano o de Gescartera, por citar algunos.
Participan en la mentira y manipulación mediática mediante la COPE.
Contribuyen a un mayor sufrimiento de los oprimidos al castigar a los que se ponen de su lado: Pedro Casaldáliga, Leonardo Boff, Juan José Tamayo, por citar algunos. Este último denuncia el fundamentalismo religioso de «movimientos integristas, como Opus Dei, Legionarios de Cristo, Heraldos del Evangelio. […] Estos movimientos defienden la ortodoxia tridentina. Se oponen a la Modernidad y consideran sus valores destructivos de la fe católica.» El pontificado actual se apoya en estos grupos, llego a pensar que le tienen secuestrado dada la precariedad de su salud para asegurar su continuidad.
El fundamentalismo aísla, impide el diálogo con otras creencias o increencias al considerarse en posesión de la verdad absoluta. El pontífice no hace honor a su significado: el hacedor de puentes, el que tiende puentes, en lugar de eso dinamita las posibilidades de diálogo.
Todo esto, sin entrar en otro tipo de perversiones, escandaliza a la juventud por la falta de coherencia y ¡ay del que escandalizare!.
Con todas estas consideraciones no entiendo muy bien a quienes se refiere M. Rouco cuando afirma que en Madrid se peca masivamente. Pueden ser los banqueros y empresarios que especulan, evaden, oprimen a los empleados o les prejubilan, en cualquier caso les mantienen callados bajo la amenaza del despido o la prejubilación. Sirven mientras sean dóciles consumidores y pagadores de su hipoteca.
Se referirá a algunos políticos sobre los que se cierne la sospecha de corrupción y que se aprovechan en beneficio propio de las necesidades de los ciudadanos.
O se referirá al clero amordazado que están perdiendo el rebaño entero, no salen a por él ni se lo dicen a sus jefes.
También puede referirse a los medios de comunicación que sólo hablan de lo que puede incrementar su cuota de mercado.
En cualquier caso estoy seguro que no se refiere a ese pueblo que, a falta de otros alicientes, practica el sexo, pues Jesús lo dejó muy claro al perdonar a la adúltera diciendo que » el que esté libre de pecado que tire la primera piedra».
No puede referirse a ese pueblo de Madrid que a las siete de la mañana está inmerso en un atasco para ir al trabajo. En caso contrario conviene recordar: «¡ Ay de vosotros también juristas, que abrumáis a la gente con cargas insoportables, mientras vosotros ni las rozáis con el dedo!.» ( Lucas 11,46)
«Cuando las elites traicionan las sociedades mueren»
Hemos visto que la sociedad está enferma.
Hemos visto que las «elites» políticas, empresariales, mediáticas y religiosas traicionan porque quitan la esperanza al pueblo.
Solamente queda la Universidad, la Cultura, las Artes y Organizaciones, como Attac, las que pueden denunciar la situación existente y luchar por: «Otro mundo posible y necesario». No podemos defraudar.
(Este escrito está dedicado a los miembros del Comité de Apoyo de Attac que han contribuido sin saberlo a su gestación. Me han bastado sus escritos y su ejemplo. Como se verá muchos de ellos me han inspirado ya que les cito. Pero a todos mi agradecimiento personal porque desde foros diferentes, universidad, libros o prensa, contribuyen a que la sociedad siga viva).