Ojeando el diario inglés «The Independent» en uno de esos momentos aburridos de agosto pasado, descubrí una noticia que me retrotrae a mis ilusiones sesenteras: Entre los pueblos tradicionales del sur de la India, se encuentra enclavada una ciudad de diseño futurista tal una película de ciencia ficción de los años sesenta. Pero […]
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Ojeando el diario inglés «The Independent» en uno de esos momentos aburridos de agosto pasado, descubrí una noticia que me retrotrae a mis ilusiones sesenteras: Entre los pueblos tradicionales del sur de la India, se encuentra enclavada una ciudad de diseño futurista tal una película de ciencia ficción de los años sesenta. Pero no es un film, es realmente auténtica y parece un parque temático, su nombre es Auroville, (www.auroville.com) una comunidad de 1.800 personas, procedentes de 38 países, que han dejado atrás su vida occidental para hacer realidad una utopía soñada por muchos, pero que en la mayoría de los casos no abandonó el mundo onírico de los sueños.
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«Experimento«, llaman a lo que están viviendo. No está permitida la política, ni la religión, ni la propiedad privada, y deduzco que tampoco las drogas ni el alcohol. Aunque suene a «comuna», que tuvo su máxima expresión en los años sesenta, es más que eso, es la creación de una líder Yogui, conocida como «La madre». Si bien parece un «dejá vu», esta comunidad utópica esta amparada por la UNESCO y el gobierno Hindú, lo cual le da cierta credibilidad y especialmente seriedad en sus objetivos: «unidad entre los humanos, como ellos dicen, la contribución de cada país a la humanidad», afirman en su Web: «Auroville wants to be a universal town where men and women of all countries are able to live in peace and progressive harmony above all creeds, all politics and all nationalities. The purpose of Auroville is to realise human unity».
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¿Por qué un proyecto que a primera vista tiene un significado espiritual inmenso, no lo conoce «ni Dios»? y ¿por qué no hay noticias del establecimiento de esta sociedad ideal?. Ellos afirman que no es una secta ni nada similar, de ser así no estarían apoyados por organizaciones de prestigio mundial. Las imágenes que proporciona la Web, dan una idea de ciudad futurista, con una arquitectura vanguardista, como un oasis de fertilidad y felicidad, aunque el edificio de Matrimandir, gran estancia esférica central, está aún sin terminar. 1.800 personas de diferentes países conviven en un proyecto pensado, hacia finales de los años 60, para 50.000. La comunidad no ha comprado, todavía, todo el terreno necesario para su proyecto y va siendo cada vez más difícil ya que, contradicción, precisamente por su presencia en la zona, el valor del terreno ha subido.
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Los miembros de la comunidad están orgullosos de afirmar que sus diversos proyectos dan trabajo a más de 5.000 habitantes de la región con salarios muy decentes, inusuales en este basto país.
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Parece una reliquia flower-power de los sesenta, y a tenor del enorme optimismo de la gente que vive allí, Auroville es un éxito. Al menos sabemos que cuando nos hartemos de pagar hipotecas, endeudarnos más y más comprando cosas que en realidad no necesitamos, embobarnos ante el televisor… siempre nos quedará Auroville.