Mario Hernandez.- Buenas noches, ¿cómo estás?
-Bien, luchando, porque en este país no hay tregua.
(risas)
Mario Hernandez.- ¿Estás bloqueado?
Ricardo Antunes.- No, ahora no. Ahora que hay paz no. Hubo una rara tentativa desde el domingo a la noche de un golpe de extrema derecha de inclinación fascista e incluso nazista de muchos de un conservadurismo evangelista de extrema derecha, que intentó principalmente con la paralización de autopistas que causó casi un colapso nacional. Pero después Bolsonaro sintió que la responsabilidad iba a caer sobre él.
¿Qué pasa con Bolsonaro ahora? Es una situación compleja para él. Por un lado, intenta un golpe militar, pero los militares saben del enorme riesgo. En segundo lugar, Bolsonaro sabe que si da un paso errado se va a iniciar un proceso contra él y ya tiene muchos procesos iniciados. Esta es la situación brasileña hoy.
Mario Hernandez.- ¿Qué balance haces del balotaje?
Ricardo Antunes.- Mira, el balotaje fue muy disputado. Lula venció por dos millones de votos. Fueron dos puntos porcentuales, es decir 51% a 49%, lo que muestra, por un lado, que Bolsonaro tiene una base de extrema derecha muy fuerte que junta fascistas, nazistas, evangélicos, clase media conservadora y personas que apoyan la vieja dictadura militar. Son sectores que salieron del armario y ahora están por las calles sin aceptar la victoria.
Por otro lado, el frente que se aglutinó con Lula va desde sectores de izquierda hasta sectores de centroderecha, fue un frente muy amplio cuyo único punto de identidad en muchos casos fue la lucha contra la dictadura, la lucha contra el fascismo y la lucha contra el golpe.
En este sentido fue una victoria espectacular. Bolsonaro tenía la máquina del gobierno y utilizó todos los recursos para todo tipo de prohibición, o sea, todo lo que podía hacer en el período de elección fue hecho en Brasil. ¿Por qué fue hecho? Porque el Parlamento creó enmiendas constitucionales y creó la idea de que vivimos en una situación de extrema calamidad por consecuencia de la guerra/invasión de Rusia a Ucrania.
Esta farsa fue un pretexto constitucional para que Bolsonaro descargara millones y millones de recursos para intentar ganar las elecciones. En este caso, Lula al tener 2 millones de votos de ventaja, es la primera vez desde la elección de 1979 que el presidente no consigue la reelección. Todos los que intentaron la reelección la consiguieron, Bolsonaro no. Esto fue lo positivo.
Está claro que Bolsonaro camina al filo de la navaja. ¿Por qué? Porque intenta un golpe para cuidar de su situación de vida y la de su familia porque hay decenas de procesos contra ellos y, por otro lado, para intentar un proyecto que sería autocrático, fascista y dictatorial. Pero, al inicio tendría un problema porque se encamina en la ilegalidad, flirteando, haciendo concesiones con la ilegalidad.
¿Qué pasa por la cabeza de Bolsonaro? Probablemente, está intentando mostrar algo así como ‘no te metas conmigo porque yo tengo mucha fuerza social y popular’. Este es el mensaje que intenta dar. Ahora, es importante comprender que la paralización de las autopistas no fue un grupo masivo, fueron pequeños grupos de extrema derecha, muchos grupos empresariales que ordenaron a los trabajadores parar los camiones y salir de los camiones, una orden de las grandes empresas de transporte. No fueron todos los grupos, muchos camioneros dejaron claro que no podían viajar porque se trabó con cinco grandes camiones de esas empresas, si cierran una autopista no hay mucho que hacer.
El último punto, la Policía Federal se convirtió en los últimos cuatro años en una policía dominada y controlada por grupos bolsonaristas que hizo de todo a partir de su director central para dar apoyo a la paralización, lo que demuestra que habrá un proceso judicial que deberá incriminar al director de la Policía Federal, que el sábado a la noche, pocas horas antes del comienzo de la elección, publicó en las redes sociales su apoyo a Bolsonaro.
