Traducido para Rebelión por Marwan Tahbub
George Tarabishi, es uno de los más fructíferos escritores y pensadores árabes de la segunda mitad del siglo pasado. Siendo originario de uno de los países árabes más pequeños, El Líbano, no obstante su influencia ha sido notable dentro del mundo árabe como en el exterior. Ha realizado y producido una amplia gama de trabajos propios como con otros tanto dentro de los países árabes como en el exterior, especialmente en el continente europeo.
Es multifacético, tal y como se ve en la entrevista que viene a continuación. Tarabishi ha ido adquiriendo fama y reputación por sus trabajos y análisis sobre cuestiones candentes de su tiempo y época. Primero sobre las corrientes pan arabistas y sus toma de posición y actuación antiimperialistas y socializantes como el Nasserismo y el Baàz, y obviamente en medio de esta temática, sobre la cuestión palestina, el sionismo e Israel como pieza clave de este imperialismo. Su contribución tanto teórica, sociológica como histórica ha sido fundamental para la comprensión de estos problemas de parte de amplios sectores de las sociedades europeas, así como una contribución fundamental a la discusión y el conocimiento de sus propias problemáticas para los intelectuales, pensadores y activistas políticos de las sociedades árabes. Como él mismo expone en la entrevista, su trayectoria ha pasado por varias rupturas, pero como es habitual en los fenómenos sociales, y humanos, no existe una ruptura total y absoluta, siempre se mantiene un cierto hilo de continuidad, lo nuevo no borra totalmente lo viejo, lo sustituye pero mantiene varios elementos del mismo. Esto es válido también en el caso que tratamos y se refleja en sus afirmaciones y respuestas en la mencionada entrevista.
Esta especie de presentación de George Tarabishi, no pretende una toma de posición favorable o desfavorable a sus opiniones y/o enfoques. De hecho no se puede negar la agudeza de ciertos análisis que hace, de modo especial en lo referente a este ensimismamiento, este encerramiento que la tortuga hace dentro de su caparazón frente el peligro y la comparación que de ello hace Tarabishi con los fundamentalismos religiosos no deja de ser un modo de entender el fenómeno lejos de los malabarismos fetichistas de Hantington y otros. En cambio el eco que hace Tarabishi de Fukuyama sobre el fin de las ideologías, el uso que hace del psicoanálisis freudiano para analizar colectividades, como la afirmación sobre la superioridad de la civilización occidental, dejan un amplio campo para la discusión y la polémica bastante más extenso que esta modesta presentación de Tarabishi.
Lo que se pretende es ofrecer una muestra de cómo piensa un pensador árabe cristiano como es George Tarabishi, sobre el fundamentalismo islámico y ver como ejerce plenamente este derecho junto con sus pares árabes a través, entre otros medios, de las paginas de la prensa árabe, como es el caso de la presente entrevista. Dicho de otro modo, llamar la atención de que la sociedad árabe, no es este bloque monolítico que se la quiere presentar. Es un mosaico, con su multiplicidad lingüística, ideológica, étnica, etc. y como tal, y en medio de la grave situación que atraviesa, no deja de debatir, de cuestionar, de buscar, de aceptar esto y de rechazar aquello, de acertar y de errar, como todo lo humano. Creemos que con esta presentación, podemos contribuir a añadir un color más, un matiz más y diferente de este vivo y dramático debate y quizás con ello se logre una mejor compresión o al menos tomar nota de otro modo de pensar entre los árabes. Creo que vale la pena y el esfuerzo.
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P. Empecemos por aquella época en que tu nombre se asociaba con otros dos, por encima de la diferencia de edad, se te asociaba con Yasin Hafez y Elías Marcos. ¿Qué es lo que motivaba esta asociación? ¿Cuál era el proyecto que unía a los tres? ¿Quedó algo de aquél proyecto para ti en tu actual posición? Si se me permite la expresión.
