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Las geniales, novedosas y equitativas propuestas del BBVA para crear empleo

Fuentes: Rebelión

El servicio de estudios de BBVA es un gabinete de economistas, de científicos sociales sesudos, objetivos y prudentes, con amplio reconocimiento internacional entre colegas del gremio. Con decir que don Miguel Sebastián, el ex del compañero José Luis Rodríguez Zapatero -el que no nos iba a fallar, el de la carta secreta guardada en secreto-, […]

El servicio de estudios de BBVA es un gabinete de economistas, de científicos sociales sesudos, objetivos y prudentes, con amplio reconocimiento internacional entre colegas del gremio. Con decir que don Miguel Sebastián, el ex del compañero José Luis Rodríguez Zapatero -el que no nos iba a fallar, el de la carta secreta guardada en secreto-, formó parte de ese «servicio de estudios» está todo… o casi todo dicho.

El servicio BBVA defiende en su último informe que la solución para crear empleo en España es bajar los salarios [1]. ¿Les suena, lo habían oído alguna vez? No se ofusquen, no prejuzguen como sulen hacer los desconfiados enrojecidos.

La original propuesta en concreto: el gabinete científico de estudios del BBVA, en un análisis realizado por don Javier Andrés y don Rafael Doménech, muy en la línea del FMI y de otras admirables y admiradas instancias científicas internacionales, calcula que con una reducción del salario real -real, en los ingresos de final de mes en nómina- de sólo el 7% -¡apenas una propinita!- el empleo en España crecería un 10,4%. y la economía española mejoraría un 8,3%. ¡Dos en uno y con poquísimo sacrificio!

El pequeño esfuerzo compensaría de sobra y de inmediato la reducción: ¡las rentas salariales lejos de disminuir en el conjunto de la renta nacional aumentarían en aproximadamente un 3%! ¡Sí, un tres, el siguiente de 2, el siguiente del siguiente de 1, por ciento! ¡Más, mucho más, con muy poco menos porque abarcaría a muchos más!

Hay más: el aumento del PIB, del empleo y de las rentas salariales daría lugar a un aumento del consumo familiar, de la inversión y del ‘stock’ capital» con efectos más que positivos sobre el producto interior bruto de los próximos años. ¡Tres, cuatro o cinco en uno, la deseada cuadratura del círculo, el descubrimiento de un perfecto impar o del último teorema de Fermat en versión abreviada! También, la lista de las ventajas es casi interminable, supondría una mejora «de la balanza por cuenta corriente, un aumento de los ingresos públicos, una reducción del gasto en prestaciones por desempleo y disminución del déficit público». ¡La perfección de las perfecciones, el no va más, tocando sólo un pelón los ingresos de las nóminas! ¿Qué persona razonable, sensata, humana-demasiado-humana puede oponerse?

Algunos agoreros, la misma anti-España que debe ser duramente castigada -¡gracias don Jorge Opus Dei!- opinan -¡mera e indocumentada creencia!- que una disminución de los salarios provocaría una reducción de las rentas que deprimiría aun más el consumo ciudadano y la demanda. ¡Menuda tontería, memez de tontos, memos y estúpidos!

Una menor demanda provocaría, prosiguen falazmente este cuadrilla de insensatos irracionalistas cegados, una caída del PIB, del empleo y de los ingresos públicos (¡menuda chorrada!), y un aumento del valor real de la deuda pública y privada y de la morosidad (¡qué penar, doña Cospedal!).

Nada, ni caso. ¡Mentes ofuscadas, ex militantes de partidos de izquierda comunista, al servicio de la masonería y el comunismo internacional! ¡Sigamos juntos, todos unidos, hasta enterrarlos en el mar para siempre!

De hecho, cojamos y miremos la verdad de frente, el informe del servicio se queda corto por prudencia, por «humanismo» trasnochado, por no asustar al personal, a los cobardes acomodados. La relación reducción salarial-empleo no es lineal por supuesto, pero, si la admitimos por un momento, podemos concebir escenarios más interesantes y profundos que el apuntado por el gabinete cortoplacista del BBVA.

Un 7% de reducción salarial genera un 10,4% más de empleo. De acuerdo, vale, estamos en ello. ¿Y por qué no aspiramos a la completa eliminación del desempleo? ¡Pensemos a lo grande! ¿Por qué no entonces una disminución del 35% y con ello, con ese pequeño-ínfimo nuevo esfuerzo, los seis millones de parados (algunos de ellos, indignos ciudadanos, con pocas ganas de trabajar y en ilegales relaciones con la economía sumergida) desaparecen de nuestros informes, preocupaciones, tertulias… y de nuestros gastos? Aún más: pensando en la tenebrosa historia del desempleo en nuestro país, en el paro estructural made in Spain, en las nuevas incorporaciones, en los jóvenes (de pocos o muchos estudios, simples obreros en su mayor parte), en personas adultas, viejos improductivos potenciales, que probablemente han abandonado la búsqueda de trabajo por falta de paciencia, en mujeres que deseen incorporarse a nuestro equitativo «mercado laboral», en trabajadores/as cualificados que han tenido que irse a buscar la vida (¡culos de mal asiento!) por estos mares y tierras de Dios, ¿por qué no un 45%, por qué no incluso un 50%?