Muchos policías federales demostraron simpatía con los golpistas. Hubo muchas manifestaciones de agrupaciones de extrema derecha, todas enfrente de cuarteles militares pidiendo la intervención militar. Ustedes que tuvieron una dictadura militar terrible pueden imaginar lo que esto significa.
Mario Hernandez.- Una pregunta porque aquí se dice mucho que Bolsonaro controla las dos minorías del Congreso, tiene aliados en los gobiernos de los principales distritos del país, se mencionan Río de Janeiro, São Paulo, Minas Gerais, ¿es efectivamente Bolsonaro el jefe de la oposición?
Ricardo Antunes.- Mira Mario, esto es parcialmente verdadero y parcialmente falso. ¿Por qué? Es verdad que en la primera vuelta electoral los sectores de derecha fueron más victoriosos que los sectores de izquierda. Pero, es preciso separar que acá hay izquierda, hay centroizquierda, hay centro, hay centroderecha y hay extrema derecha.
Los distintos centroderecha y la extrema derecha muchas veces están en el mismo partido que Bolsonaro, Unión Brasil, del lado de Moro y muchos otros. Pero hay un conjunto también grande de partidos de centroderecha que ya simpatizan con Lula.
El centroderecha y la extrema derecha serían muy fuertes con la victoria de Bolsonaro. Con la derrota del Bolsonaro, Lula es, y lo hablé muchas veces con ustedes, un hombre de la conciliación. Y claro que el esfuerzo del PT va a ser para que los centroderecha inicien un proceso de negociación con el gobierno de Lula porque los centroderecha quieren siempre el poder: ministerios y recursos.
Entonces, es posible que cuando el Congreso empiece a funcionar el 1º de enero, la mayoría no sea de extrema derecha, hay una posibilidad de tener una mayoría que vaya desde el centroizquierda hasta la centroderecha.
Punto dos, los gobernadores electos en Río de Janeiro y São Paulo son gobernadores de derecha, pero dependen del gobierno federal. Los bolsonaristas dicen que ahora que acabó la elección van a conversar con Lula porque São Paulo necesita de Brasil como Brasil de São Paulo. El de Río de Janeiro, una figura horrorosa de extrema derecha, una parte que se podría decir del pantano, pero que camina en la dirección donde hay plata y recursos.
Punto tres, siendo Lula un conciliador está haciendo negociaciones, a excepción de la extrema derecha con la que Lula no quiere conversar, para aglutinar a los partidos que van de la izquierda, por ejemplo, del PT pasando por el Partido Socialista y después los partidos del centro, y Lula intenta inclusive el apoyo de PSDB porque hasta dos años atrás Alckmin era el principal dirigente del PSDB y ahora es vicepresidente del PT.
El problema que yo veo es, por un lado, la fuerte oposición de la extrema derecha para atacar al gobierno de Lula antes incluso de que el gobierno de Lula comience. Y el punto dos es la dificultad que tendrá Lula para hacer cosas, él ya es de por sí moderado y ahora será un moderado presionado por sectores de centroderecha y correrá con el riesgo de no hacer lo que la población pobre, que está muy próxima a la miseria, del desempleo, de la informalidad y de la explotación necesita.
Ahora por suerte está mejor y la victoria de Lula fue una victoria del antifascismo y de la antidictadura en Brasil. Es la fuerza que debemos tener para empezar a reinventar un proyecto de izquierda que está muy debilitado en Brasil y, como ustedes saben, está muy debilitada en América Latina. Y ves como cuando ganó en Chile, una cosa fue la victoria, pero otra cosa son las medidas políticas concretas y las concesiones para conseguir el apoyo de la derecha. Es la situación que hoy pasa el gobierno de Chile, que va a pasar mañana el gobierno de Colombia, que pasó ayer el gobierno de Morales, etc., etc. No es una situación fácil para la humanidad.
