En este texto Emir Sader reflexiona sobre el mapa electoral surgido tras las elecciones municipales del domingo (15) y sobre el futuro de Bolsonaro.
Las elecciones municipales en Brasil apunta hacia lo que puede ser el nuevo país posBolsonaro. En condiciones de pandemia, con cuarentena, sin grandes movilizaciones y con una campaña más corta, el gran derrotado fue Bolsonaro.
Al principio, Bolsonaro dijo que no participaría en la campana, pero al final hizo campaña a favor de nueve candidatos a alcalde de grandes áreas metropolitanas y a muchos más alcaldes de otros municipios, especialmente a favor de su hijo, quién resultó reelegido, aunque ninguno de los otros lo fue. Además, todo hay que decirlo, los candidatos apoyados por Bolsonaro perdieron una gran cantidad de votos.
Bolsonaro intentaba entrar en São Paulo, debido a la importancia que esa ciudad tiene en el país. Apoyó a un periodista de TV muy conocido, en principio era el ganador favorito, pero resultó que quedó relegado al cuarto puesto. Rio de Janeiro era la única ciudad con un alcalde evangélico, que se presentó a la reelección con el apoyo de Bolsonaro, logró pasar a segunda vuelta, pero con ínfimas posibilidades de victoria. En las dos ciudades más importantes de Brasil, Bolsonaro sufrió sus más duras derrotas, y en general, el panorama para Bolsonaro es absolutamente negativo.
Los analistas dicen que el discurso de Bolsonaro se ha agotado, que tras estas elecciones, sumadas a la derrota de Trump, el presidente de Brasil pasa a estar muy aislado políticamente. Hay que recordar, además, que Bolsonaro había dejado el partido por el que resultó elegido y los candidatos que se le vinculan se encuentran repartidos entre dos partidos, lo que disminuye todavía más su fuerza. Su incapacidad de agregar, presente en su gobierno, está presente de forma más evidente en su gestión política, lo que perjudica todavía más su mayor objetivo: la reelección.
Si Bolsonaro pierde, ¿quién gana? Todos los que se oponen a él. Pero, en ese gran abanico, se encuentran todas las fuerzas de la derecha tradicional, como el MDB, el PSDB y el DEM, que han mantenido su fuerza, más en las ciudades medianas y pequeñas que en las más grandes. Pero el análisis sobre partidos no tiene mucho en cuenta que, en la gran mayoría de los casos, el voto en las ciudades tiene que ver con el desempeño de los alcaldes que buscan ser reelegidos.
La izquierda consiguió unos resultados bastante mejores que hace cuatro años, cuando, en pleno apogeo de la ofensiva de la derecha, que llevara al golpe en contra de Dilma Rousseff, en particular el PT sufriera la mayor pérdida de su historia. Desde esa perspectiva, la izquierda ha recuperado mucho de lo que perdiera en aquella ocasión.
La izquierda llega a la segunda vuelta en ciudades tan importantes como Porto Alegre, Recife o Belem y obtuvo su mejor resultado en São Paulo, donde el candidato del PSOL, Guilherme Boulos, llega a segunda vuelta, aunque la disputa estará muy reñida. En Porto Alegre, Manuela d’ Ávila, del PC do B, disputará una segunda vuelta también difícil. Los que tienen más posibilidades de salir victoriosos son Edmilson Rodrigues, del PSOL, en Belem, y Marilia Arraes, del PT, en Recife.
El PT ha recuperado gran parte de lo que había perdido en 2016, demostrando su vigor, sobre todo por ser el único partido de izquierda realmente nacional, con gran capilaridad por todo el territorio. Pero aún no logró recuperarse en las grandes ciudades, salvo en Recife, la gran ciudad nordestina. La ausencia de la presencia física de Lula –por la cuarentena–, en las campañas electorales del PT, ha sido un factor que perjudicó al partido.
¿En qué medida el escenario electoral para las elecciones presidenciales se ha modificado a partir de las elecciones municipales en Brasil? El que más pierde es Bolsonaro, que muestra una gran debilidad en todo el país, a la vez que salen fortalecidos los partidos de la derecha tradicional, que retomarán con más fuerza la búsqueda de una alternativa de centro-derecha a Bolsonaro.
El PT muestra su capacidad de recuperación y la presencia nacional del partido, aunque con malos resultados en ciudades importantes, como São Paulo y Belo Horizonte. Pero nada afecta la fuerza del partido, con la mayor bancada en el Congreso nacional, con varios gobernadores muy importantes, en provincias del nordeste, como Bahía y Ceará, entre otras. Pero, sobre todo, por su mayor diferencial –la muy activa presencia de Lula, el único gran líder político nacional-. Se mantiene la presencia hegemónica nacional del PT en la izquierda, con la misma perspectiva de antes de las elecciones –con Lula candidato a presidente de Brasil en 2022 o con Fernando Haddad, si Lula decidiese finalmente no presentarse.