Mientras que las calles de Argentina viven la cuarta huelga general en este último mandato, Mauricio Macri recibe el premio Global Citizen ante un público integrado por más de 400 líderes mundiales.
Macri en la reunión del G20 en Argentina.
En momentos en los que se acrecenta el descontento del pueblo argentino, el presidente Mauricio Macri viajó a los Estados Unidos. En Nueva York prosiguió las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para revisar el ya obsoleto y reciente acuerdo firmado en junio, habló ante la Asamblea de la ONU y fue condecorado por su liderazgo. Mientras tanto, tras la huelga del 25 de junio contra el acuerdo del FMI, una masiva huelga general paraliza el país. La cuarta realizada durante su mandato de poco más de dos años y medio.
LAS FALACIAS DE MACRI: LA «POBREZA CERO»
El 20 de septiembre, durante su discurso ante la 71ª Asamblea General de las Naciones Unidas, Macri reiteró su objetivo de avanzar hacia la «pobreza cero», lo cual se halla en total contradicción con su propia política y los mandatos del FMI a un país como Argentina, exportador de alimentos y nuevamente azotado por la hambruna. Un país en el que hay 11 millones de pobres según el Instituto Nacional de Estadística (INDEC). Por otro lado, en plena crisis financiera, el pasado mes de agosto el gobierno macrista optó por la compra de cinco aviones de combate Super-Étendard a Dassault Aviation por 12 millones de euros.
Más tarde, en su discurso, Macri declara imperturbable ante sus propias contradicciones, que «Argentina hace del empoderamiento de la mujer una política de Estado.» Como si con esta declaración se pudiera olvidar el voto en contra de la legalización del aborto en el Senado a principios de agosto. Las mujeres siguen arriesgándose a ser condenadas a una pena de entre uno a cuatro años de cárcel por abortar ilegalmente, es decir, por cualquier aborto, salvo en casos de violación, riesgo de muerte o de perjuicio para su salud. En América Latina sólo Cuba y Uruguay permiten la interrupción voluntaria e incondicional del embarazo, a los que hay que añadir el Estado de México.
EL PREMIO DE LA VERGÜENZA
Como el actual Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, el año pasado, Matteo Renzi en el 2016, el multimillonario presidente ucraniano, Petro Porochenko, o el presidente colombiano Juan Manuel Santos, Mauricio Macri ha sido distinguido por su liderazgo con el premio «Global Citizen Awards» otorgado por el think tankestadounidense denominado Consejo Atlántico (The Atlantic Council). Meses antes, George W. Bush había sido galardonado por ese «grupo de expertos» con el distinguido premio International Leadership, al mismo tiempo que el CEO de Starbucks, Howard Schultz.
En un artículo del New York Times de septiembre del 2014, se informaba que este Consejo Atlántico recibía donaciones desde 2008 de más de veinticinco gobiernos, además del de los Estados Unidos. Según su último informe anual, actualmente este grupo recibe múltiples donaciones, de las cuales las más importantes provienen del Departamento de Estado de los Estados Unidos, los Ministerios de Defensa de Lituania o de Noruega y también de varias empresas como el HSBC, las compañías de armamento Lockheed Martin y Thales, de las petroleras Chevron, BP, Abu Dhabi National Oil Company, Tüpras y Exxon Mobil, del famoso bufete de abogados Baker McKenzie, del fondo de inversión Blackstone, como así también de Airbus, Ford y Google.
Macri recibe el premio de los Global Citizen Awards, que ya fue otorgado al Primer Ministro de Canadá, a Matteo Renzi o al multimillonario presidente ucraniano, Petro Porochenko
Macri recibe el premio de los Global Citizen Awards el 24 de septiembre de 2018, en el Cipriani, famoso restaurante neoyorquino en el 55 de Wall Street, ante un público integrado por más de 400 líderes mundiales, seleccionados para asistir a la novena edición extremadamente selectiva del Consejo Atlántico. Adrienne Arsht, exbanquera filántropa y vicepresidenta del Consejo Atlántico, se entusiasma: «Empecemos con una confesión: estoy enamorada del presidente Macri. Esta noche, honramos al Presidente Macri por su liderazgo…». El presidente argentino, transformado en la estrella del momento, sube al escenario y declara sonriendo: «Debo confesar que con Christine ya hemos iniciado hace unos meses una gran relación, que espero que funcione muy bien, y que llevará a todo el país a enamorarse de ella». En la sala se oyen las risas de los miembros de la alta burguesía, algunas miradas se dirigen hacia la mesa en la que Christine Lagarde -que también había sido nominada en el 2011- comparte la cena con el presidente argentino, Juliana Awada, su esposa, Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras personalidades. Eufórico, Macri ensayará algunos pasos de baile con Adrienne Arsht justo antes de la foto de familia, bajo la mirada divertida de Klaus Schwab, fundador del Foro Económico de Davos.
