«Los hechos en los que se basa este dogma son: de una parte, los asalariados no tienen derecho a interferir en el reparto de la riqueza social entre medios de consumo para los no asalariados y medios de producción. De otra, solo en casos excepcionales y favorables tiene el asalariado el poder de ampliar el […]
«Los hechos en los que se basa este dogma son: de una parte, los asalariados no tienen derecho a interferir en el reparto de la riqueza social entre medios de consumo para los no asalariados y medios de producción. De otra, solo en casos excepcionales y favorables tiene el asalariado el poder de ampliar el llamado «fondo de trabajo» a expensas de los «ingresos» de los ricos». (Karl Marx, El Capital, t. I, pág 701).
El nuevo Gobierno del Reino de España está dando ya señales de por dónde van a ir algunos aspectos fundamentales de su política. De entrada, pocos cambios, más allá de algunas posturas hacia el frente de Cataluña, tensado con la visita del Borbón a Tarragona recientemente, y anuncios de recuperación de derechos en materia de libertades cívicas. Pero sobre la política económica, las primeras declaraciones son completamente obedientes a las directrices de la UE y a los presupuestos aprobados por el PP hasta finalizar el año, como ha puesto de manifiesto la ministra de Economía Calviño en su primera reunión del eurogrupo. Es decir, casi nada. A ello ya se refería la semana pasada un artículo de Sin Permiso con algún detalle.