R. En realidad este trío que mencionas ya abandonó el escenario de la historia, digamos la historia de la cultura y posiblemente la historia de la política. Pero esto no quiere decir que sus huellas hayan desaparecido. Yo, sicológicamente al menos, sigo perteneciendo a este trío. Siendo los dos mayores que yo, y, en aquel tiempo, más avanzados en el pensamiento, ¿Qué es lo que me hizo unirme a ellos? Era su rebelión frente a; la ortodoxia marxista y la ortodoxia comunista, especialmente de parte de Elías Marcos, en cambio, con Yasin Hafez, a la rebelión anterior le añadió su rebelión contra la ortodoxia del Baàz. Esta rebeldía es la que mantengo hasta el momento. Sigo orientando mi desarrollo y crecimiento hacía lo creativo, no hacia lo ortodoxo. En aquella época de mi vida pertenecí públicamente al marxismo, pero al marxismo hereje no al ortodoxo…
P. en el sentido de…
R. En aquel entonces me dedicaba a escribir y traducir, pero más específicamente a traducir. Traduje obras de poca circulación, no digo obras prohibidas, como ciertas obras de Marx. Le traduje escritos sobre Argelia, eran escritos ocultos debido a que en estos escritos Marx no anuncia el fin de su adhesión al imperialismo francés en Argelia. También traduje sus escritos sobre la India y Rusia. Eran escritos que no encajaban con la predominante corriente ortodoxa del marxismo, contradecía su pretensión de una inalterable posición antiimperialista de Marx. En realidad esta no era la preocupación de Marx, su preocupación era modernizar y veía que el imperialismo puede ser un instrumento para la modernización, Marx no objetó el imperialismo per se sino criticó sus métodos bárbaros y las masacres que cometía. Es decir, presenté la cara no ortodoxa de Marx. Traduje también las obras de Lenin, pero ¿Cuál Lenin? Se reimprimían constantemente sus 36 volúmenes, pero después del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, que marcó un hito histórico, los volúmenes de Lenin aumentaron a 45, es decir se les añadió los 9 restantes volúmenes que estaban prohibidos en tiempos de Stalin, las traduje. Traduje sus escritos sobre la cuestión del nacionalismo que era tema tabú frente al internacionalismo proletario. Presenté una imagen de Lenin que no era habitual en aquél entonces. Pero no me paré allá, también traduje las obras de Trotsky, fui el primero en traducir a Trotsky al árabe. Puede que me equivoque con esta afirmación, pero según recuerdo el primero libro traducido al árabe de Trotsky, yo fui su traductor. Traduje también obras de Plejánov, Zinóviev y Bujarin. También traduje al renegado Kautsky. Quiero decir que Kautsky, a quién se le acusaba de ser renegado del marxismo, era marxista a su modo, al modo europeo occidental y no al modo oriental de Rusia. Más tarde traduje a Garaudy, no al Garaudy comunista y ortodoxo sino al hereje que ya había empezado a abrirse su propio camino antes de orientarse hacia el Cristianismo y más tarde hacia el Islam. Esta actitud síquica la he mantenido siempre, yo pertenezco a la herejía, no al grupo, debido a mi creencia de que el grupo no piensa. Los herejes piensan porqué son individuos. Esta actitud se mantiene hasta en lo que he escrito ahora sobre la herencia árabe e islámica. En fin, digo que esto es lo que me queda de mi marxismo y de mi pertenencia a este trío del cual yo era el más joven.
De Marx a Freud
P. Del marxismo al Turaz (Tradición) árabe, ¿Qué es lo que te empujó a ello?
R. En realidad y antes de mi etapa marxista, tuve mi etapa existencialista. Era partidario de Sartre y le traduje bastante al árabe y con anterioridad a esto era nacionalista, pertenecía a la corriente del pensamiento nacionalista árabe, ya más tarde trabajé bastante en el campo del psicoanálisis. Hay algo de beduino, de errante, en mi trayectoria intelectual. Pero al fin y al cabo soy hijo de nuestro tiempo, es el tiempo de las ideologías por excelencia, de repente se descubre que la ideología perdió su credibilidad y se descubre – al menos para mi – que es sólo una falsa conciencia, una conciencia que no se ajusta a su realidad. Por consiguiente me habitué a hacer constantes reflexiones, ya que como anteriormente el marxismo venció al nacionalismo, llegó un momento en que el marxismo a su vez, se ha puesto bajo el examen del análisis, de la critica y de la revisión y descubrí que el marxismo no representa per se, en mi vida, más que una etapa ideológica. Mi salto en el conocimiento procede del psicoanálisis. En realidad he vivido con Freud unos 15 años, traduciéndole y escribiendo sobre él, dentro de mis trabajos en árabe presenté 30 trabajos sobre Freud, además de aplicar el psicoanálisis al estudio del cuento árabe y lo hice de modo amplio a través de varios estudios que realicé sobre el tema. Freud representó para mí el salto desde la ideología hacia el conocimiento…