Esta declaración de amor en el ámbito de la aristocracia global podría hacer soñar a más de uno o una si no fuera surrealista e incapaz de borrar la conflictiva relación existente entre la institución de Washington y la Argentina. Como prueba de esta incompatibilidad, en ese mismo espacio de tiempo, Argentina se encontraba nuevamente paralizada por una huelga general, la cuarta bajo el mandato de Mauricio Macri. En la capital y las principales ciudades del país no funcionan los metros, los autobuses ni los taxis, se cancelaron todos los vuelos hacia y desde Argentina, las administraciones, los bancos y la mayoría de los comercios permanecen cerrados como señal de protesta contra el FMI. Se trata de una movilización histórica en este país de 41 millones de habitantes; hay manifestaciones multitudinarias y se cumple la huelga general durante dos días, el 24 y el 25 de septiembre. En las pancartas de las primeras filas de las marchas se lee claramente: «No al FMI», «No al ajuste».
EL BANCO CENTRAL AL SERVICIO DEL FMI
El 25 de septiembre pasado, sólo tres meses después de haber sido nombrado Gobernador del Banco Central, Luis Caputo renuncia a su cargo. Este ex agente financiero del JP Morgan y del Deutsche Bank será reemplazado por Guido Sandleris, el viceministro de Economía. Caputo habría tenido diferencias con la institución de Washington. Según Alejandro Vanoli, Gobernador del Banco Central de la República Argentina durante el mandato de Cristina Fernández de Kirchner: «Macri lo sacrificó en Nueva York en el altar del FMI porque había cometido el pecado de intervenir en el mercado de divisas sin autorización. Los funcionarios son ahora obedientes a un FMI que tiene pleno control sobre la política económica».
Luego del anuncio de la dimisión de Caputo, el 25 de septiembre el peso perdió 3,4% de su valor y en sólo dos días el dólar subió 6,2%, haciendo que el peso registrara un nuevo récord depreciativo de 41,88 pesos por dólar.
EL LASTRE DEL PRÉSTAMO DEL FMI SE VUELVE MÁS PESADO
A los dos días de la celebración del Consejo Atlántico, tan animada por risas y charlas, y un día después del cambio de mando en el Banco Central, el FMI otorgó a la Argentina el mayor préstamo de su historia. Sacudido por una grave crisis económica el país obtiene del FMI 7.100 millones de dólares adicionales y una aceleración del calendario de desembolsos. Así pues, el préstamo de 50.000 millones de dólares concedido en junio, ahora totaliza 57.100 millones de dólares repartidos en tres años. Desde Nueva York, Nicolás Dujovne, ministro de Economía de Argentina, declara : «Los pagos previstos para el resto de 2018 y 2019 aumentan en 19.000 millones de dólares». Para finales de 2018, la Argentina recibirá 13.400 millones de dólares en vez de los 6.000 previstos inicialmente en el primer acuerdo concertado en junio, además de los 15.000 millones ya desembolsados; para 2019, Buenos Aires podrá contar con una provisión de 22.800 millones de dólares, en vez de los 11.000 millones y los 5.900 millones previstos para el 2020 y el 2021. La deuda argentina en dólares está aumentando muy peligrosamente y, a pesar de este nuevo acuerdo, la depreciación del peso argentino continúa. Aun así, el presidente Macri nos asegura que «no hay riesgo de que Argentina no pague» su deuda, como ocurrió durante la crisis económica de 2001. Mientras tanto, para pagar la deuda a los acreedores, la pobreza se extiende como un reguero de pólvora y el gobierno le pide a la Iglesia que intensifique la distribución de alimentos en los barrios pobres…
Traducido por Marina Almeida.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/argentina/austeridad-macri-fmi-premio-global-citizen