Lamentos No todo lo que hay que saber en la vida lo aprendemos en el ámbito de una formación reglada. Los valores humanos, por ejemplo, se obstinan a veces en esconderse hasta en el más pequeño rincón, y cuanto mayor es el «prestigio» de una persona o de una institución, o mayor es el interés […]
Lamentos
No todo lo que hay que saber en la vida lo aprendemos en el ámbito de una formación reglada. Los valores humanos, por ejemplo, se obstinan a veces en esconderse hasta en el más pequeño rincón, y cuanto mayor es el «prestigio» de una persona o de una institución, o mayor es el interés particular al que obedecen la mayoría de sus actos, más y mejor parecen esconderse esos valores humanos.
La violencia innecesaria con que se ha empleado el tirano marroquí con los saharauis, ha demostrado que el valor de la vida humana es realmente ínfimo si lo comparamos con el valor y la influencia que es capaz de desarrollar el interés particular de unos pocos. A esos intereses particulares parecen obedecer el Gobierno español, que se limita a lamentar los incidentes, y la Unión Europea, que se limita a deplorar la violencia. Ambas instituciones son incapaces de condenar el proceder del gobierno marroquí, mostrando con ello un lamentable y deplorable desprecio por la vida y por los derechos humanos.
Por otra parte, la expulsión de El Aaiún de periodistas extranjeros debería ser más que suficiente para demostrar que la versión oficial marroquí es, simple y llanamente, mentira.
Condenas
En cambio, a la UE le ha faltado tiempo para condenar al pueblo irlandés. Una condena nada violenta, al menos superficialmente. La institución europea, presionada por los mismos intereses particulares predominantes en todas sus acciones políticas, coacciona al estilo mafioso a Irlanda para que acepte un préstamo que dice no necesitar. Los índices bursátiles se agitan bajo las amenazas del Capital. La mafia está sedienta, los gobiernos tiemblan. Por si esto no fuera suficiente, los medios, sirvientes vergonzantes de Los Mercados, propagan el miedo y la incertidumbre entre la opinión pública, allanando así el terreno para que cualquier cosa que pueda ocurrir sea susceptible de ser presentada como un final feliz. Unos insisten en que el llamado Eurogrupo debate cómo convencer al gobierno irlandés para que solicite el préstamo, mientras que otros destacan las declaraciones de Van Rompuy, que asegura que la propia supervivencia de la UE está amenazada por la crisis de la deuda. En diversos medios se contribuye a la confusión haciendo ver al lector que es el gobierno irlandés, y no sus bancos, quien debe ser rescatado; otros medios: que el «agujero del gobierno irlandés» está en sus bancos, como si los bancos irlandeses fueran públicos, y en otros medios se dice que el dinero se le presta al estado irlandés, pero que con él podrán tapar el agujero de «sus» bancos.
Sea como fuere, el caso es que el dinero que Los Mercados obligan a la UE a prestarle a Irlanda supone cerca de 100.000 millones de euros, una soga bastante larga alrededor del cuello de los irlandeses que pagarán con creces tal importe. Una vez más: desvío de dinero público para «rescatar» intereses privados.
Para tranquilidad de los mafiosos Mercados, el gobierno irlandés empieza a ceder y los inversores de bonos reciben la noticia con alegría, y ya no piensan en recoger su dinero y marcharse, pues parece que pueden sacar mayor tajada si se quedan, aunque sea, como tantas veces, a costa de un dinero público que comportará un descomunal coste en intereses durante mucho, mucho tiempo.
Las insistentes «recomendaciones» ultraderechistas que hacen desde La Mafia, de recortar más y más el gasto social, están encaminadas a liberar recursos presupuestarios suficientes como para costear la financiación. Una financiación que muchas veces es impuesta y siempre a un precio fijado por la propia Mafia.
Esta práctica mafiosa de Los Mercados supone el secuestro de la soberanía de los pueblos, cuyos gobiernos han sido amaestrados para obedecer la voz de su amo. En breve comprobaremos si en su horizonte de ilimitada codicia aparece la silueta de otros países como España o Portugal.
En fin, puede que solo sean impresiones mías, pero creo que cuando la vida de una persona, o sus conquistas sociales, vale menos que los intereses particulares de unos pocos, la vida de cualquiera de esos pocos vale todavía menos que la de las víctimas inocentes que suelen sacrificar por un puñado de euros.
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