P. ¿Por qué Freud después de Marx?
R. En realidad siempre me preguntaba sobre los motivos de mi constante inclinación hacia lo herético y es cuando descubrí mis complejos psíquicos, mi parte edípica, con toda sinceridad. Freud me abrió un horizonte que me permitió comprenderme a mi mismo, de comprender mi percepción de mi mismo, la apertura que me enseñó Freud contribuyó a que me cambie y no sólo esto, también, me ayudó a comprender mi percepción de la cultura y del pensamiento. No podemos seguir afirmando que el mundo del pensamiento tiene una pura inocencia, la vida del pensamiento y de las ideas por muy inocente que aparenta no deja de estar implicado en la dinámica y las motivaciones del inconsciente. En éste sentido Freud me ofreció una gran ayuda para liberarme de la ideología. Pero esto no era llegar al fin, ya que en mi etapa freudiano, si es válida la expresión, descubrí que quería rebelarme contra Freud, es decir que no me paré frente a éste gran padre que me he creado. Lo he sobrepasado, y me pasé de lo ideológico al método científico y de allí hacia otro paso, hacia la epistemología, es decir, el conocimiento del conocimiento aplicado al análisis de la tradición y la herencia árabe e islámica. ¿Ahora porqué la herencia árabe e islámica? es debido a que soy hijo de mi tiempo y de mi época. Partimos de los tiempos del nacionalismo árabe y entonces escribí un libro; «El estado Nacionalista y la teoría Kutria«. El libro produjo mucho revuelo. En este libro predije la derrota del pan arabismo a manos de las tendencias locales nacionalistas. Ahora bien, cuando abrimos los ojos a la derrota de 1967, vimos que la escena árabe estaba siendo invadida por el discurso islámico, que fue aún más reforzado en las décadas de los ochentas y los noventas donde alcanzó su clímax. Me pregunto; ¿Por qué volvió a aparecer este discurso? Hice un estudio sobre el tema con el título «Los intelectuales árabes y el Turaz (Tradición) – análisis psíquico de una patología colectiva» que se publicó en 1990. Allí aplico el método de psicoanálisis al discurso islámico. Tendí el discurso contemporáneo árabe en el diván del psicoanálisis y puse al descubierto los diagnósticos de su conocimiento, su ideología y su inconsciente, descubrí en este discurso la enfermedad de «Occidente». Este discurso padece la complejidad de la superioridad occidental junto con la herida narcisista en el cuerpo árabe producida no sólo por esta superioridad, sino también, por el triunfo de Israel, el triunfo del pequeño David contra el gigante árabe. Allí diagnostiqué que la consciencia árabe no pudo soportar la derrota de 1967. En el psicoanálisis esto se llama choque que la psique del paciente no puede soportar y reacciona de modo patológico y regresivo y procura protegerse como el niño cuando se protege detrás de su padre. De allí esta increíble vuelta a partir de 1967 al Turaz (Tradición), al discurso de éste. El psicoanálisis me sirvió como herramienta para dar la lectura apropiada de un discurso patológico que escapa de la realidad de la derrota hacia lo más ideal de su pasado protegiéndose de la malvada madre llamada Israel y de su nodriza que lleva el nombre de Europa y EE.UU, es decir; Occidente. No podía pararme en la superficie del contemporáneo discurso árabe, tenía que escarpar sobre sus raíces históricas y de allí viene mi largo viaje hacia la tradición árabe e islámica que se inició con mi libro «El contemporáneo discurso árabe» donde arranca mi búsqueda en los estudios de la Tradición. Esto fue una gran transformación ya que siento que la batalla se está efectuándose sobre el terreno de esta Tradición y no sobre el terreno de la propia realidad.
La ideologización del Islam.
