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Alternativa Bolivariana para las Américas

La verdadera integración

Fuentes: Rebelión

La teoría en boga sobre la integración prioriza los aspectos comerciales, económicos y financieros. Su práctica generalizada promueve la supresión de aranceles y barreras no arancelarias en el intercambio de bienes y servicios entre las naciones. También la flexibilización en el movimiento financiero transfronterizo. Los medios masivos de información divulgan la idea de que sólo […]

La teoría en boga sobre la integración prioriza los aspectos comerciales, económicos y financieros. Su práctica generalizada promueve la supresión de aranceles y barreras no arancelarias en el intercambio de bienes y servicios entre las naciones. También la flexibilización en el movimiento financiero transfronterizo. Los medios masivos de información divulgan la idea de que sólo con el neoliberalismo es posible lograr los objetivos integradores que demandan las tendencias globalizadoras existentes. No pocos han sido víctimas de esta propaganda y han identificado las medidas de flexibilidad planteadas en la teoría de la integración como algo pernicioso per se e inaplicables en las relaciones entre las naciones que propugnan un mundo mejor. La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) viene a despejar estas concepciones y a dotar de un arma conceptual y de un arsenal de medidas prácticas a los países que pretenden construir una sociedad diferente al capitalismo neoliberal actual.

Hay que partir de que la integración es una condición imprescindible para que los países de América Latina y el Caribe puedan aspirar al desarrollo. Pero no cualquier integración puede cumplir estos objetivos, sino una basada en la justicia, la solidaridad y la cooperación entre los pueblos. Se necesita una integración concebida como un proceso integral, de manera que junto a los aspectos comerciales, económicos y financieros también se priorice la educación, la salud, la cultura, la eliminación de la pobreza y las desigualdades sociales, se fomenten la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino.

El ALBA traza los principios rectores de esa verdadera integración latinoamericana y caribeña que necesitan nuestros pueblos. Propuesta por el Presidente Hugo Chávez en diciembre del 2001, recibió un impulso conceptual y práctico tres años después con la adopción de la Declaración Conjunta y del Acuerdo para la Aplicación del ALBA entre Venezuela y Cuba, dos documentos suscritos por los Presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro, en La Habana, y que constituyen textos fundadores de una nueva época para la América Latina y el Caribe.

Las ventajas del ALBA no se harán realidad con criterios mercantilistas ni intereses egoístas de ganancia empresarial o beneficio nacional en perjuicio de otros pueblos. Entre sus principios y bases cardinales se incluyen que el comercio y la inversión no deben ser fines en sí mismos, sino instrumentos para alcanzar un desarrollo justo y sustentable, lo que requiere una efectiva participación del Estado como regulador y coordinador de la actividad económica.

Se debe garantizar el acceso de todas las naciones participantes a los provechos de la integración, para lo cual debe aplicarse un trato especial y diferenciado. La integración física debe procurarse con planes conjuntos de carreteras, ferrocarriles, líneas marítimas y aéreas, así como con la integración energética y de las telecomunicaciones. Se concibe el fomento de las inversiones de capitales latinoamericanos en la propia América Latina y el Caribe, de manera de reducir la dependencia de inversionistas foráneos. El desarrollo proclamado por el ALBA tiene lugar mediante normas que protejan el medio ambiente, estimulen un uso racional de los recursos e impidan la proliferación de patrones de consumo derrochadores.

Junto a estas consideraciones de índole económica, comercial y financiera, el ALBA promueve planes especiales en la educación, incluyendo un Plan Continental contra el Analfabetismo y el otorgamiento de becas de carácter regional en las áreas de mayor interés para el desarrollo, así como un plan latinoamericano para el tratamiento gratuito de salud a ciudadanos que carecen de tales servicios.

La defensa de la cultura latinoamericana y caribeña y de la identidad de sus pueblos es uno de los principios rectores del ALBA, con particular respeto y fomento de las culturas autóctonas e indígenas.

En cuanto a las relaciones internacionales, se promueve la concertación de posiciones en la esfera multilateral y en los procesos de negociación con países y bloques de otras regiones, incluida la lucha por la democratización y la transparencia en los organismos internacionales, particularmente en la ONU y sus órganos.

Los primeros países de la región que han asumido los principios del ALBA y han tomado medidas integracionistas sobre la base de estas concepciones son Cuba y Venezuela. El Acuerdo firmado por sus gobiernos contiene 13 Artículos mediante los cuales, entre otras medidas, se exime de impuestos sobre utilidades a inversiones del otro país durante el período de recuperación de la inversión y se promueve la ejecución de inversiones en iguales condiciones que las realizadas por las entidades nacionales. Se conceden facilidades preferenciales a los barcos y aviones del otro país. Se estimulan las importaciones mutuas con flexibilidad arancelaria y eliminando las barreras no arancelarias. Se ofertan becas en temas de interés mutuo. Se plantea consolidar los productos turísticos multidestino procedentes del otro país sin recargos fiscales ni restricciones de otro tipo. Se aplican medidas en el orden bancario para facilitar las operaciones comerciales y financieras. Ambos países trabajarán de conjunto en programas educacionales y de salud con terceros países y elaborarán un plan estratégico para garantizar la complementación productiva sustentada en una verdadera solidaridad.

Estos Acuerdos adoptados por Cuba y Venezuela demuestran que es posible avanzar hacia una integración facilitando el intercambio de bienes, servicios e inversiones; pero con un contenido distinto al que pretende el neoliberalismo. La diferencia principal no reside en las formalidades técnicas sino en el contenido y el sentido político de las medidas.

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