Desde tiempos inmemoriales, el hombre se ha asumido como dueño y señor de la naturaleza, avalado y protegido por la cultura judeocristiana, que pone al hombre como centro del universo y éste debe plegarse a sus designios. Bajo este concepto, el hombre rompe la armonía con la naturaleza, tratando de dominarla a su antojo. Luego […]
Desde tiempos inmemoriales, el hombre se ha asumido como dueño y señor de la naturaleza, avalado y protegido por la cultura judeocristiana, que pone al hombre como centro del universo y éste debe plegarse a sus designios. Bajo este concepto, el hombre rompe la armonía con la naturaleza, tratando de dominarla a su antojo. Luego de la Revolución Industrial, impulsado por el pensamiento positivista, es la idea de progreso, que dejó de ser progreso de la razón (o del espíritu) para convertirse en mero progreso económico y tecnológico, el avance tecnológico y la acumulación material, para mayor poder y confort, como fin último en función de satisfacer las necesidades del mercado y no de satisfacer las necesidades del ser humano, y la naturaleza está para ser usada, y abusada, para tales fines. En este contexto, el hombre, que ha sido la peor plaga que se ha posado sobre la Tierra, en su ceguera irracional disfrazado de racionalismo, ha conducido al mundo a enfermedades crónicas de difícil cura: pobreza, contaminación, desnutrición, consumismo, alienación, egocentrismo, etc.
Venezuela, después del boom petrolero, entró de una manera violenta de la cultura rural a la moderna, sin dar tiempo de adaptarse. Para el venezolano común, su norte es la imitación de la cultura del Norte, la idea de progreso se traduce en tan solo avances tecnológicos, poder económico y confort, teniendo una visión parcializada de su entorno, sólo ve el árbol mas no el bosque.
La ciudad de Mérida se ha visto víctima del implacable progreso que mencionamos más arriba, el parque automotor es tres veces más de lo que debería tener esta ciudad, ha sido invadida por innumerables construcciones: el trolebús, edificios, centros comerciales a diestra y siniestra, que han hecho de una apacible ciudad a una urbe casi insoportable, con evidentes cambios ecológicos que han hecho que el clima y otros factores se han afectado considerablemente.
En esta búsqueda del progreso, ahora no es sólo la ciudad de Mérida la que se verá afectada, sino que se extenderá a la zona de El Valle, sitio rural y turístico por excelencia por su clima y vegetación, zona con una muy delicada ecología, por estar ubicado en la subcuenca del Mucujún; con el proyecto de la construcción del Distrito Tecnológico Social de PDVSA en El Valle. Sin ninguna intención de hacer uso político-partidista del caso, manifestamos nuestra opinión en función de una visión ecológica (o algo así que aclare que no somos escuálidos ni chavistas fanáticos). Dicho proyecto, visto a vuelo rasante y con ingenuidad, podría verse como el mejor proyecto que podría hacerse en este sector, dicho proyecto estará para la «investigación y desarrollo de tecnología que apuntalen la soberanía tecnológica del país en las áreas de automatización, informática y telecomunicaciones». La justificación del porqué hacerlo en El Valle es que «es necesario un ambiente tranquilo, agradable y aislado de la ciudad, a fin de favorecer el flujo de ideas». Según sus organizadores, se tiene planteado hacer un concurso para arquitectos, con la idea de escoger el mejor proyecto que sea armónico con el ambiente, no tenga ningún impacto ambiental negativo y sea beneficioso para las comunidades de El Valle. Visto así, repetimos, luce como un gran proyecto, pero es necesario mostrar ciertos puntos que nos resulta álgidos:
El Distrito Tecnológico Social de PDVSA en El Valle será construido en la llamada zona de los militares, en Los Pinos, en la subcuenca del Río Mucujún, El Valle, de aproximadamente 15.000 mts2 (quince mil metros cuadrados) de construcción, para un estimado de 200 (doscientos) trabajadores. Esta zona es considerada Zona Protectora.
Es sabido que la zona de El Valle está sobresaturado de construcciones, legales e ilegales. Pensar en hacer una construcción de esas dimensiones en esta zona es de por si una locura.
Este proyecto ha sido «aprobado» por un sector de la población de El Valle, pero esta aprobación ha sido hecha por un proyecto que aún no existe. Las aprobaciones se han hecho confiando en las promesas de palabra, mas no por escrito, de los organizadores del proyecto de PDVSA, de reparaciones de calles, de escuelas y otros. Evidente actitud de darles un «bozal de arepa» a las comunidades de El Valle, de modo que no tengan oposición para el proyecto.
Es necesario recordar que el día 29 de marzo de 2007, miembros del DTS – PDVSA se reunieron con miembros de CENDITEL y FUNDACITE para, entre otras cosas, conformar comisiones para definir el impacto social, económico, educativo y ambiental que tendrán en el entorno, pautándose una reunión para el 16 de abril del presente año para iniciar los trabajos de dichas comisiones, pero para ese día no se presentó ningún miembro del DTS – PDVSA, ni comunicaron su inasistencia. FUNDACITE le envió un correo pidiendo contactar para definir nuevas reuniones, hasta la fecha el DTS – PDVSA no ha emitido ninguna respuesta.
El día martes 5 de junio del presente año, estaban haciendo mediciones en la carretera hacia la zona de Los Pinos para ampliar la carretera, sin el permiso concebido del Ministerio del Ambiente.