P. ¿Consideras que el nuevo movimiento islámico del cual hablas, es una especia de una nueva ideología?
R. El Islam político es un modelo alternativo a la ideología nacionalista y a la ideología marxista, es un modelo de una ideología integral y encerrada sobre si misma y por consiguiente es una falsa conciencia, es decir que emana de lo que llamo una conciencia separada de su propia realidad. Esta realidad que estamos hablando se refiere al mismo Islam, a sus textos constitutivos. El Islam político es una ideología que casi me atrevo a afirmar que no conoce la realidad del Islam sino que lo ideologiza. Ello impone la necesidad de releer los textos y la historia para que tengamos una cabal consciencia de la enorme distancia entre la nueva ideología islámica y el manantial originario y real del Islam. Por ejemplo y como sabes, ellos parten de la definición del Islam como «Din wa Dawlah», es decir «Religión y Estado» y también del «Gobierno de Dios», estas son las dos premisas del Islam político. El Islam como Religión y Estado es un slogan que lanzó Hasan AlBana, el fundador de la Hermandad Musulmana, pero el término Estado no existe ni en el texto coránico ni en AlHadith (los dichos y hechos del Profeta). Entonces como se puede definir al Islam con términos que no son los del Islam a no ser que la definición no es más que ideología y entonces puede que la definición tenga validez en este sentido.
P. Cuando hablamos del Nacionalismo y del Islam, del fundamentalismo nacionalista como el islámico, en términos de ideologías no ve que en realidad reflejan ideologías totalitarios actuales. Reflejan de algún modo… el sistema soviético… por ejemplo cuando oigo hablar del «Gobierno del Ulema» esto me trae a la mente, de algún u otro modo, la llamada dictadura del proletariado esta doctrina que emana del leninismo….
R. Esto es aplicable, también, a la idea del «Gobierno de Dios», en la realidad, la tragedia de la ideología islámica, y por lo tanto nuestra tragedia con esta ideología es que vio la luz en la etapa de la muerte de las ideologías. De aquí surge su violencia, incluso antes de asumir el poder. Las ideologías totalitarias que surgieron anteriormente no se hicieron violentas más que después de asumir el poder, sea en la Alemania Nazi, la Italia Fascista o la Rusia Estalinista. Cuando ya se había secado el útero de las ideologías nació la ideología islámica, y nació con todos los genes ideológicos y las potencialidades de de su transformación en totalitarismo, además, desde su nacimiento y debido de haber nacido fuera de su tiempo, lleva las semillas de la violencia con el fin de imponerse no solo por la fuerza de las ideas y el discurso sino, también, por la fuerza de la violencia. Esto explica porque desde el principio los movimientos islámicos iban acompañados de la violencia.
P. Como explicas esta contradicción. Cuando mueren las ideologías nace este movimiento y en vez de recurrir al discurso…
R. Al principio La Hermandad Musulmana practicó varios atentados. Es raro que otro movimiento recurra a esto, como el movimiento comunista, antes de asumir el poder. Los movimientos de signo nacionalista e izquierdista en el Mundo Árabe, cuando se les cerraron todas las salidas recurrieron a actividades terroristas. Pero no es el caso de los movimientos islámicos, éstos y sin que se les cierren las salidas, ya desde sus inicios recurren a la violencia y los atentados. Este desarrollo se inclina cada vez más hacia la violencia no solo por la represión a la que se le somete, también por qué ha nacido con un horizonte histórico cerrado, es un movimiento que está en un callejón sin salida, aunque triunfe está en crisis.
¿Por qué AlJaberi?
P. Notamos que gran parte de tu crítica se dirige a AlJaberi, criticaste a Alàrawi, a Hasan Hanafi y Husain Morowa… pero tu crítica principal se dirigió a AlJaberi, ¿Cuál es el motivo?
