“Una de las constataciones más impactantes de la última fase de la evolución del capitalismo es la total incomprensión de la naturaleza del dinero en nuestras sociedades”. Esta contundente afirmación de la economista Ann Pettifor expresa de forma fehaciente la ignorancia generalizada por parte de la población de todos los aspectos sustanciales relacionados con el elemento material esencial de la subsistencia cotidiana: no entendemos el mundo en el que vivimos. Un velo de ocultación, tejido por las toneladas de propaganda de los “espadachines a sueldo” del capital, cae sobre el “objeto por excelencia” de la vida social bajo la égida de la mercancía.
Este tabú no es casual, sino que sirve a la función de impedir a toda costa la comprensión del hecho más relevante de la acerba situación actual de la sociedad humana: nunca antes en la historia ha sido mayor la brecha entre la capacidad potencial de producir bienes y servicios para proporcionar un nivel de vida digno a todos los seres humanos, con tecnologías y recursos sostenibles ecológicamente y, por otro lado, las deplorables condiciones de vida de una gran parte de la población mundial en un contexto de destrucción acelerada del entorno natural.
Tan extraordinaria paradoja es la que fundamenta la pregunta esencial que trata de responder el presente libro: ¿Qué papel tiene el modo de producción y de circulación del dinero en la trayectoria degenerativa y en la condición crecientemente depredadora del capitalismo desquiciado?
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