Dentro del proyecto estaba estipulado que no se permitiría el paso de autos particulares para que no haya impacto por contaminación atmosférica y sónica en la zona por el paso de vehículos. El día miércoles 6 de junio, en una reunión con algunos habitantes de la comunidad de El Valle, se «decidió» que se haría un estacionamiento en el distrito, por lo tanto se permitiría el paso de autos. Ahora bien, esa decisión fue hecha con sólo personas que apoyan el proyecto, basta saber si esas personas representan a sus comunidades, si sus decisiones están avalados por las comunidades que representan, si están autorizados a hacer ese tipo de decisiones. Hay que tomar en cuenta que para hacer un estacionamiento para 250 autos, se necesita una superficie de 7.500 mts2, superficie aproximada de un campo de fútbol, por lo tanto, una superficie de asfalto de esas dimensiones producirá más calor en el ambiente, hasta 2 ºC más, y si se hace un estacionamiento para 500 autos, se necesitaría una superficie de 15.000 mts2, casualmente la superficie que necesitaría el distrito, es decir, si hacen un estacionamiento para 500 autos, ¿dónde harían el distrito?
Todas las empresas que compran equipos electrónicos deben asegurar que dichos equipos estarán en un ambiente de aire acondicionado, de lo contrario la garantía no se activa. Esto tiene dos factores: 1. el aire acondicionado usa CFCs, compuesto que es el principal que daña la capa de ozono, 2. el aire acondicionado produce mayor calor en los alrededores de la edificación.
Dentro del proyecto se tiene estimado ampliar la carretera Mérida-El Valle, para facilitar el paso de las maquinarias de construcción.
Si se remite a antecedentes de esa zona, se recordará el conflicto que hubo hace aproximadamente 12 años por el proyecto de construcción de la Urbanización Parque Valle Grande de la Constructora Grespan, que se pretendía construir cerca de esa zona, proyecto que se encontraba con diversos hechos turbios y poco confiables, y que gracias a la lucha de los habitantes de El Valle, sobre todo de la comunidad de El Playón, profesores universitarios, grupos ecologistas y otros, se detuvo dicho proyecto.
Remitiéndonos al informe de la Coordinadora Ecológica Arturo Eichler, que emitió el 25 de marzo de 1997, con respecto al caso de la Urbanización Parque Valle Grande, extraemos algunas cosas puntuales que nos parece muy importantes y que pueden ser contextualizados con el proyecto del DTS – PDVSA:
· «En razón de sus características físico-geográficas especiales y su fragilidad ecológica, cualquier plan, programa, proyecto, o actividad, aún contemplados dentro de los usos aceptados en la Subcuenca del Río Mucujún, deben estar precedidos por un estudio integral de valoración e impacto ambiental (subrayado nuestro). Es de hacer notar que hasta los momentos el DTS – PDVSA no ha mostrado ante los organismos competentes ni ante la comunidad, ningún tipo de informe de impacto ambiental.
· «(…) cualquier actividad dentro de la Subcuenca del Río Mucujún que implique: modificaciones geomorfológicas, movimientos considerables de tierra, aperturas de nuevas carreteras, eliminación o destrucción de vegetación natural protectora, extracción y uso de volúmenes de agua por encima de la capacidad hidrológica de la Subcuenca, incremento en el grado de contaminación de los suelos, es incompatible con la vocación protectora del suelo, agua y vegetación que caracteriza la ecología de la Subcuenca y amenazaría la calidad y cantidad de las aguas del Río Mucujún.
· «El reglamento de Uso vigente en la Subcuenca del Río Mucujún establece en su artículo 53: «No se permitirá el establecimiento de nuevos desarrollos urbanísticos, excepto aquellos permisados antes de la promulgación del presente Reglamento a objeto de mantener el carácter rural de la cuenca».
· Ya para la época (1997) este informe advertía que la vialidad Mérida – El Valle estaba colapsada por el gran flujo vehicular de la zona. «El microclima puede verse negativamente afectado por la incidencia de dióxido de carbono por la combustión de automotores (…).»
· «La desaparición de la cobertura vegetal (de esta zona) implicará necesariamente cambios en el microclima, escurrimientos superficiales negativos, aceleramientos de procesos de erosión superficial que llegarán a la Quebrada La Cuesta, amén de la transformación del paisaje natural a paisaje urbano (…). Este desarrollo urbanístico puede ocasionar por las obras de drenaje la desecación del suelo, un progresivo deterioro y retroceso del bosque húmedo nublado. · Dentro del proyecto del DTS – PDVSA se establece una planta de tratamiento, pero en otro informe afirma que: «Ninguna planta de tratamiento es capaz de neutralizar el efecto de los detergentes no biodegradables (…). Éstos son venenos casi tan letales como los insecticidas y más peligrosos, pues siempre terminan en los cursos de agua».
Éstas son sólo algunos de los aspectos que nos hace dudar sobremanera que la construcción del DTS – PDVSA sea viable en esta zona de El Valle. Si no estamos atentos a este caso, es posible que este proyecto se lleve a cabo y nos afecte profundamente y El Valle, que es lo único que no se ha visto afectado por la vorágine del progreso, se convierta en otro sector más de Mérida colapsado por el calor, los embotellamientos de tráfico y la contaminación, y afectando significando las aguas del río Mucujún, que es la que surte en un 80% a Mérida.
Colectivo Ecológico Tatuy; Organización de Rescate y Conservación Animal (ORCA); Colectivo Libre Aquiles Nazoa; ECOS 93.9 FM Comunitaria y El Lápiz Rebelde