R. ¿Por qué AlJaberi? Volveré primero a la estructura de mi psique que reconocí ya al inicio de este dialogo. Cuando leí a AlJaberi por primero vez, me sorprendió y me embrujó y lo erigí como un padre ideal y imaginé que me iba a abrir todos los tesoros de la Tradición y que me iba a guiar a la cueva de Ali baba. Lo digo con toda sinceridad y además lo escribí. Ocupó para mí el lugar de Sartre, de Marx y de Freud. Pero como siempre descubro que idealicé más de lo debido a este padre escogido. Cuando apareció el libro de AlJaberi «La formación del pensamiento árabe» fui de los primeros en leerlo, lo recogí directamente de la imprenta, y lo leí en el avión cuando emigré a Francia, y en un estado de inquietad como es habitual cuando uno emigra. Acababa de dejar Beirut para instalarme definitivamente en Francia. Escribí un ensayo sobre el libro que de acuerdo con el mismo AlJaberi fue lo mejor que se escribió sobre su libro. En aquel entonces estábamos de acuerdo y dije sobre su libro que no es solo un libro que forma, sino un libro que cambia, quién lo lee ya no vuelve a ser la misma persona de antes de leerlo. Hasta este punto aplaudí el libro. De hecho reconozco que me ha cambiado, en el sentido de que me obligó a penetrar en el campo de la Tradición, a bucear y nadar en el océano profundo y extenso de la Tradición, aquí se dieron varias casualidades por las cuales terminé descubriendo que la lectura que se da de la Tradición tampoco se ajusta a su realidad, es decir que emana de una falsa conciencia, aunque se pretende que tal lectura sea epistemológica. Mi primer choque con AlJaberi fue en relación con «Los Hermanos AlSafa». Estaba invitado a participar en una conferencia en uno de los países del Golfo, allí compré un libro con el conjunto de las Cartas de los Hermanos AlSafa teniendo en mente la cita que de ellos hace AlJaberi acusándoles de ser contrarios a la filosofía y a la razón aristotélicas, pero por falta de tiempo no la encontré. Pero de vuelta en el avión en un viaje que tarda 10 horas, volví a leer y releer el libro y encuentro que este grupo empieza en primer lugar a pedir a todos los lectores que antes de continuar la lectura deben de leer la filosofía y la razón de Aristóteles. Y añaden «Hermano del alma – así llaman a sus lectores – si no dispones de los textos para la razón y la filosofía de Aristóteles, nosotros te los facilitamos y los resumimos en siete cartas de acuerdo con el numero de libros que Aristóteles escribió sobre la Razón». Al final de la séptima carta se dirigen de nuevo al lector para decirle «Hermano del alma ahora que has terminado de leer a Aristóteles y ya tienes las llaves del conocimiento y la ciencia te invitamos a estudiar nuestra cartas». Entonces me ha sorprendido, por un lado, como se afirma que son contrarios a la razón y que habían reivindicado que el hombre no la necesita y, por el otro lado, me ha sorprendido que su reivindicación de la razón es dos siglos anterior a Averroes, así como su reivindicación de la armonía entre la teología y la filosofía, entre la razón y la teología. Su razonamiento se basaba en la decadencia de la Shariàa islámica y que la filosofía griega la depurará de sus enfermedades y que si la Shariàa y la filosofía se vuelven a unirse entonces el Islam puede resucitar de nuevo y evitará su muerte. Continué con la lectura hasta que encontré la cita de AlJaberi y me quedé extremadamente sorprendido. El titulo segundaria que había en la carta decía; «En la razón hay dos razones» y en el texto decía; «Hermano del alma, sepa que la razón son dos. Está la razón filosófica de la cual ya le habíamos hablado al principio de nuestros escritos y hay la razón verbal que Dios otorgó al hombre al haberle creado como animal hablante y que se guía por la palabra. Y sepa que esta razón verbal que es el instrumente de diálogo entre los pueblos y de su encuentro pero por muy necesaria que sea entre los humanos que al faltarle al hombre deja de ser hombre, no obstante, algunas almas sensibles pueden desprenderse de esta razón comprendiéndose entre sí sin esta razón, es decir entenderse a través del alma, de los ojos, de la comunicación intima». AlJaberi, sacó de contexto esta frase para llegar a la conclusión de que los Hermanos AlSafa son contrarios a la razón. Y, cuando descubrí lo contrario a través de un método de investigación casi policiaco, fue un gran choque para mí.
P. Antes de entrar en esta larga polémica con AlJaberi, que se alargó como cinco volúmenes y cubrió miles de páginas, suponga que la búsqueda de AlJaberi en la Tradición no era solo historiografía sino la conformación y la búsqueda en la Tradición tanto de la enfermedad como del remedio, entonces tú ¿te has alejado de esta pretensión? Hay quién te planteó que no se puede buscar las semillas del laicismo en la Tradición, así que no tiene sentido buscar la enfermedad y el remedio allí.
