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La «Unidad de Destino»… en el Capital

Fuentes: Rebelión

En memoria de mi madre

Geles Miranda: mi madre. A pesar de nacer en los años ’40 españoles, en el seno de una familia Católica, Apostólica y Romana, políticamente situada entre el falangismo del padre y el franquismo de la madre…

…fue desde los 21, entre otras muchas cosas, una militante atea y, como tal -en un teatral alarde de coherencia anticristiana- decidió morir en mis brazos el pasado ¡¡¡24 de diciembre!!!, tras seducir al sacerdote del hospital mediante despiadadas filípicas filosóficoteológicas y la amenaza explícita de exorcizarlo.

Murió, sí, en mis brazos, al compás de su pieza musical predilecta (Also Sprach Zarathustra, de Richard Strauss). Y la metí en la caja sustituyendo todo fetiche cristiano (siempre amenazó con levantarse del ataúd si tal cosa aparecía en su funeral) por aquellos que eran sus propios fetiches: su pañuelo palestino, su foto de Che y su Zaratustra de Nietzsche (deshecho ya por años y años de relecturas).

Ella me enseñó todo lo que sé. Ella me obligó a ver, de mis 4 a mis 8 años, cada sábado por la mañana, toda emisión del subversivísimo e irrepetible programa La  Bola de Cristal. Por ella toda mi infancia jugué orgullosamente el papel de vietnamita cuando los niños del barrio jugaban a Rambo (la peli de moda entonces). Por ella, cuando en primer curso de primaria la profesora nos preguntó «qué queríamos ser de mayores»… en un mar de policías, bomberos y astronautas salté yo diciendo que «guerrillero revolucionario», causando así sin duda un trauma a la pobre maestra, carca y tardofranquista, que tuvo la infeliz ocurrencia de plantear tan tópica pregunta.

Por ella aprendí a llorar, cada día desde 1987 -cuando teniendo yo 7 años arrancó la Intifada-, por Palestina.

Por ella (que cada día se arrepentió de haber caído en la trampa de votar PSOE tras el prefabricado susto del 23-F), aprendí -quizás demasiado pronto- que «Socialdemócratas» en Europa y «Demócratas» en EEUU eran la cara amable (y por tanto más peligrosa por taimada y traicionera) del Poder opresor: tan sólo farsantes que fingían ser la alternativa a sus homólogos «conservadores»…

«Derechas» e «Izquierdas», unos y otros, unidos en lo que ella consideraba que era la versión postmoderna y globalizada del «Movimiento» franquista de retórica joseantoniana: La «Unidad de Destino en… el Capital».

A ella (que donde otras madres tienen la foto de su hijo en la 1ªComunión, o recién graduado del Servicio Militar, tenía mi foto con Lolo Rico el día que la entrevisté; y que donde otras tienen el vídeo de la función teatral de fin de curso tenía el CD de audio con la entrevista que le hice a Ramonet) le debía yo este artículo. Le prometí que en base a su ingenioso y profundo juego de palabras haría un artículo, de los que ella ávidamente leía cada vez que aparecían en Rebelión.

Y aquí está, aunque en lugar de dedicado a desarrollar el concepto esté dedicado a homenajearla. Espero que sabrá comprenderlo. Esa mujer, por la que a mis 18 años, cuando existía el Servicio Militar Obligatorio en el Estado Español, me ví animado a hacerme insumiso. Esa riojana criada en Pamplona y Catalunya que lloraba cuando oía el Aurresku

A mi madre (que, con sus 62 años, sin duda ha muerto feliz de hacerlo antes que su adorado octogenario Fidel) le debo todavía otro homenaje póstumo: salir hoy -y tantas veces como haga falta- a la calle (haciendo lo que toque hacer y cueste lo que cueste) a expresar mi radical oposición al Estado Sionista de Israel y su cruel, fascista, larguísimo, silenciado, impune, subvencionado e incluso celebrado holocausto contra el pueblo palestino.

¡¡¡Va por ti, mi querida Geles!!!…