Y último punto, hay un crecimiento brasileño, latinoamericano y mundial del fascismo. Está claro, lo vimos tres semanas atrás con la victoria de la loca fascista de extrema derecha en Italia. Es emblemático para el periodo actual, Trump en los Estados Unidos haciendo todo para ganar las elecciones parlamentarias, para favorecer un proyecto neoliberal extremo. Este es el escenario que estamos viviendo en el mundo hoy.
La tragedia bolsonarista
Mario Hernandez.- ¿Qué país dejó Bolsonaro?
Ricardo Antunes.- Un país destrozado, con las instituciones quebradas, con la economía destruida, con la población (33 millones de personas) con hambre absoluta y más de 120 millones que comen, pero que no tienen la alimentación necesaria, con una destrucción social y un fuerte movimiento de extrema derecha evangélica. Porque lo fuerte en Brasil no es el nazismo o el fascismo, esos grupos se aprovechan de la situación. Bolsonaro hizo crecer aquel cristianismo de extrema derecha muy moralista y que tiene aversión por el aborto, la igualdad de género, la lucha de las mujeres y de los negros. Esta es la situación, la tragedia bolsonarista. El gobierno que dejó Bolsonaro jamás ocurrió en otro momento de la historia brasileña, es el peor momento sin ninguna duda y sin ningún miedo a faltar a la verdad.
Mario Hernandez.- Una pregunta que se vincula con la anterior. ¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta el gobierno de Lula?
Ricardo Antunes.- El principal problema es una economía destruida donde no hay recursos, por ejemplo, para dar la «Beca familia» que Lula deseaba mantener. Empezó una negociación del gobierno de transición de Lula con el Parlamento para que pueda trazar una alternativa que esté delante de la llamada responsabilidad fiscal, porque es preciso primero hacer que esta población pase a sobrevivir con condiciones mínimas.
Punto dos, en un contexto de crisis mundial ¿cómo va a hacer Lula para generar crecimiento en la economía brasileña? Porque con la recesión no es posible hacer nada. Y tercero, Lula tiene una parte de la burguesía brasileña que saltó de Bolsonaro para Lula, pero que yo diría que es una parte minoritaria o poco relevante porque grandes sectores del capital financiero apoyaron a Lula y ahora quieren cobrar. ¿Qué significa que quieren cobrar? Evitar que Lula haga reformas básicas, y esta es la cuestión, muchos de estos sectores no quieren que Lula haga reformas básicas. Están obligando a Lula a decir que hay que tener superávit primario, responsabilidad social, etc., etc. Esta es la mayor dificultad. ¿Cómo romper los cercos de la extrema derecha bolsonarista y fascista? ¿Y cómo no ser prisionero de la centro-derecha? Que es liberal, no fascista, pero sí extremadamente liberal. ¿Comprendes?
Mario Hernandez.- Sí, sí. Perfectamente, Ricardo. Bueno, sé que vas a viajar a Europa, particularmente a Italia e Inglaterra…
Ricardo Antunes.- Y Portugal también…
Mario Hernandez.- Vas a tener la oportunidad de ver en vivo y en directo lo que está pasando en Europa y a tu regreso, desde ya te comprometo para que podamos hacer un programa donde nos cuentes qué viste en Europa. En Italia más o menos lo seguimos con Antonino Infranca. Cada 15 o 20 días nos comunicamos con Toni. Pero Inglaterra y Portugal son dos países que seguimos por la prensa o comentarios, pero tú testimonio directo sería muy importante.
Ricardo Antunes.- Sí, será un placer. Yo regreso el 30 de noviembre y será un placer hacer una larga conversación con ustedes. Muchas gracias.
Mario Hernandez.- Gracias, Ricardo. Un abrazo.
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