R. Posiblemente no he contestado de modo directo. Pero en uno de mis últimos libros, el volumen 4 que se editó bajo el título de «La demisión del pensamiento en el Islam» haya una confrontación con AlJaberi sobre lo conformación de la Identidad. ¿Qué es lo que ha querido AlJaberi con su proyecto de registrar el pensamiento árabe? Él recurrió a lo que yo llamo «la teoría del caballo de Troya». Cuando estudió la historia del pensamiento árabe islámico, – bueno, él lo llama el pensamiento árabe, descarta el término islámico para evitar ciertos apuros, y no se trata de pensamiento árabe sino pensamiento árabe islámico, escrito en árabe a la sombra de la hegemonía epistémica de la religión musulmana – plantea que hubo un acontecimiento central que se traduce en el paso de una época dorada representada en la civilización que perduró en los siglos octavo y noveno a otra época de decadencia en los siglos XIII, XIV y XV. ¿Cuáles fueron los causantes de ésta decadencia? AlJaberi lo achaca a un elemento exterior, a una infiltración en el campo de la cultura árabe – islámica que realizó su labor desde el interior destruyendo el desarrollo del pensamiento árabe islámico. Esto es exactamente lo que llamo la teoría del caballo de Troya. Él plantea que las corrientes hermenéuticas, gnósticas, gnósticas caldeas y el platonismo modernizado y orientalizado, etc. se han infiltrado a través de Harán y Alejandría. La labor de traductores facilitó la penetración que terminó con la demisión del pensamiento en el Islam. Esta teoría del caballo de Troya la rechazo. Debido a que nos permite encontrar el clavo donde colgar las causas de la decadencia del pensamiento árabe – islámico o mejor expresado, su ensimismamiento para penetrar el largo periodo de decadencia. Creo que esta larga decadencia es producto de un mecanismo interno que actuó desde el mismo pensamiento árabe – islámico y no desde el exterior, por consiguiente no podemos responsabilizar al «otro» de nuestra decadencia independientemente si llamamos a éste «otro», corrientes gnósticas, hermenéuticas o le llamamos Occidente, Israel o lo que se quiera llamarle. Estoy convencido que los procesos de avance o decadencia de cualquier civilización se realiza desde el interior de esta civilización y no se debe buscar la percha exterior donde colgar las culpas para justificar la demisión o ausencia del pensamiento sea en el caso de nuestra civilización o cualquier otra. Esta es la idea básica de mi libro «La demisión del pensamiento en el Islam». ¿Cómo fue esto para mí? La gran diferencia entre la época dorada y los siglos de decadencia estriba en que la civilización árabe – islámica nació y se conformó como una civilización concéntrica, hay que anotar que este término diferenciado lo tengo prestado de Spengler, de su libro «La decadencia de Occidente» que diferencia entre dos tipos de civilización; la civilización circular o la concéntrica y la centrífuga, es decir la que se lanza como la flecha hacia delante, superándose a si misma constantemente. Spengler observa que todas las anteriores civilizaciones eran concéntricas que giraban sobre si mismas, giraban sobre un punto central sin importar el nombre de este punto, sea la filosofía de Platón, la revelación cristiana o la musulmana, etc. En cambio la civilización occidental que en principio fue concéntrica pero rompió el circulo y se lanzó hacia delante como la flecha. Está en constante superación de si misma de modo tal que las demás civilizaciones se encuentran imposibilitadas de imitarla o alcanzarla. Para mi y partiendo desde este enfoque, veo que la civilización árabe – islámica es, efectivamente, una civilización concéntrica que partió desde un punto central; la revelación coránica, y ha ido ampliando la circunferencia no sólo por la vía de la expansión militar que la transformó en un gran imperio en el lapso de cincuenta años, sino que incluye, también, otros aspectos culturales alrededor de este núcleo. Empezó a aparecer primero la ciencia de la Interpretación, el círculo de la ciencia lingüística, el círculo del Fiqh (las leyes de la Shariàa),… Luego llegó la ciencia del discurso, y el círculo de la Filosofía. Lo que estoy diciendo es que es civilización concéntrica y no puedo ignorar el papel del centro, sino lo que digo es que fueron círculos que han ido girando sobre el centro, giraban alrededor de un texto religioso, incluso en los inicios, la revelación coránica era oral, y con ello ya estoy diferenciando el discurso coránico del texto coránico. La transformación de la tradición oral coránica en texto coránico…. tardó más de un siglo antes de que el Corán tomara su actual forma y se institucionalizara. Y como decía a partir de este punto se han ido construyendo los otros círculos; El discurso coránico, el Hadith, y luego la institucionalización de una teología islámica para hacer frente a la judía y la cristiana, y mas tarde la filosofía, las ciencias, la química, la mecánica, la medicina, las matemáticas, etc. Todas estas ciencias en sus inicios venían a responder a las necesidades de definir las obligaciones y herencias de los creyentes… incluyendo las matemáticas partía de este punto central religioso que se ha ido transformando en grandes y amplios círculos hasta que alcanzó su plenitud en el siglo X, que se le llamó el siglo de oro de la Civilización Árabe – Islámica. A partir de este momento la marcha atrás se inicia, los círculos empiezan a encogerse o mejor dicho empiezan a encoger o empequeñecer a los círculos, en el sentido de que primero declararon – y lo hizo Algazali – a la filosofía como una herejía, él mismo continuó con una fatwa declarando hereje a la razón, Ibn Timieh continuó el mismo camino y así se borró el círculo de la Filosofía que era el más importante en esta civilización. Más adelante se borró el círculo de la ciencia del discurso, para llegar a anular la teología. Esta labor la emprendió Almu’tazili, para que, a su vez, sea más tarde excomulgado por Alash’ari que a su vez él y sus seguidores fueron declarados herejes y fue prohibida la ciencia del discurso. Una fatwa decía que quién razona hierra para que otra diga que quién discursea hierra, si bien la teología islámica no fue prohibida pero si fue repudiada, para llegar más tarde a ir mermando la importancia de las ciencias naturales planteando que nuestra civilización es de naturaleza religiosa y no nos hacen falta las ciencias naturales. Ya en el siglo XIII empezaron a aparecer libros de la medicina del Profeta (basada en el Hadith) y ya se planteaba la no necesidad de la medicina de Galeno y que era suficiente la medicina del Profeta y se editaron un conjunto de dichos y hechos del profeta (Hadith) que presentaban milagros médicos y se continuó editando libros sobre esta rama de la medicina que incluso hoy en día todavía alguno que otro sigue en circulación. Esta reducción de la civilización árabe – islámica a dos circuitos estrechos; el de texto coránico y el del Hadith y el Fiqh anulando los demás es lo que nos llevó a la decadencia y el aislamiento. Es decir que la dinámica de la decadencia ha sido una dinámica interna al pasarse del principio de ampliar los circuitos al principio de estrecharlos y anularlos más tarde. Hoy en día el fundamentalismo religioso y el político no trata más que el punto central y quiere anular todo lo demás convencido de que es factible solucionar todo partiendo de este punto.
P. Si me tocara describir tus volúmenes sobre AlJaberi, diría como descripción semi policíaca, que se trata de una investigación, seguimiento, examen de las pruebas para terminar con la captura del criminal. La lectura de tus escritos, me permitió la relectura placentera de la filosofía árabe, y me parece que este aspecto de tus escritos es fundamental. Con el pretexto de AlJaberi planteas tu lectura e interpretación de la Tradición, pero antes de tocar este aspecto hay otro; en la respuesta que das a la propia investigación de AlJaberi que le dedicas centenares de páginas donde demuestras lo adulterados que son sus fuentes, sus errores epistemológicos, sus falsos planteamientos y algunas veces sus falsificaciones. ¿No crees que hayas consumido mucho tiempo en una operación que puede ser nada útil?
R. Efectivamente, aparenta no ser útil en el sentido que me consideré como un experto en explosivos y que si AlJaberi, tarda unos minutos en plantar una mina, yo tengo que pasar varias horas en desmantelarla. Esta es la lógica del desminado, pero nadie puede caminar en un campo minado si no hace el desminado antes. Esto es imprescindible para reconstruir. Pero la verdad es que la finalidad no es sólo AlJaberi, creo y lo declaro; la Inteligencia actual árabe en una gran proporción no es lo que pretende, es como la descripción que Marx hace de una parte del proletariado cuando lo describe come miserable. Yo afirmo que gran parte de la inteligencia árabe es miserable al mismo tiempo que afirmo que yo mismo formo parte de esta miseria y no me declaro inocente. Es la miseria de una inteligencia la que permite erigir a AlJaberi como maestro del pensamiento y como reconocí al principio yo hice esto. Entonces de lo que se trata es de poder liberarse de ahora en adelante para que no se repita el crimen; testigos falsos, lanzar afirmaciones y juicios sin pruebas reales, basarse en planteamientos de varios orientalistas sin mencionar las fuentes y presentarlos como suyos. Todas estas maquinaciones a las que recurrió AlJaberi no son más que parte de esta miseria. Con toda sinceridad afirmo que si juzgo a AlJaberi, en realidad me estoy juzgando a mi mismo, al menos juzgo parte de mi pasado. Si no hubiese pertenecida a esta misma inteligencia no me habría engañada con AlJaberi como fue en mis primeros escritos sobre él. Por lo tanto se trata de algo básico; se trata de reconstruir la conciencia, reconstruir la identidad y concluir la propia autocrítica y de nuevo le digo a AlJaberi; gracias en la medida que me obligo a reconstruir mi propia cultura.
