El logro por el presidente ecuatoriano Rafael Correa de la mayoría de los votos en las elecciones de este domingo en Ecuador, ratifica la validez de los procesos de corte progresista surgidos en los últimos decenios en América Latina y el Caribe. Se trata, en consecuencia, de una victoria de toda nuestra región, empeñada en […]
El logro por el presidente ecuatoriano Rafael Correa de la mayoría de los votos en las elecciones de este domingo en Ecuador, ratifica la validez de los procesos de corte progresista surgidos en los últimos decenios en América Latina y el Caribe.
Se trata, en consecuencia, de una victoria de toda nuestra región, empeñada en el logro de su integración efectiva, en la unión a partir de reconocer las grandes aspiraciones comunes y respetar al mismo tiempo la autodeterminación ajena, y en colocar a nuestra área, con pleno derecho, entre los principales interlocutores globales en este complicado tiempo universal.
Y la Revolución Ciudadana que se desarrolla en Ecuador forma parte indisoluble de ese esfuerzo, a la vez que exhibe una trayectoria de eficacia que sin dudas le granjea un apoyo nacional trascendente.
En pocas palabras, hasta ahora las nuevas autoridades ecuatorianas han sabido acumular logros políticos, económicos y sociales de trascendencia a partir de la correcta interpretación del contexto en que ejercen su acción transformadora, dejando de lado toda visión inexacta y voluntarista, y tomando muy en cuenta la realidad local e internacional. Y eso, por supuesto, se traduce en una eficiente gestión que no pasa por alto para la mayoría de los ciudadanos.
De manera que tanto los ecuatorianos, como los restantes latinoamericanos y caribeños, podremos contar por un nuevo período con el empeño progresista de Rafael Correa y sus colaboradores.
Para Cuba, que hoy ejerce la presidencia temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, el triunfo de las fuerzas progresistas ecuatorianas es garantía de la presencia en esa entidad de un seguro, firme y sagaz colaborador en la trascendente tarea de unificación regional.
Asimismo, se trata de un estadista que más de una vez ha mostrado su reconocimiento a la patria de José Martí, que no duda en exaltar los lazos de convergencia histórica entre nuestros respectivos pueblos, y que no pasa por alto destacar los aportes del pueblo de la Isla al surgimiento de esta nueva etapa que viven sus hermanos del área a partir de la defensa a brazo partido de su independencia, su dignidad y su autodeterminación frente a las apetencias de la gran potencia expansionista del Norte.
En consecuencia, vale para los cubanos y para el resto de las naciones del sur del hemisferio saludar la continuidad de la Revolución Ciudadana y tener la satisfacción de contar con un líder de la talla de Rafael Correa entre los continuadores, en nuestros días, de la batalla por la definitiva construcción de esta, Nuestra América.