¡A la mitad, situemos nuestros salarios a la mitad! ¡España lo necesita, España nos necesita! ¡No podemos decepcionarla ni podemos insultarla! ¡A por ello, a por ellos! ¡Es el programa de la hora! ¡Todos en el mismo carro y con la misma pobreza provisional… y con la cabeza bien alta, a la altura del brazo levantado! ¡El país, nuestro país de países, tan amante de la justicia, al libertad real y la equidad, necesita un pequeño esfuerzo de todos y especialmente de todas! ¿Algún inconveniente, alguna crítica insusantiva? ¡Este es el plan, el verdadero Camino, para todos los días del año, para todos los meses del lustro, para todos las quincenas de la próxima década, para todas las décadas de nuestra vida de españoles-muy-españoles! ¡Hasta la victoria final!

Mientras tanto, eso sí, la leve y más que leve mejoría de algunos indicadores, en especial del consumo, no puede evitar -¡mecachis en la mar salada!- que las rentas salariales sigan cayendo con fuerza y con rara e incomprensible tenacidad: ¡un 3,6% en el tercer trimestre de 2013 respecto al segundo de ese mismo año! ¡Qué le vamos a hacer! ¡Son leyes inexorables! ¡Mala suerte! ¡Son tiempos difíciles para todos, nadie se libra! Lo que sí aumenta, por descontado, es normal, es la productividad por trabajador/a: un 2,1% este último trimestre. En este contexto, afirmar que «los trabajadores cobran menos por el mismo trabajo» es populismo inadmisible, abono para demagógicos y gastados caminos de perdición. El verdadero pueblo no admitirá esas falsas melodías.

Los beneficios empresariales, por supuesto, es ley de vida, crecen un poco de nada: un 1,8% en el tercer trimestre respeto al trimestre anterior. Estos beneficios de nuestros grandes y sacrificados emprendedores (¡que son más listos que el pan!) no han dejado de crecer desde el segundo trimestre de 2012. Es lógico, es natural, es razonable, es lo merecido, lo que tiene que ser y será y no cabe hablar más de ello: ¡son ellos, ellas también en algunos casos, la verdadera sal de la tierra! Sin nuestros dirigentes nada sería posible y todos -¡todas y todos!- nos moriríamos de hambre, de desesperación, de sinsentido existencial, sin sabe qué hacer con nuestras vidas, con nuestras fuerzas y nuestros limitados cerebros y saberes.. Sin ellos, nada; con ellos y a su servicio, todo.

Ergo: la razón se impone. ¡Viva la clase empresarial! ¡Adelante con sus beneficios, siempre adelante, como aconseja el BBVA! ¡Agradecidos eternamente por el bien, por tanto bien, por tantos bienes que aportan a todos! ¡Viva la reducción salarial! ¡Viva don Joan Rosell, viva don Fainé, viva don Florentino Pérez, viva don Millet, viva don Rosell!… ¡Y el género humano, sin ninguna duda, ha sido, es y debe ser la trasnacional! Por supuestísimo.

¿Alguna queja?

 

PS. Será además a causa de estas interesantes y necesarias propuestas por lo que el banquero español que recibió la mayor compensación en 2012 fue el consejero delegado del BBVA, don Ángel Cano: ¡gracias, muchas gracias su entrega, por su valor, por su inteligencia! Un total de 9,67 millones de euros, poca cosa, mil veces los ingresos anuales de numerosos trabajadores españoles (antes de la rebaja salarial propuesta desde luego).

Don Francisco González, el presidente del BBVA, dando ejemplo, se situó en quinto lugar con sólo 5,13 millones… ¡la mitad más o menos de don Ángel Cano! ¡Qué generosidad! ¿No hablábamos de la reducción del 50%? ¿A que son admirables, a que son austeros, a que son consecuentes, a que son lo mejor de lo mejor de lo óptimo y excelente?

 

Nota:

[1] El País, 29 d noviembre de 2013, p. 25

 

Salvador López Arnal es nieto del cenetista asesinado en mayo de 1939 -delito: «rebelión militar»-: José Arnal Cerezuela.

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes