El controlador de la sala del teatro recorría los pasillos a las 21.30 horas y vio cómo un hombre abandonaba rápidamente el compartimiento a unos pocos metros del camerino de Leo Bassi. Allí descubrió una mecha encendida que pendía de una botella con gasolina y pólvora. La bomba contaba con una mecha de efecto retardado […]
El controlador de la sala del teatro recorría los pasillos a las 21.30 horas y vio cómo un hombre abandonaba rápidamente el compartimiento a unos pocos metros del camerino de Leo Bassi. Allí descubrió una mecha encendida que pendía de una botella con gasolina y pólvora.
La bomba contaba con una mecha de efecto retardado que, según la policía científica, habría explotado en una hora, coincidiendo así con la representación de Leo Bassi.
El habitáculo estaba lleno de rollos de papel de atrezo y de cortinas. La explosión del artefacto casero habría podido provocar la propagación de las llamas por todo el recinto.
«De no haberse descubierto», ha dicho el Teatro Alfil en una nota, «habría estallado produciendo un incendio de grandes dimensiones, siempre desde fuentes policiales, con el público, técnicos, personal del teatro y artistas dentro de la sala.
Al lugar de los hechos se trasladaron brigadas de la Policía y del Tedax para analizar el artefacto e iniciar la investigación sobre un acto que pudo causar «innumerables destrozos».
Bassi confesó en una rueda de prensa el viernes que se había visto obligado a llevar guardaespaldas después de recibir insultos y amenazas por la exhibición de «La Revelación», un «homenaje al laicismo» que ha recorrido Europa y otras ciudades españolas sin problemas.
La obra atrajo el pasado el día 24 una protesta de la agrupación Alternativa Española junto al teatro, contra la que consideran «una obra blasfema».
Bassi manifestó poco después del estreno que la obra es una «crítica racional al monoteísmo del Antiguo Testamento poniendo en evidencia las contradicciones peligrosas, las omisiones e inconsistencias», pero que «durante el espectáculo hablo de Cristo y de mi profundo respeto por su mensaje de amor, justicia social y pacifismo». «En ningún momento mi intención es hacer perder la fé al público», concluyó.