P. Si recapitulamos sobre lo que has querido someter a los intelectuales árabes…
R. y a mi mismo
P. y a ti mismo, si consideramos que toda esta labor de investigación contiene una cierta obsesión – sin dejar de anotar que el placer de su lectura nace de aquí – este aspecto me ha hecho preguntar, ¿acaso al poner en evidencia las trampas de AlJaberi, no estarías defendiendo la Tradición frente a la lectura de AlJaberi…?
R. Lectura alejada de la realidad.
P. Si en todo esto hay algún escándalo es el de AlJaberi, el de su superficialidad, con sinceridad es lo que planteas en tu primer volumen, dónde se aclara que no sólo había falsificaciones sino, también, ignorancia. De todos modos, parece como defendieras a la Tradición frente a AlJaberi. ¿El hecho parece que no le devuelve su valor a la Tradición solo, sino que la erige como un nuevo padre?
R. Si y no, como ya te había dicho, el investigador por muy objetivo que sea no trabaja con absoluta inocencia investigativa. Todo investigador actúa en base a una concreta estructura de la psique, además yo no creo que el concepto de defender la Tradición sea un objeto verdadero del conocimiento, o de la epistemología. La defensa es una toma de posición, e incluso el ataque es una toma de posición ideológica. Lo que necesita la Tradición es una investigación objetiva, epistémica, leerla con el ojo del conocimiento y no ideologizarla, no atacarla y menos defenderla. Leerla como leemos la astronomía. Obviamente no es posible liberarnos de nuestros sentimientos, no podemos, en términos objetivos, ser absolutamente objetivos como en el caso de la matemática y la química. Considerando a la Tradición como sujeto de la ciencia, la ciencia humanística, veremos que el hombre realiza esta ciencia con sus sentimientos e intimidades, no la puede realizar con una objetividad completa, asumámoslo con sinceridad, siempre se hace el esfuerzo de reprimir una inclinación hacia este lado o el otro, esto no puedo negarlo. Pero volviendo a tu planteamiento del esfuerzo policiaco en mis investigaciones te diré que un día terminé de leer un libro de un escritor marroquí judío, Mas’ud AlSabah sobre los secretos del Éxodo en la Tora, contiene sorprendentes revelaciones sobre los orígenes faraónicos de la religión judía. Parece como si no existiera la religión judía, sino como continuidad de la religión monoteísta de Aknatón. Basó su investigación en el conocimiento de la antigua lengua copta y un gran cúmulo de hechos históricos. Mi mujer, y ella es novelista, lo leyó y le fascinó y me comentó que lo había leído como si fuera una novela policíaca. Me comuniqué con el autor para pedir su autorización para traducirlo, me respondieron que se encuentra enfermo de cáncer. Pero, más tarde, él se comunicó desde el hospital para decir que se siente sumamente feliz por la traducción que posiblemente sea el toque final de su vida, pero antes de terminar me pidió mi opinión, dónde me precipité para transmitirle la opinión que expresó mi mujer de que lo habíamos leído como si fuera novela policíaca. Me di cuenta de que probablemente le estoy hiriendo, quise rectificar pero él me contestó muy alegre que esto es una perfecta descripción de su libro y cuando me vio sorprendido me preguntó ¿Qué es una novela policíaca?, le contesté que es la que busca al asesino, al criminal, me corrigió diciendo que no es así, sino que es la que busca la verdad. En este sentido te puedo afirmar que mi libro es una búsqueda de la verdad y yo soy obsesionado de esta búsqueda aunque cueste un gran esfuerzo tanto para mí como para mi lector.